Stikets se ha especializado en la fabricación de etiquetas y pegatinas personalizadas para marcar productos infantiles. Etiquetas con el nombre de los niños para saber de quién es una chaqueta, unos zapatos o los estuches de pinturas del colegio. Con una inversión de 30.000 euros y desde el garaje de su casa, su fundadora, Stephanie Marko, en apenas 18 meses consiguió tener un proyecto consolidado y con proyección internacional. Hoy, esa proyección internacional le ha ayudado a alcanzar una cifra de 300.000 clientes y una facturación de 3,3 millones de euros. Estas han sido las claves para hacer tan grande, un producto tan “pequeño”, según sus fundadores, Stephanie Marko y Toni Ribas.
Producción y diseño propio. “Desde el principio tuvimos claro que la única forma de que el producto estuviese en casa del cliente en tres días, era haciéndolo nosotros mismos. Y teníamos claro que teníamos que hacer algo con una calidad muy buena”.
Test de producto. Aunque se trate de un producto tan sencillo y de un negocio que en principio se basaba en un único producto, detrás hay un buen estudio de mercado, business plan… “Testamos los materiales primero con nuestros hijos, luego con todo nuestro entorno… Veíamos que tenía aceptación, tanto en los diseños como en la tipología de la solución. Vimos que había un hueco en el mercado si nos centrábamos en que fuera fácil de aplicar, personalizable, útil y atractivo. Y nos concentramos en esas funcionalidades, además de la entrega fácil.
Marketing online sí o sí. “Al principio hicimos mucho marketing de guerrillas orientado a las madres, que son muy exigentes y recomiendan lo que funciona bien. También nos basamos mucho desde el principio en marketing online, para dar difusión y hacer ventas. En todos los canales: posicionamiento orgánico, adwords, redes sociales –ahí somos muy activos porque es donde están nuestros clientes–, pero también otros canales, como afiliaciones… Nos hemos basado sobre todo en online”.
Producto pequeño, ventas grandes. Un producto tan pequeño y que deja tan poco margen obliga a vender grandes cantidades. De ahí la estrategia de internacionalización; el mercado exterior representa el 40% de sus ventas. Una clave para esta buena acogida es que “nuestros productos son universales porque los creamos para dar respuesta a las necesidades de las familias, que son muy similares en todo el mundo”.
Diversificación. La otra clave para explicar su facturación está en la diversificación que abordaron en cuanto el proyecto estuvo afianzado. Hoy, además de etiquetas y pegatinas venden vinilos y otros productos infantiles personalizados. “Este producto no se puede vender a un precio alto y necesitábamos volumen. Desde el principio hemos entendido que no somos sólo una empresa de etiquetas, sino una empresa de soluciones personalizadas para familias. Y a partir de ese cambio en el posicionamiento, digámoslo así, hemos empezado a introducir nuevos productos en el mercado: pulseras personalizadas, vinilos personalizados, pizarras personalizadas… para que los clientes tengan más razones para volver a confiar en Stickets. La idea es siempre que sean útiles. Que la gente tenga la percepción de que es útil en su entorno familiar”.
Una filosofía clara. La empresa ha desarrollado el concepto Family First, “que define nuestra empresa en todos los sentidos”. Todo el proceso de diversificación que se ha seguido y se pueda seguir en el futuro tiene que ser fiel a ese principio. Trabajan “siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida de nuestros clientes; todos nuestros productos están pensados para ganar tiempo, ahorrar dinero y dar soluciones a las familias”.
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