Roberto Quintero, fundador de Cinemagic, creció rodeado de películas y proyectores, ya que su padre tenía un negocio familiar que se dedicaba a la explotación de un par de salas de cine. Fue precisamente su progenitor quien plantó la semilla de lo que hoy se ha convertido en un fructífero negocio, no sólo en el plano económico sino también social, cuando le dijo a su hijo que la industria del cine era cíclica y que los cines locales volverían a tener mucho éxito.
Así, en 1998 y con una inversión de 294.000 euros, Quintero fundó Cinemagic: “En México existen unas 230 ciudades sin cines y sin ninguna opción de entretenimiento. Queremos atender a las comunidades desatendidas que no han sido tomadas en cuenta por las grandes cadenas nacionales”, explica Quintero, que abrió su primera sala en una pequeña comunidad de Veracruz en 2000. Poco a poco le siguieron otras salas (ya cuenta con 50 y prevé abrir otras 300 más) y en 2008 se unió a él Pepe Irigoyen, que había trabajado en el Volkswagen Bank con la visión de crear una gran compañía, no sin antes analizar en profundidad el mercado. Cuando lo hicieron descubrieron que las razones por las que los mejicanos iban menos al cine que en otros países era, bien porque no contaban con los recursos económicos suficientes o porque no había salas en las poblaciones con menos de 150.000 habitantes.
Responsabilidad
“Llevamos a las pequeñas comunidades cines con altos estándares de calidad y servicio y estrenos, y contamos con proveedores locales”. Y es que para Cinemagic es muy importante implementar estrategias de responsabilidad social. De hecho, en 2008 la empresa recibió el distintivo de Empresa Socialmente Responsable. En 2010, fue seleccionada como Emprendedores del Año y por la revista Entrepreneur como Negocio Millonario, no en vano cerraron 2010 con ingresos de algo más de 3 millones de euros y esperan lograr un crecimiento acelerado para este año.