El dinero no es sólo dinero, en el sentido de que, por mucho que lo necesites, en algunas ocasiones aceptarlo o rechazarlo es una cuestión más de estrategia que de liquidez. Sobre todo porque tienes que decidir si quieres vender tu empresa dos años después de montarla o que siga en el mercado dentro de una década y, además, esté presente en, no sé, ¿20 países?