1. ¿Cómo se prevé una desinversión?
Aunque a juicio de Diego Camilleri, general partner de Lanai Ventures es “prácticamente imposible predecir en qué momento y en qué términos se podrá realizar la desinversión”, estas son algunas de las sugerencias que apuntan desde otros fondos:
El negocio lo primero: “La prioridad siempre debe ser el negocio puesto que es ahí donde reside el valor de una compañía de cara a una desinversión y porque unas buenas perspectivas de negocio independiente son la base de la opcionalidad a la hora de considerar una desinversión”, sostiene Íñigo Laucirica, investment manager de Samaipata, presentes en desinversiones como la de Deporvillage, vendida en 2021 al grupo británico JD Sports por aproximadamente 175 millones.
“Además de eso, es importante conocer y cultivar de forma orgánica las alternativas de venta de una compañía, ya sean estratégicas o financieras. Salvo excepciones, no se trata de buscar activamente una desinversión, sino de fomentar que el negocio tenga una visibilidad que haga posible los acercamientos de otros inversores”, continúa.
Depende del formato que tenga la desinversión. Es la observación que ofrece Juan Orbea, analista de Swanlaab Venture Factory, con desinversiones recientes en Arengu (vendida a Okta) y Cobee (venta parcial).
“Cuando se trata de una adquisición, hay un dicho que reza algo así como ‘no vendes una compañía, te compran una compañía’ –continúa Orbea–. Puedes iniciar, como empresa, la búsqueda de un comprador a través de banqueros de inversión, pero, normalmente, las adquisiciones no previstas son las que manejan los múltiplos más interesantes para una desinversión, ya que ha sido el comprador quien ha demostrado interés de motu propio en adquirir tu compañía”.
Por otro lado, cuando la desinversión se produce a través de una IPO (por la siglas en inglés), recuerda Orbea, “existe una regulación que tasa una serie de pasos que tienen que seguirse para poder salir a Bolsa y hay que preparar a la compañía para que cumpla toda la normativa necesaria y sea susceptible de listada en el mercado continuo”.
Finalmente, señala que hay que tener en cuenta que existen ventanas con posibilidades de desinversión como pueden ser las distintas ampliaciones de capital que va realizando la compañía y en las que lo normal es que entren nuevos inversores que suelen están interesados en adquirir un mayor porcentaje más allá del que les corresponde de la ampliación.
Venta en secundario. Por último, señala Camilleri que, “de todos modos, puede haber oportunidades de venta en secundario y, en ese momento, es clave estar muy cercano al equipo emprendedor para comunicar el interés de realizar una desinversión, ya que es un proceso que lleva muchos meses”.
2. ¿Se produce solo cuando la startup está consolidada?
“No necesariamente”, coinciden en apuntar Orbea y Camilleri, aunque, según el segundo, es más habitual que suceda en startups consolidadas que durante las etapas iniciales. Orbea, por su parte, apunta algunos matices. “La consolidación empresarial no es una serie de ticks que tienes que marcar de forma lineal. Distintos aspectos de la empresa avanzan a diferentes ritmos, según la empresa en cuestión, la gente involucrada, la situación de mercado… Digamos que hay que unir los puntos para ver esa dinámica general de consolidación”.
En cuanto a la opinión de Laucirica a este respecto es: “Los inversiones financieros tienen vocación de desinvertir al final de su horizonte de inversión para permitir que los buenos negocios maduren. Pero, también existen desinversiones más tempranas de forma oportunista o de compañías interesantes, pero que no han alcanzado el potencial requerido por un inversor de venture capital”.
3. ¿En qué situación se quedan los emprendedores?
Dependiendo de que la venta sea total o parcial. Como señala Camilleri, en el primer supuesto, lo normal es que al menos el CEO, mantenga la relación con el comprador durante un plazo de uno o dos años para facilitar el proceso de integración. “En el caso de que la desinversión tenga lugar porque un inversor vende su participación a otro inversor, generalmente, no tiene impacto alguno para el emprendedor, ya que simplemente supone un cambio accionarial”.
