Reskilling y upskilling del talento interno: soluciones para la competitividad de las empresas

La irrupción de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial o el cambio de paradigma hacia una economía más digital están redefiniendo el mercado laboral, dando lugar a una demanda creciente de perfiles especializados que las empresas encuentran cada vez más difícil cubrir.

La escasez de talento con habilidades técnicas es hoy en día uno de los principales retos para la competitividad de las organizaciones de todos los sectores, pero especialmente del tecnológico que debe dar servicio al resto en un mundo cada vez más digital.

Las vacantes abiertas durante largos periodos de tiempo y el desajuste entre la oferta de profesionales y las necesidades reales del mercado evidencian la urgencia de adoptar nuevas estrategias para la gestión del talento. 

Actualización en nuevas competencias

Ante este panorama, el reskilling y el upskilling del talento interno emergen como principales soluciones.

El primero consiste en formar a los empleados en nuevas competencias para que puedan desempeñar funciones diferentes a las actuales, mientras que el segundo se enfoca en actualizar las habilidades existentes para responder a los cambios tecnológicos y organizativos.

Ambas acciones permiten aprovechar el potencial de los equipos, adaptarse con agilidad a las nuevas exigencias del mercado y reducir la dependencia de la captación externa de talento. 

Esta gestión y actualización de habilidades y competencias ayuda a disponer e identificar el talento ya existente dentro de la organización y ajustarlo a las necesidades estratégicas.

Esta visión facilita la estructuración y visualización de las capacidades de los equipos y optimiza la gestión del capital humano. Quizá no hace falta buscar fuera lo que ya tenemos dentro. 

Inclusión de nuevos perfiles

Y aquí conviene ampliar la reflexión: la inclusión de personas con discapacidad, en su sentido más amplio, aporta un valor añadido incuestionable a las organizaciones. Este colectivo representa casi el 10% del talento en España, lo que evidencia su relevancia y potencial para el tejido empresarial.

La diversidad funcional, presente en un porcentaje significativo de la población, se traduce en fortalezas excepcionales como la capacidad de adaptación, el pensamiento alternativo, la creatividad y un enfoque singular a la resolución de problemas. 

Fomentar la inclusión y eliminar barreras para estos profesionales no solo enriquece los equipos, sino que también impulsa la innovación y la competitividad.

Apostar por la discapacidad como parte esencial del talento es, sin duda, una apuesta por el futuro y por empresas más diversas y resilientes.

Las personas en el centro de la estrategia

Es más, en este contexto de transformación digital, el liderazgo humanista cobra una relevancia especial. No basta con impulsar la adopción tecnológica; es fundamental poner a las personas en el centro de la estrategia. 

El liderazgo humanista se basa en la empatía, la escucha activa y el desarrollo integral de los equipos, promoviendo entornos de trabajo donde la diversidad, la inclusión y el bienestar sean prioridades.

Solo así se puede potenciar el talento, fomentar la creatividad y construir organizaciones resilientes capaces de afrontar los retos del futuro.

Tampoco nos olvidemos de fidelizar este talento. Para ello, resulta imprescindible un enfoque integral que combine flexibilidad, conciliación, oportunidades de aprendizaje, transparencia y equilibrio entre estrategia, valores y comportamiento. 

Ahora bien, por encima de todo, la fidelización del talento depende fundamentalmente del liderazgo, la cultura y el propósito de la compañía: contar con líderes que inspiren, una cultura organizativa sólida y un propósito claro y compartido es lo que verdaderamente marca la diferencia a la hora de atraer y retener a los mejores profesionales.

Tecnología como aliada

Por otro lado, la integración de la inteligencia artificial en los procesos organizativos se está tornando en esencial para mantener la buena marcha del negocio.

La democratización de esta tecnología está transformando la gestión de personas y generando nuevos retos humanos y tecnológicos. Las compañías que logren unir tecnología y gestión de talento estarán mejor posicionadas para afrontar los desafíos del futuro.  

Las empresas deben diseñar sistemas adecuados, dotar a sus equipos de herramientas y apoyarse en equipos multidisciplinares capaces de acompañar a las personas en un entorno en constante cambio.  

Para finalizar, además de estas estrategias, no olvidemos otras como la formación reglada y especializada, ajustada a las necesidades reales de las compañías, o la colaboración público-privada que impulse el desarrollo de módulos formativos adaptados al entorno real para solventar la falta de especialización y preparar a los profesionales para los retos actuales y futuros.