La novena edición de Masterchef llega este martes a su fin. Esta edición, que ha sido una de las más competidas de la historia -hasta 70.000 aspirantes se presentaron al casting-, deja un gran resultado de audiencia, y un premio de 100.000 euros para el concursante que se alce con el título, además de la publicación de un libro de recetas y formación culinaria en el prestigioso Basque Culinary Center.
Sin embargo, el verdadero premio de Masterchef llega después haber participado en el concurso. Muchos de los participantes han utilizado el programa de RTVE como trampolín para montar sus propios negocios relacionados con la hostelería y la restauración, con los que triunfan en toda España.
El ejemplo más claro de este fenómeno es el de Carlos Maldonado, ganador de la tercera edición de Masterchef. Tras su participación en el programa, Maldonado abrió un food truck, que ya cosechó grandes éxitos. Pero, sin duda, su gran negocio es ‘Raíces’, un restaurante ubicado en su Talavera de la Reina natal, con el que ya ha ganado una estrella Michelín, convirtiéndose en el primer participante del programa en todo el mundo en conseguirlo. Además, el cocinero ha aprovechado la pandemia para abrir un restaurante enfocado al delivery, una de las tendencias que marcan el presente -y el futuro- del sector.
Pero los aspirantes anónimos de Masterchef no son los únicos que deciden emprender después de participar en el programa. Aunque en menor medida, algunos concursantes de Masterchef Celebrity, la edición de famosos, también se han sumado al carro. Es el caso de Raquel Meroño, la actriz que ganó la quinta edición del concurso, que ha renovado la carta del chiringuito de playa que ya poseía en Tarifa. Además, ha anunciado el lanzamiento de un nuevo restaurante en Madrid, reafirmando las grandes oportunidades de negocio que pueden salir del programa.
También los concursantes de la última edición de Masterchef han comenzado a lanzar sus proyectos emprendedores, incluso antes de que termine la edición del programa. Por ejemplo, la aspirante conocida como Amelicious lanzará en pocos días un negocio que busca poner en valor los beneficios de una nutrición saludable a través de la cocina; u Ofelia, que ha unido sus dos grandes pasiones, la cocina y la equitación, para producir una serie de entrevistas con jinetes españoles, en las que pone en valor la importancia de la alimentación en un estilo de vida saludable.
Masterchef salva de la ruina los negocios de los jueces
La pandemia ha sido especialmente dura con el sector de la alta hostelería, algo que conocen bien grandes cocineros como Dabiz Muñoz, que el pasado mes de diciembre tuvo que cerrar su restaurante de Londres, en el que había invertido seis millones de euros, debido a las restricciones impuestas en Reino Unido.
En el caso de los jueces de Masterchef, los ingresos que obtienen del programa han sido fundamentales para mantener a flote sus negocios. Así lo reconocían ellos mismos durante la presentación de la edición, afirmando que «si solamente tuviésemos los restaurantes estaríamos hablando de otra cosa y sufriríamos de otra forma. No lo quiero ni pensar. Hemos tenido suerte”.
Así, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz se vieron obligados a aplicar un ERTE entre su plantilla y a mantener las cocinas cerradas hasta la progresiva retirada de las restricciones. “No quiero abrir con medio menú, ni dándole prisas a los comensales. Quiero abrir donde lo dejé, con el mismo nivel”, explicaba Cruz hace unos meses.
Por su parte, Samantha Vallejo-Nágera, la única mujer en el jurado de Masterchef, también ha sufrido el golpe de la pandemia en sus propias carnes. Su negocio de catering estuvo especialmente afectado durante 2020, debido a la cancelación masiva de bodas y eventos sociales. Sin embargo, y a pesar de la crisis, el pasado mes de diciembre se lanzó a la aventura y abrió un nuevo restaurante en Pedraza (Segovia). “Ojalá se acaben los cierres perimetrales y la gente de Madrid pueda venir a ver el pedazo de negocio que he montado”, valoraba entonces.