Han pasado 13 años años desde que José del Barrio y su entonces compañero en PwC Iñigo Juantegui decidieron abandonar el mundo de la consultoría para emprender su propio proyecto: La Nevera Roja, una de las primeras plataformas nacionales de reparto de comida a domicilio.
Hoy ya no están juntos. Tras vender el negocio cuatro años después de su fundación, los socios decidieron seguir por la senda emprendedora, pero por separado. Ahora, Juantegui está al frente de Ontruk, además de colaborar con startups como Idoven, mientras que José del Barrio capitanea, como socio fundador, Samaipata, un fondo de venture capital al que considera su segundo proyectos emprendedor.
De esto y otros asuntos habla en esta entrevista.
EMPRENDEDORES: ¿Cómo te dio por hacerte inversor?
JOSÉ DEL BARRIO: Después de cuatro años como emprendedor, tenía claro que quería seguir conectado con el mundo tecnológico y en contacto con el talento asociado al mismo. Junto a Eduardo Diez-Hochleitner (ex-presidente de Másmovil) fundé Samaipata, fondo de venture capital que invierte en negocios digitales con efectos de red en etapas tempranas. Hasta el momento, hemos respaldado a 38 startups europeas a través de dos fondos de inversión que suman más de 150 millones de euros de activos bajo gestión y contamos con dos éxits sonados como el de Deporvillage, en España, y Foodchéri, en Francia.
EMP.: ¿En qué consiste la plataforma Founder Success?
J.d.B.: Somos un fondo creado por emprendedores y, como tal, queremos brindar apoyo a los fundadores en los que invertimos, yendo más allá del aspecto económico. Para ello, hemos creado la plataforma Founder Success, diseñada para maximizar el éxito de nuestro portfolio.
La plataforma proporciona acceso a una comunidad de mentores expertos en áreas críticas de operaciones de negocio con profesionales destacados de empresas como N26, Blablacar o Hugging Face, entre otras. Además, también apoyamos en la captación de potenciales clientes, nuevos inversores y en el desarrollo personal de los fundadores a través de sesiones de coaching y de nuestro evento anual The Hive Summit.
Este tipo de plataforma es pionera en España y aún está poco consolidada en los VC españoles. Es un proyecto costoso que requiere un cierto tamaño de activos bajo gestión para ser viable. No hay tantos fondos que combinen esa masa crítica necesaria con una especialización en etapas tempranas. Además, tenemos un enfoque internacional. Nuestro objetivo es invertir en compañías con el potencial de convertirse en líderes a escala continental o global. Por ello, vemos fundamental tener un enfoque paneuropeo que nos permite extraer sinergias a través de las distintas regiones, especializarnos y ser buenos compañeros de viaje para startups locales con ambición de internacionalización.
EMP.: ¿Cuál es tu peor recuerdo como emprendedor y como inversor?
J.d.B.: Como emprendedor, el peor momento lo viví a los pocos meses de fundar la empresa, cuando decidimos que el tercer cofundador no encajaba en el equipo y debía salir. No pude comer ese día. En cuanto a mi experiencia como inversor, viví mal el cierre de una compañía del portfolio. Luego entiendes que es parte de este deporte del venture capital, pero las primeras son duras.
EMP.: ¿Les das algún consejo a los emprendedores con los que trabajas que te hubiese gustado recibir a ti?
J.d.B.: Que presten mucha atención a la parte humana desde el principio. A la relación con el equipo, los cofundadores, inversores etc. Algo a lo que en los primeros años yo no presté toda la atención que debía. Por suerte mi socio Íñigo Juantegui era especialmente bueno en eso y también algunos de nuestros primeros inversores; aprendí mucho de ellos.
EMP.: ¿En qué ha cambiado el mundo del emprendimiento desde que montasteis La Nevera Roja al momento actual?
J.d.B.: El panorama ha cambiado radicalmente. Desde el punto de vista de la inversión, siempre cuento que en 2010 podías visitar a todos los inversores en startups del país en una mañana. El coste de oportunidad profesional era mucho mayor y la actitud hacia el emprendimiento de la sociedad, los empleados y los clientes era muy diferente a la actual.
En aquel momento, pensando en retrospectiva, había muchas oportunidades muy interesantes para emprender en tecnología en España. Sin embargo, era complicado atraer los recursos necesarios para plantear proyectos muy ambiciosos o punteros a nivel tecnológico. Hoy en día, los emprendedores españoles tienen acceso a un conocimiento, talento, recursos e inversión de primer nivel para construir compañías con ambición global. La parte negativa es que la competencia es mucho mayor, el listón está mucho más alto.
EMP.: ¿Y en qué te fijas para apostar por ellos?
J.d.B.: Equipo, métricas y estrategia.
EMP.: ¿Te consideras mejor como emprendedor o como inversor?
J.d.B.: Yo considero Samaipata mi segundo proyecto emprendedor a todos los efectos. Estamos construyendo una gestora de venture capital internacional con una propuesta de valor diferenciada hacia nuestros emprendedores y nuestros inversores. Esto conlleva retos de atracción de capital y talento y construcción de producto parecidos a los que afronté en mi fase puramente emprendedora.
Es cierto que el negocio de la inversión es algo más reflexivo y diversificado que una startup joven. Pero creo que mi experiencia emprendedora es un pilar fundamental de mi identidad como inversor, tanto a la hora de elegir proyectos como de darles apoyo.
EMP.: ¿Es un chollo ser inversor en España?
J.d.B.: España no cuenta en absoluto con un marco legal y fiscal ventajoso a nivel internacional. La Ley de Startups ha mejorado algunos aspectos, pero se ha quedado muy lejos de resolver otros críticos. Por ejemplo, la remuneración en acciones. En España, en general, falta mentalidad de capitalista, entendido como aquel que busca lucrarse comprometiendo su capital en un proyecto a largo plazo. En el caso tanto del emprendimiento como de la remuneración en acciones a empleados, hablamos de capital humano, el más valioso que tiene la mayoría de la gente, especialmente, los jóvenes.
EMP.: Además de emprendedor/inversor, eres padre de familia numerosa. ¿Cómo se concilia eso?
J.d.B.: Intento marcar momentos de calidad con mi familia. Por ejemplo, a pesar de los diferentes compromisos y viajes, procuro desayunar con mis hijas cada mañana, pasar tiempo con ellas antes de su hora de dormir o dedicar los fines de semana a hacer actividades en familia. Aún así, siempre tengo la sensación de que me gustaría hacer más y estoy siempre en busca de ese equilibrio perfecto que no existe.