¿Tienes un mal compañero de trabajo?

El trabajo es el eje vertebrador de nuestras vidas. No en vano, pasamos alrededor de un tercio del día allí. Y quieren trabajan con nosotros son las personas con las que más trato solemos tener. Por eso, tener un mal compañero de trabajo puede convertirse en un auténtico drama.

Vivir esta situación puede afectar a tu estado de ánimo. Si alguien genera conflictos, incumple sus responsabilidades o mantiene una actitud negativa se enrarece el ambiente laboral. Eso no sólo dificulta la concentración, sino que también aumenta el estrés y reduce la motivación.

Además, un mal compañero puede entorpecer la colaboración y la comunicación dentro del equipo. Su actitud o falta de compromiso puede retrasar proyectos, crear malentendidos e incluso salpicarte, al tener que asumir aquellas tareas que no hace.

Y al margen de lo que quema vivir un escenario así, lo normal es que acabe afectando directamente a la productividad de la empresa.

Casi siempre hay un mal compañero

Así pues, estos garbanzos negros son una auténtica cruz. Y lo peor de todo es que casi nadie se escapa de ellos. De acuerdo con el estudio de miCVideal, 8 de cada 10 personas admiten que tienen al menos un mal compañero de trabajo.

La mitad de ellos van más allá, ya que aseguran que comparten su día a día con 3-4 malos compañeros. Y un tercio (34%) dicen que han de soportar a 5-6 sujetos así.

Además, estos malos compañeros suponen una tortura constante. El 22% de quienes los sufren afirman que estos individuos los molestan a diario. Y otro 24% tiene que soportarlos varias veces por semana.

Pero no todo son malas noticias. El 93% de los consultados aseguran que, en general, les gustan sus compañeros de trabajo.

Esto es algo muy positivo, ya es uno de los factores que más contribuye a la satisfacción en el trabajo. “Cuanto más fuertes son los vínculos, más alta es la satisfacción y la productividad laboral”, apunta miCVideal.

Como contábamos en este artículo, tener amigos en el trabajo proporciona muchas ventajas: una valiosa red de apoyo emocional, contribuye a reducir el estrés, genera mayor satisfacción laboral, aumenta la motivación, favorece el trabajo en equipo e incluso puede fomentar un estilo de vida más saludable.

Diferencias por grupos demográficos

El estudio también ofrece algunos datos interesantes en cuanto a las diferencias existentes en función de la experiencia, sexo o tamaño de las empresas.

Por ejemplo, desvela que las personas con más de 11 años de experiencia son los que menos malos compañeros tienen. Sólo el 68% tiene que lidiar con ellos.

Por el contrario, el 87% de los trabajadores que tienen entre 6 y 10 años de experiencia afirman tener que soportar al menos a un mal compañero.

También hay diferencias por sexo. Mientras que el 83% de los hombres se ven en esta situación, el porcentaje desciende al 77% en el caso de las mujeres.

Las empresas con plantillas de 51 a 200 trabajadores tienen la proporción más alta de compañeros molestos: 83%. Y sólo el 73% de los encuestados que trabajan en compañías de más de 500 empleados admiten tener malos compañeros.

¿Cómo son los malos compañeros?

La investigación también ahonda en el perfil de esos malos compañeros. Parece que los hombres tienden a ser algo más molestos que las mujeres. Aunque con escasa diferencia: 41% ellos frente al 39% ellas. Sin embargo, el 20% de los consultados afirman que el sexo no supone ninguna diferencia.

Por otro lado, los empleados veteranos suelen ser vistos como más molestos, en comparación con los nuevos trabajadores: 63% contra 30%, respectivamente. “Probablemente, es porque los nuevos quieren gustar, no meterse con nadie, y tienen más cuidado con su forma de ser”, indica miCVideal.

Y por edad, el 43% de los consultados califican a los millennials como los compañeros de trabajo más insoportables, mientras que el 34% eligen a la Generación X, el 18% señala a la Generación Z y el 5% escoge a los boomers.