La morosidad supone un enorme problema para las empresas. Cuando un cliente no paga a tiempo sus facturas, pone en serios aprietos a otras compañía, que a veces no tienen más remedio que dilatar los pagos a sus proveedores, generando así un círculo vicioso del que es difícil salir.
Este problema es de gran magnitud. Hace unos meses ofrecíamos un dato impactante: a las empresas españolas les deben 1,3 billones de euros. Y 4 de cada 5 compañías (81%) tienen pagos o pendientes de cobro, según el ‘Informe europeo de pagos’ de Intrum.
Asimismo, el último ‘Estudio de la gestión del riesgo de crédito en España’ de Crédito y Caución e Iberinform, correspondiente a la oleada de otoño, nos descubre que casi 1 de cada 4 empresas (24%) reconocen haber sufrido impagos significativos durante 2024.
Esto supone una estabilización de los niveles de impacto registrados hace un año. Sin embargo, se aprecian sombras en el horizonte, ya que casi 4 de cada 5 de las compañías consultadas (78%) detectan algún tipo de deterioro en los niveles de solvencia o liquidez de sus clientes.
Son varios los factores que contribuyen a dicha percepción. Destaca la inflación, señalada como el principales elemento desestabilizador del comportamiento en pagos y la solvencia de los clientes, siendo citada por el 40% de las compañías encuestadas. Aunque es un porcentaje elevado, está 23 puntos porcentuales por debajo que hace un año.
También mejora la percepción respecto al impacto de los costes financieros (31%, -19 p.p.) o de los costes energéticos (25%, -25 p.p.). Por el contrario, irrumpe con fuerza la preocupación ante la mala evolución de la demanda (36%), un elemento apenas mencionado un año antes.
Otros factores señalados que aparecen entre las inquietudes de las compañías respecto a la solvencia y liquidez de sus clientes son las tensiones geopolíticas (citadas por el 21% de las empresas) y los problemas en la cadena de suministro (17%).
A pesar de este complejo contexto de riesgo de crédito que dibuja el estudio, las empresas encuestadas prevén mayoritariamente cerrar 2024 con crecimientos tanto de la facturación (48%) como del beneficio (42%), significativamente por encima de las que esperan caídas de ambas magnitudes (22% y 27%, respectivamente).
Asimismo, se muestran confiadas de cara a 2025. Un 57% de las empresas esperan que sus niveles de facturación sigan remontando y un 53% prevén que también lo haga su beneficio, frente a un 8% y 11% que pronostican que caerán sus ingresos y sus resultados, respectivamente.
Además, el Crédito y Caución señala que el 57% de las empresas españolas sufren el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados, el 47% afrontan pérdidas de ingresos significativas por este motivo y un 10% afirman que corren el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados. Es decir, cerca de 133.500 compañías estarían amenazadas de cierre, tomando como referencia el número de empresas activas que publica la Seguridad Social.
¿Qué hay tras los impagos?
Las circunstancias que dan lugar a los impagos pueden ser muy diversas. Por ejemplo, los impagos pueden derivarse de una crisis sectorial, de una coyuntura económica adversa o de dificultades financieras del deudor, como contábamos en EMPRENDEDORES.
En estos casos, se trataría de morosos ocasionales, que incurren en retrasos o impagos de forma no intencionada. Sin embargo, hay otros que son auténticos profesionales, que aprovechan la morosidad como una herramienta para financiar sus negocios a costa de los proveedores, echando mano de técnicas de ingeniería financiera y tensando la cuerda con la expectativa de que los acreedores acaben desistiendo de reclamar la deuda.
Con el fin de evitar problemas, en el citado reportaje recogemos una serie de señales que deberían ponerte en alarma. En primer lugar, conviene desconfiar de quienes aceptan a la primera los precios y no intentan negociar. También debemos sospechar en caso de detectar operaciones inusuales. Por ejemplo, deberías ser cauto si un nuevo cliente te hace un pedido grande después de hacer dos o tres más pequeños y pagarlos puntualmente. Los defraudadores profesionales cumplen con los pagos de esos primeros pedidos para que te confíes, pero después dejan si pagar el envío grande