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Los jueces de Masterchef sufren con sus negocios tras la pandemia

A pesar de la progresiva vuelta a la normalidad, los negocios de Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz no terminan de despegar.

05/11/2021  Redacción EmprendedoresGestión

No son buenos tiempos para la alta cocina. La pandemia ha afectado de manera importante a este sector, con cierres y grandes negocios en pérdidas. El caso de los jueces de Masterchef no es una excepción, y sus restaurantes siguen pasando dificultades incluso después del progresivo levantamiento de las restricciones de aforo y movilidad.

Tanto es así, que la empresa de Samantha Vallejo-Nágera, dedicada al catering, registró en 2020 unas pérdidas de más de medio millón de euros, por los 103.291 euros de beneficio que obtuvo el año anterior.

Ante esta situación, la única mujer del jurado de Masterchef se ha visto obligada a reajustar la masa salarial de su compañía, prescindir de una nave que tenía alquilada, renegociar los contratos con proveedores, internalizar algunas tareas que tenían subcontratadas o solicitar un ERTE para su plantilla. Además, la empresa de Vallejo-Nágera pidió un crédito ICO de más de 800.000 euros para no perder liquidez ante el descenso drástico de la demanda de catering durante la pandemia.

En el caso de Pepe Rodríguez, el dueño del restaurante El Bohío, en Illescas (Toledo), ha sufrido un descenso del 27,3% en la facturación, que se queda en los 1,23 millones de euros. No obstante, el beneficio de su sociedad cayó un 52,7% por el aumento de gastos durante la pandemia. En total, la empresa del cocinero manchego obtuvo un beneficio de 149.000 euros durante el año pasado.

En similar situación se encuentra Jordi Cruz, el juez de Masterchef que cuenta con más estrellas Michelín. El cocinero catalán obtuvo en 2020 unos beneficios de 121.744 euros de su sociedad L’Angle SL, que opera el restaurante Angle de Barcelona. Se trata de un descenso del 60% con respecto a 2019, el último año libre de pandemia, tal y como explica El País.

Masterchef salva de la ruina a sus jueces

A pesar de que las cuentas del jurado de Masterchef se han resentido de manera seria debido a la pandemia -en el caso de Samantha Vallejo-Nágera, su sociedad se encuentra en números rojos-, el programa de televisión es un soplo de aire fresco a su economía, y les permite aguantar el tirón y esperar tiempos mejores.

Ellos mismos lo reconocían hace unos meses, durante la rueda de prensa de la presentación de una nueva edición de Masterchef. “Si solamente tuviésemos los restaurantes estaríamos hablando de otra cosa y sufriríamos de otra forma. No lo quiero ni pensar. Hemos tenido suerte”, explicaba entonces Pepe Rodríguez.

Entonces, allá por el mes de abril, Jordi Cruz aún no había levantado el ERTE a su plantilla de AbAC, su restaurante insignia. “Nuestro negocio es un barco grande que tiene que hacer todas las paradas. Si solo hace la mitad del trayecto, no nos sale a cuenta. No quiero abrir con medio menú, ni dándole prisas a los comensales. Quiero abrir donde lo dejé, con el mismo nivel”, reconocía. Finalmente, el juez de Masterchef abrió sus restaurantes al público hace unas semanas, y las reservas se han disparado.

Por su parte, Samantha Vallejo-Nágera atribuía el acusado descenso de su facturación a la cancelación de eventos sociales como las bodas, una de sus mayores fuentes de ingresos, y a las restricciones de movilidad que impedían al público madrileño disfrutar de su nuevo restaurante en Pedraza (Segovia). “Ojalá se acaben los cierres perimetrales y la gente de Madrid pueda venir a ver el pedazo de negocio que he montado”, reconocía.