Cuando Carlos Rivera y Pablo Fernández protagonizaron nuestra portada del número de junio de 2022, tuvimos la suerte periodística de que su publicación coincidió con un momento de actualidad máxima como fue la venta de la compañía a Stellantis a través de su filial Aramis Group.
Al preguntarles entonces por sus planes de futuro tras la venta, Pablo ya nos habló de sus múltiples nuevos proyectos empresariales (Clikalia, Clidrive, Clicollege, CliBrAIn), pero Carlos aseguró que, tras dar la vuelta al mundo con su familia, quería repensar su futuro cerca del tercer sector y lo ha cumplido.
Apenas dos años y más de 125 reuniones después, el pasado 16 de enero nacía por fin la Fundación Alex Rivera. «Tras vender la startup Clicars, quería volver a emprender, pero en el ámbito social para aplicar todo lo aprendido a mejorar el planeta. Después de analizar diferentes necesidades en el mundo (lamentablemente son ilimitadas), decidí enfocarme en el Síndrome de Down, dado que tengo un hermano pequeño de 37 años con esta alteración genética.»
Mayor esperanza de vida, problemas diferentes
Y es que es ahí donde se quiere enfocar la Fundación Alex Rivera, en la edad adulta de este colectivo. «La esperanza de vida de las personas con síndrome de down se ha disparado en los últimos 30 años. Esto conlleva una serie de retos a los que tenemos que responder, como el envejecimiento prematuro, el fallecimiento de los cuidadores, la falta de recursos de autonomía y mucho trabajo por hacer en vivienda y en empleo», explica Ana Marshall, CEO de la fundación.
Ex JP Morgan, Marshall cambió 23 años de puestos ejecutivos en la entidad, «de viajar y de manejar proyectos muy interesantes, como montar nuestra oficina de Arabia Saudí, gestionar equipos en entornos de crisis geopolíticas como la guerra de Rusia y Ucrania o la creación del Hub europeo después de Brexit, a tener claro que quería aportar mis conocimientos y experiencia a otros entornos y colectivos y explorar formas distintas de hacer las cosas», explica.
De ahí que, cuando conoció el proyecto de Carlos y Alex, «no me lo pensé, ya que me permitía crear un proyecto con impacto, ampliar mi experiencia a dirección general con un espíritu emprendedor y aportar valor social a un colectivo con el que estoy muy sensibilizada (tengo dos hijos con discapacidad)».
La FAR me permite aportar valor social a un colectivo con el que estoy muy sensibilizada (tengo dos hijos con discapacidad)
Ana Marshall
Empleo, vivienda, visibilidad
La Fundación Alex Rivera busca centrarse en tres áreas fundamentales: el empleo, la vivienda y la visibilidad. «En el área de empleo, queremos contribuir a la creación de puestos de trabajo para este colectivo, abrir el horizonte a nuevos sectores y nuevos empleos y mejorar la calidad del empleo existente. En vivienda, nos enfocamos en ayudar al colectivo a tener acceso a una vivienda adaptada a su nivel de autonomía y momento vital», explica Marshall.
Entre las opciones habitacionales, por ejemplo, plantean la posibilidad de «poder acceder a pisos compartidos, pero también fomentar nuevas soluciones de viviendas inspiradas en éxitos de otros países, donde puedan convivir colectivos complementarios o colectivos diferentes con sinergias de servicios de apoyo», concluye la CEO.
Foco, equipo y tecnología
El reto para Carlos Rivera es «gestionar la Fundación como si fuera una startup en cuanto a ideación, lanzamiento, dinamismo, etcétera.. Esto nos permite una mayor capacidad de colaboración con otras entidades.»
La clave es gestionar la Fundación como si fuera una startup
Carlos Rivera
Y las claves para gestionar un proyecto como este, son «las mismas tres que para emprender for-profit:
1. Foco en el cliente/usuario. Para entender mejor sus necesidades, hicimos más de 120 entrevistas a entidades sociales de todo el mundo
2. Creación de un equipo muy potente, con unos valores intachables y tremenda capacidad de ejecución.
3. Uso inteligente de la tecnología e inteligencia artificial, como medio y no como un fin en sí mismo
El mayor ‘Like’ humano
Para la presentación de la Fundación, llevaron a cabo un Record Guinness: el del mayor Like humano del mundo, integrado por más de 250 personas.
Bajo el lema «Juntos batimos records», lo pusieron en marcha en la explanada de la Torre Picasso en Madrid, con la colaboración de la Fundación Prodis, la Fundación Gil Gayarre, la Fundación Juan XXIII y otras entidades asociadas a Plena Inclusión Madrid. También contó con la ayuda de Deloitte.