Cada individuo es un mundo, pero es imposible negar que los miembros de cada generación suelen tener algunos rasgos similares entre sí y que los diferencian de otras generaciones.
Por ejemplo, los expertos saben que la forma de comprar en internet de un baby boomer es diferente del comportamiento de alguien de la Generación Z, como contábamos en este artículo.
Igualmente, los emprendedores de cada generación presentan distintas fortalezas y debilidades a la hora de cara dirigir sus proyectos empresariales.
Por ejemplo, el club de empresarios Elevare88 señala que los baby boomers priorizan la estabilidad y la experiencia, mientras las personas de la Generación Z impulsan la disrupción digital. Y entre ellos está la Generación X, que actúa con resiliencia y sentido práctico; y los millennials, que combinan propósito social con tecnología.

¿Cómo son los emprendedores de cada generación?
“Comprender estas dinámicas generacionales se vuelve así una herramienta indispensable para construir empresas no sólo eficientes, sino también profundamente resilientes y humanas”, indica el club de empresarios. Y para ayudarnos a entenderlo, ha identificado las fortalezas y debilidades de cada segmento de edad como emprendedores.
Baby Boomers
Elevare88 incluye en este grupo a los nacidos entre 1946-1964. “Este segmento posee una experiencia consolidada y una amplia red de contactos forjada a lo largo de los años. Además, suelen adaptarse mejor a los cambios económicos históricos, lo que puede contribuir a una mayor estabilidad del negocio”, destaca.
Por el contrario, advierte que algunos de estos emprendedores pueden ofrecer “cierta resistencia en torno a la adopción de nuevas tecnologías, menor familiaridad con el entorno digital y las estrategias de marketing online”.
Además, su experiencia y su saber estar hace que tengan cierta dificultad para delegar y ceder el control, “lo que puede repercutir negativamente en su bienestar y, por extensión, en el de su negocio”.
Generación X
Es el segmento de emprendedores que tienen actualmente entre 45 y 60 años. “Este grupo se caracteriza por su resiliencia y pragmatismo, forjados en periodos de cambio significativo. Muestran una gran independencia y autosuficiencia, lo que les permite desenvolverse en entornos complejos sin demasiados problemas. Su adaptabilidad a diferentes entornos laborales es notable, y a menudo logran un equilibrio entre la vida personal y profesional”, recalca Elevare88.
Pero también tienen algunas debilidades como emprendedores. “Su deseo de mantener el control puede llevarlos a la sobrecarga de trabajo. Asimismo, pueden mostrar cierta reticencia a adoptar estructuras empresariales menos jerárquicas, prefiriendo modelos más tradicionales”.
Millennials
Entre ellos se incluyen los emprendedores nacidos entre 1981-1996. El club de empresarios reseña que esta generación, que creció en la revolución tecnológica, ve el mundo laboral como dinámico e incierto. “La crisis de 2008 marcó a los millennials, que no consideran el empleo como estable ni definitivo. Esto los hace menos comprometidos con una sola empresa y más propensos a cambiar o emprender. Su actitud es más innovadora y flexible que la de generaciones anteriores. Son colaborativos, creativos y valoran la flexibilidad laboral”, detalla Elevare88.
En el lado opuesto, considera que “su impaciencia por obtener resultados rápidos puede ser un punto débil”. Además, indica que “pueden carecer de experiencia en la gestión de equipos grandes y en la navegación de estructuras empresariales tradicionales, y a menudo requieren validación y retroalimentación constante”.
Generación Z
Incluye a los emprendedores más jóvenes, que ahora tienen menos de 28 años de edad. “Es la primera generación de nativos digitales, lo que les confiere una fluidez innata en redes sociales y nuevas plataformas. Poseen una mentalidad global y diversa, lo que los hace abiertos a nuevas ideas y perspectivas. Su creatividad e innovación son fortalezas clave en la resolución de problemas, y tienen un fuerte deseo de autonomía”, desgrana el club de empresario.
En cuanto a sus debilidades, destaca su menor experiencia en el mundo laboral formal, que puede requerir una mayor necesidad de mentoría y una estructura clara. Además, señala que “pueden tener cierta dificultad para mantener el enfoque en tareas a largo plazo, dada su exposición constante a estímulos rápidos”.