Es curioso como el comercio electrónico ha recuperado a los clientes del comercio tradicional, ha rescatado a los clientes de compras en grupo, ha seducido a los clientes de los clubes exclusivos, pero no se había fijado en la hermanastra más fea de Cenicienta: la venta por catálogo (un negocio poco desarrollado en nuestro país más allá del textil).