
Andrés Casado Güell
Abogado área Litigación y Arbitraje. AGM Abogados
Prevenir la morosidad: una inversión estratégica para las empresas
Este experto habla sobre la prevención de la morosidad, con recomendaciones prácticas para reducir el riesgo de impago en contratos mercantiles

La morosidad es uno de los principales retos para las compañías, especialmente en entornos de incertidumbre económica. Un solo impago puede comprometer la liquidez y generar costes adicionales.
Además, los procedimientos judiciales para reclamar una deuda pueden prolongarse durante meses o incluso años, debido a la saturación de los juzgados.
Durante ese tiempo, la empresa no solo sigue sin cobrar, sino que asume gastos de abogados, procuradores y otros profesionales.
En ocasiones, incluso tras obtener sentencia favorable, el deudor puede encontrarse en situación de insolvencia o haber solicitado la declaración de concurso de acreedores, lo que dificulta el cobro.
Por ello, expertos recomiendan priorizar la prevención frente a la reclamación. Invertir en medidas preventivas antes de contratar es más económico y eficaz que afrontar un pleito largo e incierto.
Tres prácticas clave para reducir el riesgo de impago
1. Auditar al cliente antes de contratar
Antes de firmar un contrato, es fundamental comprobar la solvencia del cliente. Las sociedades están obligadas a depositar sus cuentas anuales en el Registro Mercantil, lo que permite acceder a información financiera relevante.
Consejo
Solicitar las últimas cuentas anuales y referencias comerciales. Si el cliente se niega a facilitar información o no deposita sus cuentas, es una señal de alerta.
2. Pactar métodos de pago seguros
La normativa permite pactar libremente las condiciones de pago entre empresarios. Algunas opciones recomendadas:
- Pago al contado antes de la entrega.
- Anticipado parcial (por ejemplo, 30 % al firmar y el resto a la entrega).
- Plazos cortos y claros para reducir riesgos.
3. Exigir garantías adicionales
En contratos de alto valor o con clientes de solvencia dudosa, se aconseja incorporar garantías como avales personales, avales bancarios, seguros de caución o garantías reales. Estas medidas permiten reclamar a terceros o ejecutar bienes en caso de impago.
Conclusión
Prevenir la morosidad es clave para la estabilidad financiera. Auditar al cliente, pactar condiciones seguras y exigir garantías son prácticas recomendadas para reducir riesgos y evitar costes futuros.
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