La salud mental de los trabajadores es más importante que nunca en 2023. En un entorno laboral donde el estrés y la ansiedad por el trabajo puede causar graves problemas de productividad en tu empresa, contar con un plan para proteger a la plantilla es un aspecto que puede marcar la diferencia, con grandes beneficios para empleados y emprendedores.
En este sentido, según la Organización Mundial de la Salud, el 15% de los adultos en edad laboral padecen algún problema de salud mental, y cada día se pierden 12.000 millones de horas de trabajo debido a trastornos como la depresión o la ansiedad. Se trata de un problema que podría agravarse durante las primeras semanas del año, por lo que no conviene descuidar el fomento de los buenos hábitos entre los trabajadores.
«Tras las vacaciones de Navidad, es normal que muchos se sientan un poco decaídos en esta época del año y tengan dificultades para adaptarse a la vuelta al trabajo. Algunos pueden haber sufrido presiones familiares y económicas durante el periodo festivo, ya que los hogares tienen que hacer frente al aumento de las facturas de la luz, las hipotecas y la inflación», explica Rodrigo Rodríguez-Fernández, asesor global de Salud, Bienestar y Salud Mental de International SOS, una empresa especializada en este tipo de cuestiones.
Para ayudar a que la salud mental no se convierta en un problema en tu negocio, desde la compañía han preparado una lista con cinco consejos que te pueden ayudar a prevenir y abordar las situaciones donde tus empleados pueden sufrir más.
5 consejos para proteger la salud mental de tu plantilla como emprendedor
Crear una cultura emocionalmente abierta y que fomente la comunicación. “Las empresas deben crear un espacio seguro para que los empleados hablen de su salud mental y su bienestar, animándoles a hablar si se sienten abrumados o con dificultades”, explican desde International SOS.
Promover el autocuidado: proporcionar recursos sobre prácticas de autocuidado como el ejercicio, la alimentación sana y las técnicas de gestión del estrés. Permitir y animar a los empleados a hacer pausas regulares dentro de la jornada laboral para tomar aire fresco y estirarse.
Proporcionar flexibilidad en términos de horarios de trabajo y ubicación para ayudar a los empleados a equilibrar su vida laboral y personal en función de las necesidades individuales. En este sentido, fórmulas como la de los horarios asíncronos podrían ser interesantes en empresas de determinados sectores.
Asegurarse de que los empleados sepan que no están solos. “Animarles a hacer uso de cualquier recurso y apoyo de salud mental disponible, como asesoramiento o programas de asistencia para empleados”, explican desde la compañía.
Formar a los jefes de equipo en bienestar o en primeros auxilios en salud mental: por último, es necesario que los responsables de cada departamento sepan reconocer los signos de problemas de salud mental y cómo ayudar a los empleados que puedan tener dificultades.
El ‘Síndrome del Trabajador Quemado’ que pone en jaque a las empresas
La pandemia y el entorno laboral generado en los últimos meses ha desencadenado el crecimiento de los problemas de salud mental derivados del estrés de los trabajadores. Así, el ‘Síndrome del Trabajador Quemado’ comienza a tomar un importante peso en las empresas, con un aumento de las bajas médicas e, incluso, la renuncia de miles de trabajadores.
Este síndrome, que ya ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud, es una consecuencia del agotamiento emocional de los trabajadores de muchas empresas tras dos años sometidos a situaciones de gran estrés. Entre sus síntomas, destacan la falta de concentración, la disminución de la productividad, el desgaste físico o la negatividad constante.
Aunque el ‘Síndrome del Trabajador Quemado’ todavía no se incluye en la lista de enfermedades profesionales, algunas sentencias judiciales ya han calificado a esta enfermedad que afecta a las empresas como accidente de trabajo. Como causas, la jurisprudencia española identifica un exceso de responsabilidades en el puesto de trabajo o un aumento de la carga laboral, lo que provoca en los empleados afectados un aumento de la presión y el estrés.