Esta conocida frase de nuestro idioma esconde dentro toda una filosofía de adivinanza o de percepción más que sensorial.
La definición más estandarizada de la frase para mi es la que recoge Google como primero entre sus 466.000 resultados: “Ser muy astuto y percatarse rápidamente o a tiempo de lo que se trama o prepara”.
¿Qué significa esto en el mundo de la economía real? En el mundo empresarial es imprescindible tener una cierta visión cortoplacista, cuando menos para poder valerse, entre el enorme tráfico de actividades y oportunidades e inconvenientes que van surgiendo en el devenir económico de nuestra sociedad.
Me atrevería a decir que un empresario en el mundo actúa. Obligatoriamente debe ser un adivino en el corto plazo y si también lo es en el medio y largo plazo, sería considerado como un empresario de éxito.
¿Qué significa “verlas venir” en términos de competencia? Pues, realmente, no significa nada más que estar al día, es decir, que es tan negativo no tener una previsión que el hecho de tenerla no significa una virtud, sino más bien una característica de quien tiene esa previsión.
No basta hoy en día para conducir una empresa con los ojos de mirar, hay que ponerse las gafas de ver. La consciencia de lo que se está haciendo da nitidez al panorama que se presenta.
Un empresario actualmente debe estar atento, debe hacerse preguntas, debe llegar a conclusiones como ‘dónde estamos’ y ‘hacia dónde se mueve la competencia’. Hay que ser consciente de la actividad empresarial que se dirige y por dónde se dirige. No se puede realizar una actividad empresarial de manera rutinaria e inconsciente, basada en que siempre se ha hecho así y siempre ha funcionado.
Solo pondré dos ejemplos de cómo se perdió el estatus por no “verlas venir”.
El primer ejemplo es el de Kodak, la primera compañía fotográfica del mundo, la que abrió el mundo de la fotografía y lo acompañó durante décadas, manteniéndose en el número uno. Su lenta adaptación a la tecnología los relevó al olvido, en muy poco tiempo y sin que lo vieran venir. La fotografía digital desplazó su venta de rollos fotográficos y de cámaras de fotos y prácticamente les hizo desaparecer al cambiar la tecnología de analógica a digital.
Otra historia de un fracaso es el caso de Nokia, digno de estudio en numerosas universidades sobre la gestión de empresa y análisis de mercados. Esta empresa finlandesa fue líder del sector al finales de los 90, y desarrolló los primeros modelos de telefonía móvil, pero no supo adaptarse y en menos de 10 años sus productos quedaron obsoletos.
En ambos casos, lo que prevalece es la falta de innovación. Tampoco es necesaria que la innovación proceda de quién se adapta, puede ser recogida de terceros como hizo Japón con su incipiente industria en los años 50 y 60 y, actualmente, están haciendo China.
Mi sugerencia es “Verlas venir” en cuanto al tamaño empresarial. Tenemos una distribución extraordinariamente intensa en pequeña y mediana empresa. Los datos que nos ofrecen en CEPYME hablan por sí solos :
- Autónomos 54.92% / Pymes 44,90% / Grandes Empresas 0,18%
El tamaño se ha convertido en estratégico y hay que verlo venir. Una empresa en España da empleo de media a 4,7 personas, y en la UE, a 6 personas. Según CEPYME, igualarnos el tamaño a la Unión Europea crearía 1 millón de empleos.
Es necesario integrarse, fusionarse, adquirir unos a otros, para ganar tamaño y ser competitivos. Ese es el mensaje: subirse a un barco más grande o ir adquiriendo lanchas más pequeñas. Todo un mercado sin explotar: el corporativo de fusiones y adquisiciones.