Tras el duro golpe que supuso la pandemia para el retail, como para otras muchas actividades económicas, este sector ha vuelto a crecer con fuerza en nuestro país.
Así pues, a pesar de que la población está controlando su consumo, como consecuencia del encarecimiento de los precios y la subida de los tipos de interés, la inflación ha impulsado el volumen de negocio registrado en el retail.
Según los datos del estudio ‘El Retail Europeo 2022-2023’, elaborado por la consultora GfK, la facturación de este sector en nuestro país creció un 9,6% interanual en 2022. Este incremento está más de 3 puntos porcentuales por encima de la media europea (+6,5%) y también es superior a la evolución de las tres principales economías del Viejo Continente: Francia (+7,8%), Italia (+4,4%) y Alemania (+1%).
El mayor crecimiento se registró en la categoría ‘non food’, con un incremento del 10%, mientras que en ‘gran consumo’ la facturación aumentó un 8,8%.
Oportunidades en la Europa del Este
Aunque la facturación del retail crece con fuerza en España, es en los países del Este de Europa donde más repuntan las ventas de este sector. Encabeza esta clasificación Eslovaquia (+23,2%), por delante de Bulgaria (19,4%), Letonia (17,9%) y Polonia (17,5%). Así pues, entrar en la distribución en estos mercados puede constituir una interesante oportunidad de negocio.
Por el contrario, los mercados del Norte de Europa muestran una mayor mesura en la evolución de la facturación de su sector retail, llegando incluso a caer en algún país. Éste es el caso de Suecia, donde retrocedió un 0,7%. Y en Noruega (+0,3%) y Dinamarca (0,5%) se registraron incrementos apenas apreciables. El retail suizo también mostró gran contención (+0,3%)
Crece el poder adquisitivo
El poder adquisitivo de los ciudadanos es uno de los factores que más influyen en el aumento de las ventas de este sector. El estudio descubre que el poder de compra per cápita de los españoles se situó en 2022 en 15.314 euros, más de 3.000 euros por debajo de la media de los 27 países de la Unión Europea, que alcanzó los 18.468 euros.
De hecho, España ni siquiera está entre los 10 primeros países, sino que queda hacia la mitad de la clasificación, en la duodécima posición.
Además, nuestro poder adquisitivo creció menos que en el conjunto de la UE. Mientras que en España se incrementó algo más del 4%, la capacidad de compra media subió un 6,1% el año pasado.
Esta moderación en el incremento de nuestro capacidad de compra también está afectando a nuestro comportamiento como consumidores. Por ejemplo, hace algunos meses contábamos que los productos de marca blanca ya representan 4 de cada 10 euros de la cesta de la compra.
En cualquier caso, GfK especifica que la media de la UE-27 es un dato orientativo, puesto que el presupuesto que los consumidores tienen realmente disponible para gastar y ahorrar varía mucho de un país a otro. Y remarca que hay que tener en cuenta la evolución al alza de los precios, que impacta negativamente en la capacidad real de compra.
Los países cuyos habitantes tienen un mayor poder adquisitivo son Luxemburgo (37.015 euros per cápita), Dinamarca (30.850 euros), Alemania (24.782 euros), Austria (24.631 euros) y Irlanda (24.052 euros).
Destinamos más al retail
Otro aspecto que analiza el informe es la cuota de consumo privado dedicado al retail. Este aspecto es muy relevante, porque la porción del gasto familiar dedicado a compras básicas como alimentación y la cuota del consumo privado destinado al retail son más bajas cuanto más madura es la economía.
En el caso de España, la cuota de consumo dedicado al retail se mantuvo en el 36% de su capacidad de compra. Algunos países de nuestro entorno tienen una cuota más alta, como Francia (40%) o Portugal (38%). Otros, se sitúan por debajo, como Alemania (27%) e Italia (30%).
En el conjunto de los 27 países de la UE, aunque la facturación de la distribución creció significativamente el año pasado, la cuota del consumo privado destinada al retail cayó por primera vez en años.
Así pues, la consultora considera que volvió el deseo de comprar, pero el consumo se vio reprimido por la subida de la inflación y los altos precios de la energía, que desviaron parte de los recursos que anteriormente se destinaban a compras en retail.
Como consecuencia de ello, la cuota de consumo privado disminuyó en un 4,6%, hasta alcanzar el 34,2% en la UE-27.
Los países del Este de Europa mostraron las cuotas más altas. Por ejemplo, GfK detalla que Hungría, un país particularmente afectado por la inflación y el aumento de los precios, alcanzó una cuota del 49%. Y muy cerca se sitúan Bulgaria y Croacia, ambos con 47%.