Desde que vimos la excelente Perfects Days, de Win Wenders, hemos aprendido que cualquier trabajo se puede hacer con devoción y perfección. Incluido el de limpiador de los baños públicos de Tokio, que el protagonista asea con hipnótica dedicación.
“Nadie que esté entusiasmado con su trabajo puede temer nada de la vida”, dijo Samuel Goldwyn, el pionero cofundador de la productora Metro-Goldwyn-Mayer pero, qué pasa cuando esa vida solo pivota en la actividad profesional: el trabajo como principal interés, ¿puede hacer a una persona feliz?
“No hay que olvidar que ya somos alguien desde que nacimos, generando felicidad infinita nada más llegar a este mundo, al cuál venimos sin nada más que nosotros mismos”, explica María Armas. Para esta psicóloga, escritora, formadora y emprendedora, el problema arranca en la etapa escolar cuando “se comparan muchas veces las notas, los procesos, con otros niños y, por ende, los resultados. Y es, al crecer como adultos, donde prima el trabajo y la realización profesional por encima de la propia familia o las relaciones interpersonales”.
“¿Dónde inviertes tu tiempo?, ¿cuántas horas trabajas de más, relegando a un segundo plano a tu familia o a tus relaciones?”, invita Armas a preguntarnos: “Simplemente se trata de encontrar el equilibrio en el trabajo, sin olvidarme de lo que es verdaderamente importante: vivir. Y, por supuesto, hacerlo con salud, especialmente, con salud mental”.
Vida solo hay una
“No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar”, decía la nobel de la Paz Madre Teresa de Calcuta. Algo de lo que saben mucho los trabajadores autónomos y empresarios, si bien, no siempre con el consuelo de la fe en el descanso eterno.
“Vida solo hay una”, recuerda Manu Romero, fundador y CEO de Departamento de Felicidad, una consultora que cree en esta energía como activo empresarial: “Y no tiene sentido que trabajes cinco días esperando a que llegue el fin de semana y las vacaciones. Aunque para muchos cueste creerlo, sí hay empresas donde se puede ser feliz trabajando. Cada vez son más las que invierten en la felicidad laboral, pues se ha puesto de manifiesto que es un win-win-win donde gana la empresa, el empleado y la sociedad”.
Sin embargo, “casi la mitad de los trabajadores autónomos españoles trabajan de media diez o más horas al día, y no pueden tomarse más de veinte días de vacaciones anuales”, según concluye el IV Estudio Nacional del Autónomo (2023).
El cálculo realizado por la Universidad de Granada para Infoautónomos cifra la realidad del día a día de millones de trabajadores pero, ¿qué hay detrás de la estadística: vivimos para trabajar o trabajamos para vivir?
Autónomos y emprendedores en peligro
“Sin atisbo de duda, la respuesta debería de ser: que trabajamos para poder vivir. El problema es que, en determinados contextos, se dedican tantas horas a trabajar que la percepción que tienen las personas es, precisamente, la contraria”. Habla Mario del Líbano Miralles, profesor del área de Psicología Social de la Universidad de Burgos (UBU) y estudioso de la adicción al trabajo (workaholic): “La sensación en esos casos de no tener tiempo para nada más que para trabajar es permanente y si se mantiene en el tiempo, puede afectar a la salud mental de las personas”.
Que esta descompensación en el balance entre vida personal y laboral sea más acusada entre empresarios y autónomos, no es casual. “No es lo mismo ser empleado que empleador, la responsabilidad es mucho mayor en el segundo caso”, continúa el profesor Del Líbano: “Que su actividad laboral funcione incide no solo en sus vidas, sino muchas veces también en las de otros, lo que lleva a dedicar más tiempo a trabajar, buscando aumentar las probabilidades de éxito. Y el éxito, en algunas ocasiones, llega, pero en otras, no”.
En su experiencia acompañando a emprendedores, la psicóloga María Armas ha aprendido que un problema común es enfocarse en los objetivos y metas, pero de un modo equivocado: “En primera instancia hay que poner el foco en sentirte en paz, estar en calma y equilibrar el cuerpo y la mente. Solo así tendrás la claridad mental y emocional, capacidad resolutiva, creatividad e incluso energía para vivir el día a día con pasión en tu trabajo”.
