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Fausto Saavedra CEO de Experience for Business

¿Cuánto vale tu empresa?

A muchos empresarios les gustaría saber el valor de lo que tienen entre manos, cuando han sido capaces de crear una empresa y se han preocupado de su crecimiento, protección ...

14/04/2023  Redacción EmprendedoresFirmas

Hay mucho empresario que no sabe el valor de su empresa hasta el momento en que, por variadas razones, se hace necesario valorar la misma: en el momento de la jubilación, si deseamos vender la empresa, o simplemente por curiosidad.

Todos más tarde o más temprano nos jubilamos: los ciudadanos, empresarios y trabajadores. El empresario debe ser aún más cuidadoso si cabe porque tiene en sus manos la transmisión del valor de su empresa y la responsabilidad empresarial que representa la carga de trabajadores con la que cuenta y el destino de los mismos.

¿Y qué ocurre si queremos obtener financiación privada o vender nuestra empresa? En estos supuestos, la valoración recobra su importancia. Cuando buscamos nuevos socios capitalistas es necesario valorar es esfuerzo inicial con respecto a la inversión de los últimos socios o inversores.

Igual de importante es la valoración de la empresa cuando la opción que se vislumbra es la necesidad de asociarse con otras empresas para lograr un mayor tamaño, mediante una integración, una fusión o una alianza estratégica con otras empresas del mismo sector. Es una forma conveniente de crecimiento en un país como España ya que tenemos un porcentaje enorme de pequeña mediana empresa. Para esto, igual que en la inversión, hay que tener valorada la compañía para saber la proporcionalidad que se tiene respecto a los futuros socios.

¿Y cuál es el valor? Las valoraciones de las empresas son subjetivas y dependen siempre de quien la valore y para qué la está valorando.

Desde luego, hay métodos más complejos: descuento de flujos de caja, valor contable, valor de liquidación, valor de los beneficios, etc. Otros son más sencillos como el retorno de la inversión o necesidades de crecimiento para alcanzar otras metas diferentes y acceder a otros mercados.

Bien todos los métodos de valoración podrían resumirse en tres:

· Los métodos realistas, y, por tanto, subjetivos.

· Los métodos objetivos.

· Los métodos de oportunidad.

Entre los primeros, podemos hablar de métodos sencillos, sobre todo para una empresa pequeña, y en función de quiénes son sus posibles compradores.

Siempre he creído que los compradores para una empresa son solamente cuatro: la competencia, los clientes para abaratar sus costes, los proveedores para desintermediación del mercado, y los trabajadores para cambiar su estatus de trabajador a empresario y mantener sus puestos de trabajo.

Podemos decir que el procedimiento de recuperación de la inversión es bastante habitual, se trata tan solo de saber cuánto vas a tardar en recuperar lo que pusiste en la compra y, por tanto, cuándo empezarás a ganar ¿en dos años, tres cuatro o cinco?, depende de muchos factores, sobre todo del volumen de la inversión, de los rendimientos anuales y del sector del que se trate.

Los métodos objetivos son mucho más técnicos como puede ser el de descuento de los flujos de caja estimando cuál va ser el beneficio futuro, o los anteriormente citados.

Y luego están los métodos de oportunidad, en los que se tiene en cuenta una posible oportunidad para un momento del mercado o para un momento de la compañía en el que tenga una mayor visibilidad o un mayor rendimiento en función de las circunstancias.

Por último, es importante también tener en consideración el valor de lo intangible, aquello que te diferencia. Muchas veces en la estructura de valor de la empresa en su activo no está contabilizado esa iniciativa que tuvo el empresario al comenzar, o el modelo de utilidad que empezó a fabricar, los procedimientos o el conocimiento que el empresario puso y desarrolló en su proceso productivo. Este valor intangible que diferencia a tu empresa de todas las demás, como podría ser la marca Coca Cola, no está contemplado en el valor económico de la empresa ni en el activo y, sin embargo, tiene una gran trascendencia en el desarrollo de negocio o en el camino recorrido hasta ese momento.

En conclusión, no solo es conveniente, sino necesario conocer el valor de lo que tienes entre manos, el empresario que tenga una valoración clara de su empresa, sabrá si le está dedicando más tiempo de vida del necesario o menos de lo que se merece, valorará también su relación personal con su propia compañía y también en relación con la dedicación de sus socios. Conocer el valor de lo que tienes en la mano siempre nos ha interesado.

Más adelante abordaremos cuestiones de detalle, pero el concepto saber qué vale mi empresa es, no sólo importante sino estratégico en tu camino.

Fausto SaavedraCEO de Experience for Business