En línea similar se expresan Orbea y Laucirica, quien añade que en salidas a Bolsa, “el equipo gestor adquiere un compromiso mayor tanto profesional como financiero con la compañía a largo plazo. Desde el punto de vista de los fondos, también existen las desinversiones a través de ventas de secundarios a otros inversores, que tienen poco impacto en el día a día de la compañía o los emprendedores”.
Desde una perspectiva mucho más optimista, dice Orbea que “una buena desinversión, les cambia la vida. Pueden recibir millones de euros con la desinversión.
4. ¿Cuándo decide un inversor salir de un proyecto?
Como norma habitual, Orbea remite a los emprendedores al pacto de socios como el mejor instrumento que tienen los emprendedores a la hora de regular la posible desinversión de la compañía.
En cuanto a cuándo decide un inversor salir de un proyecto, Laucirica relaciona esta decisión con el horizonte de inversión que se marque el inversor y con la liquidez del activo. “En el caso de los fondos de venture capital, tradicionalmente se mantienen participaciones en compañías exitosas entre 6 y 10 años para dar tiempo a los negocios a madurar. En esa ventana, en el caso de activos poco líquidos como las compañías privadas hay que valorar muy seriamente las oportunidades de desinversión atractivas que se presenten.
Lógicamente, en el caso de participaciones cotizadas, la liquidez es mucho mayor y se puede primar más el horizonte de inversión, pero, por el momento, es una situación poco frecuente en Europa”.
Señala también el investment manager de Samaipata que, “en el caso de las mejores compañías tecnológicas del mundo, tradicionalmente, ha sido un error desinvertir demasiado temprano a la vista de la curva de generación de valor de las compañías”.
Camilleri, por su parte, sostiene que lo habitual es que este momento llegue cuando “sea una salida forzosa por la venta de la compañía o una OPV [oferta pública de venta]. De forma voluntaria, un inversor puede buscar una venta en secundario cuando se acerca el final del periodo de desinversión”.
5. ¿Cuál es el margen de beneficio en una desinversión?
En este punto, todos los consultados apuntan a la incertidumbre. “En venture capital, por la propia naturaleza de la clase de inversión, hay una dispersión enorme en la rentabilidad de las desinversiones. Desde aquellas en las que apenas se recupera el dinero invertido a múltiplos de varias decenas”, dice Laucirica.
También Orbea admite que, muchas veces, no se gana dinero, “pero viendo que la empresa va a tener un escalado incierto y complicado, si por el camino una empresa más grande puede sacar utilidad de la adquisición de tu empresa, se puede acceder a ella pensando que es lo mejor para todos (incluso, si se pierde algo de dinero desde la perspectiva del inversor)”.
En cualquier caso, cuando la desinversión sucede en un contexto favorable, “se gana mucho dinero”.
6. ¿Atravesamos por un momento de desinversiones?
“Para nada. Los volúmenes de desinversión han caído drásticamente dado el momento de mercado y valoraciones. Por un lado, el mercado de OPVs lleva unos trimestres prácticamente cerrado y, por otro lado, el entorno de valoraciones incentiva más seguir construyendo y creciendo que plantear una desinversión”, es la respuesta que ofrece Laucirica, quien reconoce, no obstante, la posibilidad de un repunte “en el segmento de las desinversiones pequeñas, en las que se venden negocios sin opciones claras de financiación en el entorno actual”.
Por su parte, el analista de Swanlaab, entiende que “es difícil hacer generalizaciones de este tipo”, pero reconoce la posibilidad de que así sea. Como ejemplo cita el hecho de que llevemos alrededor de un año y medio sin salidas a Bolsa de empresas tecnológicas, pero que durante los últimos meses se hayan producido varias IPO y operaciones de M&A (fusión y adquisición) relevantes, como en los casos de Loom, Klaviyo o Instacart.