Y aquí pone el dedo sobre la llaga: “No podemos olvidar que las personas verdaderamente exitosas son las que se enfocan y cuidan al máximo sus prioridades, partiendo éstas del tiempo que dedican a su salud mental y física así como a sus relaciones interpersonales, pues pequeñas acciones pueden llegar a tener un gran impacto en nuestra felicidad y calidad de vida”.
Pero ya sea por la búsqueda de un éxito vital demasiado pivotado sobre lo profesional, la presión de tener trabajadores o, simplemente, la dificultad de que la actividad desarrollada aporte los recursos necesarios para vivir con dignidad.
Lo cierto es que colectivos como el de empresarios y autónomos son más proclives a sentir que viven para trabajar y, según un estudio de UPTA, el 15% de las bajas de los autónomos en 2023, unos 5.100 trabajadores, fueron motivadas por salud mental. Una problemática al alza, según este sindicato de autónomos, se explica por el estrés tras largas horas de trabajo, además de otras causas relacionadas con las deudas e inseguridad ligadas a la actividad propia, el miedo al cierre de negocio o a las condiciones marcadas por sus empresas clientes.
Señales de alarma
Actuar a tiempo es aquí fundamental. “El equilibrio es la clave, por lo que cuando una persona lo pierde tiene que empezar a preocuparse”, advierte Del Líbano: “Podríamos decir que cuando aparecen en nuestras vidas la insatisfacción personal y los problemas de salud físicos y/o mentales, deberíamos empezar a plantearnos qué sucede con nuestro estilo de vida, porque quizás es necesario aplicar algún tipo de cambio”.
Este reportaje incluye un cuestionario DUWAS-10, una versión reducida del modelo The Dutch Work Addiction Scale, que puede servir de acercamiento para evaluar la adicción al trabajo. Como recuerda el profesor Del Líbano, para hacer una valoración real del problema “siempre es recomendable ponerse en manos de un especialista”, pero completarlo puede servir de primera toma de contacto consciente con la problemática.
Armas también señala la importancia de la autoobservación, una invitación a mirarse en el espejo en busca de señales, algunas de las pistas para hacerlo son:
Incapacidad de delegar tareas debido a cierta tendencia al control, desconfianza y/o inseguridad personal.
Falta de organización y/o planificación eficiente. Dando como resultado la acumulación de tareas y la saturación laboral, lo que contribuye a la aparición del síndrome del quemado (burnout), entre otros.
Ausencia de herramientas estratégicas para la gestión del tiempo o la gestión emocional (desde el principio de Pareto del 80/20 a la práctica de mindfulness).
Manejo inadecuado de los retos, objetivos y/o metas prefijadas: “Sienten que comienzan a entrar en una espiral de trabajo de la cuál no saben cómo salir”.
Disminución del tiempo de calidad compartido con su familia y/o amigos así como el número de horas dedicadas a uno mismo y a su bienestar personal.
Aparición de signos y síntomas cognitivos relacionados con la ansiedad o la depresión. Entre los que Armas señala agobio, sensación de fatiga, cansancio emocional, irritabilidad, sentimientos de impotencia, falta de pasión o ausencia de bienestar por el trabajo, sensación de vacío.
Aparición de signos y síntomas fisiológicos y conductuales. Algunos ejemplos son los cuadros de estrés, la dificultad para dormir, la inquietud, los deseos de huida, el aumento o disminución de la ingesta de alimentos o bebidas…
Trabajar en la solución
“Le pediría que reflexionara sobre qué cree que puede hacer para aprovechar mejor su tiempo de trabajo”, sugiere Del Líbano para empezar a trabajar en la resolución del problema: “Hay estudios que nos indican que existe mucho presentismo: mucho tiempo perdido haciendo cosas no relacionadas con el trabajo mientras trabajamos, lo que supone que para acabar las tareas tengamos que dedicar más tiempo del que necesitaríamos si no tuviéramos esas distracciones”.
