Los comienzos de toda startup siempre son difíciles. Levantar un proyecto desde cero es complicado. Sobre todo, obtener la financiación necesaria para arrancar.
Afortunadamente, cada vez son más los inversores que apoyan a las empresas emergentes en rondas de capital semilla e incluso presemilla, fundamentales para cubrir los gastos iniciales antes de que la compañía genere los ingresos necesarios para poder sostenerse.
Sin embargo, conseguir esta financiación es sólo un primer paso en el camino. Después hay que crecer y consolidarse. Y eso es mucho más complicado.
De acuerdo con el informe ‘Spain Tech Ecosystem Report 2025’, elaborado por Dealroom, en colaboración con BBVA Spark, Endeavor, Enisa, GoHub, Kfund, SpainCap y Wayra, sólo 1 de cada 5 startups (20,4%) que logran captar capital semilla son capaces de cerrar con éxito una ronda de financiación Serie A.
Esto es muy relevante, puesto que ésta es la etapa en la que la empresa empieza a atraer inversión internacional, a medida que gana visibilidad y su negocio escala internacionalmente.
Esto es lo que se denomina ‘tasa de graduación’ y se trata de una métrica clave en el desempeño de los fondos que invierten en etapas tempranas, según explica Samaipata.
Buenas perspectivas para las startups que se gradúan
La mala noticia es que la tasa de graduación a Serie A de las startups está por debajo de la media europea, que se sitúa en el 24,3%; y muy lejos de las compañías que lideran esta clasificación, las alemanas, que alcanzan la Serie A en casi un tercio de los casos (32,5%).
Sin embargo, aquellas que logran este hito en nuestro país, muestran una tasa de graduación a las siguientes etapas similar a las que ofrecen las startups europeas.
Así pues, el 10,7% de las empresas emergentes nacionales llegan a cerrar una Serie B, exactamente en la media continental, aunque lejos de las germanas (17,4%). A una Serie C llegan el 5%, por encima de la media europea (4,5%) y más cerca de las alemanas (7,6%). Y las españolas alcanzan una Serie D en el 1,6% de los casos, ligeramente por debajo de la media en Europa (1,8%) y bastante más lejos de las startups alemanas que lo consiguen (3,5%).
Es decir, aunque superar la barrera de la Serie A es más difícil para las startups españolas que para las europeas, una vez que se consigue, el éxito a la hora de avanzar a las siguientes etapas se equipara.
Los datos del informe ‘Tendencias de inversión en startups en 2024’ del Observatorio Startup de la Fundación Innovación Bankinter parecen confirmar esta tendencia. De acuerdo con el mismo, “aumenta el apetito inversor por las rondas de financiación de mayor tamaño”.
“El crecimiento en la inversión económica total en startups se deriva de la mayor actividad en las series de financiación más maduras. Los inversores están priorizando las etapas avanzadas, como Series C y Growth (aquellas superiores a 20 millones de euros). En contraste, las rondas más pequeñas han perdido apoyo, como lo demuestra la caída en el número total de operaciones en categorías inferiores (desde preseed a series B)”, detalla.
“El crecimiento del interés por las rondas maduras se debe principalmente a los inversores extranjeros. Los inversores internacionales, procedentes de mercados más maduros, cuentan con fondos de mayor tamaño que los locales y, por tanto, una mayor capacidad de financiación para invertir en rondas superiores”, añade.
¿Cómo medir el éxito del venture capital?
Los retornos de las inversiones de los fondos de venture capital no son públicos y, además, suelen tardar muchos años en materializarse.
Así pues, la proporción de compañías invertidas por un fondo de venture capital que levantan exitosamente una ronda posterior es un indicador muy relevante a la hora de medir su desempeño.
Pero no es el único. “Una de las métricas más utilizadas es el volumen de activos bajo gestión. Se tiende a asumir que cuanto mayor es el tamaño de un fondo, mejor debe ser. Pero esto es incorrecto. Esta métrica favorece a fondos que invierten en etapas tardías, donde se requieren tickets más grandes; y a aquellas gestoras que tienen varios fondos simultáneamente con estrategias de inversión diferentes. En EE.UU., de hecho, se está hablando cada vez más del auge de firmas cuya prioridad es acumular activos bajo gestión para maximizar los ingresos vía comisión. Este modelo pierde alineamiento con el objetivo de maximizar retornos para los inversores”, advierte Luis Garay, partner de Samaipata.
Igualmente, es frecuente ver listados o clasificaciones de fondos de inversión, teniendo en cuenta el número de operaciones realizadas. Sin embargo, Samaipata recalca que “un fondo focalizado en etapas preseed, por su naturaleza, tiende a hacer más inversiones que uno especializado en etapas más tardías, y esto no es representativo del desempeño”.
Además. Garay reseña que “hay fondos cuya estrategia no pasa por liderar rondas, sino por acompañar como followers tomando participaciones mínimas que demuestran poco skin in the game. Esto les permite entrar en muchas compañías, inflando su número de operaciones, pero con menor proactividad en el apoyo a los fundadores”.
De este modo, la compañía considera que la tasa de graduación es una métrica que ofrece una visión más ajustada del desempeño de un fondo, aunque reconoce que también tiene limitaciones, ya que hay compañías excelentes que no se gradúan por razones coyunturales. Además, no todas las graduaciones son iguales, puesto que los términos de la ronda también son importantes. Asimismo, esta métrica no tiene en cuenta el recorrido posterior ni las siguientes rondas.