Una ronda de financiación Serie A es la primera ronda importante de inversión de capital de riesgo que recibe una startup después de la ronda semilla (seed round). En esta etapa, la startup busca capital para escalar su negocio, expandir su equipo, desarrollar su producto o servicio y empezar a generar ingresos de manera más consistente
Según Crunchbase, una de las mayores bases de datos globales de startups, en España, menos de un 15% de las startups que levantan capital semilla alcanza luego el hito de cerrar una Serie A.
La ‘tasa de graduación’
En el caso de fondos que invierten en etapas tempranas, la proporción de compañías invertidas que levantan exitosamente una ronda posterior es un indicador muy relevante, conocido en el argot como ‘tasa de graduación’.
La mortalidad en etapas tempranas es muy alta, como señala, entre otros, el informe Spain Ecosystem Report, elaborado por Dealroom en colaboración con BBVA, según el cual el 25% de las startups no llega a cumplir su primer año de vida.
También el Observatorio Startup de la Fundación Bankinter incide en la idea de Crunchbase al recalcar que el pasado año “disminuyeron las operaciones en etapas semilla y Serie A, siendo las mayores apuestas de los fondos de inversión las rondas Serie B, C y ‘growth’ evidenciando que aquel venture capital que detecta en las fases tempranas a las startups que alcanzarán las etapas de crecimiento, serán las que se lleven ‘el gato al agua’.
El caso de Samaipata
El fondo paneuropeo de Samaipata, impulsado por el emprendedor José del Barrio, presume de ser una excepción a la tendencia.
Su primer vehículo (Samaipata I, 2016) alcanzó una tasa de graduación del 80% y apunta a ofrecer retornos atractivos para sus inversores. El segundo fondo (Samaipata II, 2020), con apenas cinco años de recorrido, ya supera el 60% de graduación a Serie A. Una señal adicional que revela el éxito de las inversiones del fondo español es, precisamente, que firmas internacionales de primer nivel, como Accel, Creandum o Index, han liderado las rondas Serie A de estas compañías.
“Que un 70% de las compañías de nuestro portfolio hayan levantado una Serie A con fondos internacionales de renombre nos confirma que vamos en la dirección correcta y que el mercado valida nuestras decisiones de inversión”, declara Luis Garay, partner de Samaipata.
Esta realidad se da en un contexto en el que el ecosistema tecnológico español sigue ganando tracción en Europa. El informe Spain Tech Ecosystem Report 2025 pone de manifiesto que el valor total de las startups españolas ha superado por primera vez los 110.000 millones de euros, lo que supone duplicar su tamaño desde 2020, y podría cerrar 2025 en 112.000 millones.
La cifra, igualmente, se sitúa por encima de las previsiones lanzadas el pasado año. La inversión en startups en España, en lo que va de año, asciende a 1.950 millones de euros y ya supera el importe acumulado en todo el 2024, que se situó en 1.900 millones de euros. Según el informe, un volumen “importante” que coloca a España como la cuarta plaza europea en estos registros.
¿Cómo medir el éxito de un VC?
Estos indicadores ofrecen una perspectiva mucho más sofisticada del desempeño intermedio de los fondos en etapas tempranas que otras, las cuales suelen atraer más atención del mercado por su disponibilidad, pero que pueden resultar profundamente engañosas.
Luis Garay explica que “una de las métricas más utilizadas es el volumen de activos bajo gestión. Se tiende a asumir que cuanto mayor es el tamaño de un fondo, mejor debe ser. Pero esto es incorrecto. Esta métrica favorece a fondos que invierten en etapas tardías, donde se requieren tickets más grandes, y a aquellas gestoras que tienen varios fondos simultáneamente con estrategias de inversión diferentes. En EE.UU., de hecho, se está hablando cada vez más del auge de firmas cuya prioridad es acumular activos bajo gestión para maximizar los ingresos vía comisión. Este modelo pierde alineamiento con el objetivo de maximizar retornos para los inversores”.
Así mismo, es común encontrar en los medios centrados en información sobre el emprendimiento listados o rankings que destacan a los fondos en relación al número de operaciones realizadas. Un fondo focalizado en etapas pre-seed, por su naturaleza, tiende a hacer más inversiones que uno especializado en etapas más tardías, y esto no es representativo del desempeño.
Cantidad vs calidad
También es relevante mencionar, en palabras de Luis Garay, que “hay fondos cuya estrategia no pasa por liderar rondas, sino por acompañar como followers tomando participaciones mínimas que demuestran poco skin in the game. Esto les permite entrar en muchas compañías, inflando su número de operaciones, pero con menor proactividad en el apoyo a los fundadores”.
Entonces, si los retornos no se conocen y las métricas sustitutivas tienden a inducir a error: ¿Cómo se puede evaluar el rendimiento de un fondo en sus primeros años? Partiendo de los datos recogidos en Crunchbase, una de las métricas que mejor responde a esta pregunta es el porcentaje de graduación; es decir, el porcentaje de compañías de la cartera de un venture capital que ha conseguido acceder a la siguiente fase de financiación, donde la startup debe demostrar unos ritmos de crecimiento ambiciosos y funcionamiento en el mercado al que se dirige, con el potencial de alcanzar una escala suficiente para generar retornos extraordinarios al fondo.
En cualquier caso, la tasa de graduación tampoco está exenta de limitaciones: hay compañías excelentes que no se gradúan por razones coyunturales, y no todas las graduaciones son iguales. Los términos de la ronda importan. Además, la métrica no tiene en cuenta el recorrido posterior ni las siguientes rondas. Aun así, ofrece una señal temprana, objetiva y comparativa sobre el rendimiento de un fondo.