Su consejo pasa por organizar mejor la rutina diaria y evitar a los ‘ladrones del tiempo’ adoptando medidas como “guardar el móvil en un cajón, revisar el email en una franja horaria determinada o evitar reuniones largas”. También recomienda introducir en la jornada breves paradas de descanso.
«Se trata de encontrar el equilibrio en el trabajo, sin olvidarse de lo que es verdaderamente importante: vivir. Y hacerlo con salud»
Puede ocurrir que quién sufre la presión de un excesivo horario laboral considere que ya aplica este tipo de herramientas de gestión del tiempo. En ese caso, Del Líbano pide que “analice lo que hace cuando no está trabajando. Si dedica demasiado tiempo a las RRSS y lo reduce, podrá utilizarlo en otras actividades más gratificantes a medio y largo plazo. No es sencillo, pero con reflexión y conciencia, todos pueden cambiar sus patrones diarios y conseguir sentirse mejor a nivel personal”.
Desde Departamento de Felicidad se sugiere definir “qué es lo importante para cada uno en la vida profesional y buscar aquella empresa que da la posibilidad de conseguirlo”.
Se aconseja responder a preguntas como ¿quiero aprender y crecer rápido profesionalmente?, ¿busco ganar estabilidad, o quizás trabajar cerca de casa?, ¿valoro un trabajo que me dé flexibilidad y conciliación?: “Encuentra los factores importantes para ti, priorízalos y trata de hacer match con aquellas compañías que tienen una propuesta de valor al empleado que conecta con tus demandas”.
Y cuando la sensación de haber perdido el control está presente, para Armas lo importante es saber qué cambiar. Y en esta reflexión es importante incorporar valores muy ligados al emprendimiento como “innovación, creatividad o hacerlo diferente o simple”.
“Cambia el chip y delega”, señala: “Una cosa es supervisar y otra muy diferente, querer controlarlo todo al milímetro. Y mientras ellos trabajan para ti, tú sigue avanzando en ti y en tu negocio”. Aquí se pueden adoptar medidas creativas como concederse una tarde libre a la semana para dedicar unas horas a una actividad de crecimiento personal, ya sea dar un largo paseo con el perro o tomar clases de inglés.
Otras recomendaciones
Otra de las recomendaciones es cambia tu mindset (mentalidad): “Los emprendedores de éxito saben que su mente es su máximo activo. Así que comienza a decirle adiós a la inseguridad, a los miedos y a las creencias limitantes”. Aquí se incluye trabajar con las emociones: “Son las que nos impulsan a la acción; sentirnos calmados en entornos seguros y confiar en nosotros mismos, da más claridad mental, conectar más con nuestro propósito de vida y, por ende, con nuestros sueños y anhelos.
Valora el tiempo propio (“no puedes estar disponible ni para todos ni 24/7, tu también te necesitas”) y cuidar del entorno (“conecta con lo que te hace bien”)son otras de las aportaciones de Armas, pero no la última. Señala la importancia de prestar atención a las rutinas de sueño, deporte, alimentación: “Si dedicaras el mismo tiempo a cuidar tus hábitos y rutinas como al trabajo, serías imparable”.
«Cuando aparecen la insatisfacción personal y los problemas de salud físicos y/o mentales, plantéate qué sucede con tu estilo de vida»
Y en esta búsqueda por la sana ponderación entre lo personal, social y laboral, hay que tener claro que este equilibrio vital no es igual para todos. Un importante recordatorio de Del Líbano: “A veces, nos obcecamos con que es necesario desconectar del trabajo para dedicar tiempo a ocio e incluso, proponemos que deberíamos de tener un tiempo mínimo para dedicar a ese ocio. Pero en la realidad nos encontramos con problemas asociados a esto. El primero es que no siempre es posible desconectar. Dependiendo del tipo de trabajo, podremos hacerlo más fácilmente o, a veces, no será posible. Por otro, quizás una persona con dedicar 45 minutos a ocio al día tenga suficiente, mientras que otras necesiten dos horas. Las diferencias individuales afectan”.
Lo importante es que cada emprendedor y autónomo sepa que es posible cambiar de dinámica, para ello solo tiene que buscar su propia solución, y si no la encuentra, pedir ayuda a un profesional. E
El rédito del empleado feliz
“Las mejores universidades del mundo, publicaciones especializadas y casos de éxito han puesto de manifiesto que las empresas con empleados felices tienen resultados superiores a la media: +100% de compromiso, +86% de creatividad, +43% de productividad o +20% en ventas. A su vez, supone importantes ahorros con -66% de bajas laborales, -65% de rotación o -41% de productos defectuosos en el sector industrial”. Lo explica Manu Romero, de Departamento de Felicidad, convencido de que “el retorno de la inversión en felicidad es importante”.
«Cuando sientes haber perdido el control, lo importante es saber qué cambiar. Incorpora valores como la innovación y la creatividad»
Más allá de la política salarial, Romero aconseja a los que quieran posicionarse como empresas felices “enfocarse en generar un equilibrio en aquellos factores que hacen feliz al empleado. Generar un buen ambiente laboral, tener un equipo de líderes humanos, conciliación y flexibilidad horaria, formación y oportunidades de desarrollo adecuadas, condiciones salariales y beneficios atractivos y una cultura empresarial que conecta con el talento”.
El experto responde
Soy feliz en el trabajo, ¿debo preocuparme?
“Trabajar, en sí mismo, no es algo negativo. Existe mucha investigación en el ámbito científico que ofrece evidencia de los beneficios que tiene para las personas a distintos niveles, lo que se traduce, por ejemplo, en experiencias de engagement, tener mucha vinculación con tu trabajo, o de fluir (flow), que el tiempo pase volando. Generalmente estas experiencias positivas se perciben cuando se alinea el reto que supone el trabajo que se está realizando y las competencias de las que dispone la persona. Si a esto le añadimos que la actividad es del agrado del trabajador, el cóctel puede dar como resultado esas experiencias de placer intenso”.
¿Ha experimentado infelicidad en el trabajo?
“La experiencia que como emprendedor afronté al fundar la consultora Departamento de Felicidad es fruto de una vivencia personal. En mi etapa universitaria tuve que compaginar tres trabajos para pagar mis estudios y pude conocer las grandes diferencias entre trabajar feliz o no. En dos de las empresas, una agencia de venta de cursos de idiomas y una startup tecnológica, tenía buenas condiciones, buen ambiente laboral, managers humanos, formación, oportunidades de crecer… Y en otra de ellas, una pizzería de reparto a domicilio, pude conocer qué es trabajar en un ambiente tóxico, con malos jefes y condiciones negativas para el trabajador. Mientras en las dos primeras mi objetivo era crecer y sumar al éxito del negocio, en la tercera no era así: además de perder a un trabajador, perdieron a varios clientes por el altavoz que para la imagen de marca suponen tus propios trabajadores”.
¿Qué recomendación daría a un amigo ‘workaholic’?
“En primera instancia, lo invitaría a parar: parar, respirar y sonreír. La actitud es sumamente importante, pero de nada sirve si no nos conectamos con el corazón, con nuestra verdad. A veces nos perdemos en este mundo material pasando por alto lo esencial, que como dice en El Principito, “es invisible a los ojos”. Guiados por nuestra mente, nos involucramos en tareas que nos alejan de nosotros mismos y de nuestra gente, haciéndonos sentir a la larga insatisfechos”.
¿Eres adicto al trabajo? Autoevaluación Duwas-10
Lee detenidamente y decide con qué frecuencia te sientes de esta forma en tu trabajo puntuando de 1 al 4 cada frase según los siguientes valores:
Baremo:
1. (Casi) Nunca
2. A veces
3. A menudo
4. (Casi) Siempre
Fuente: La adicción al trabajo, Editorial Síntesis, 2012.
Puntuación:
Trabajar excesivamente (TE): suma las preguntas 1, 2, 4, 6 y 8 y divide entre 5
Trabajar compulsivamente (TC): suma las preguntas 3, 5, 7, 9 y 10 y divide entre 5
Resultado:
Si la puntuación es por encima de 3 en trabajo excesivo y trabajo compulsivo se considera adicción al trabajo