Uno de los mayores sustos que puede llevarse cualquier emprendedor o responsable de una pyme es abrir el extracto bancario y ver que no hay dinero suficiente para pagar las nóminas, a un proveedor o el alquiler del local. Y lo peor es que no siempre se debe a que la empresa vaya mal. De hecho, muchas compañías rentables pasan por apuros financieros simplemente porque no han gestionado bien su flujo de caja.
«Una buena gestión de la tesorería de la empresa es el resultado de un trabajo planificado, con visión estratégica del CFO y es clave para que el resto de las actividades de la compañía fluyan con normalidad. Muchas pymes sufren tensiones de liquidez por no darle verdadera importancia a controlar su flujo de caja”, dice Cristina Mateo, directora de Desarrollo de Negocio de Banca de Empresas de Ibercaja. Y añade más: «La cifra de negocio es muy importante, pero hay que entender muy bien todo el ciclo de venta buscando tener clientes satisfechos y proveedores de calidad, que nos garanticen una rentabilidad adecuada y una supervivencia en el tiempo de las compañías».
Así, la liquidez es como el oxígeno para un negocio: vital. Tener beneficios en papel no sirve de mucho si no hay efectivo disponible para afrontar los gastos del día a día. Por eso, anticiparse y tener bajo control el flujo de caja no es solo una buena práctica financiera, es una cuestión de supervivencia.
«La cifra de negocio es muy importante, pero hay que entender todo el ciclo de venta buscando tener clientes satisfechos y proveedores de calidad»
Cristina Mateo, directora de Desarrollo de Negocio de Banca de Empresas de Ibercaja
¿Qué es el flujo de caja y por qué es tan importante?
El flujo de caja (o cash flow) es el movimiento de dinero que entra y sale de tu empresa. No se trata solo de cuánto facturas, sino de cuándo cobras y cuándo pagas. Puedes tener muchas ventas, pero si los clientes te pagan a 90 días y tú tienes que abonar a proveedores al contado, es probable que te enfrentes a una tensión de liquidez.
Un ejemplo: Marta tiene una tienda online de artículos de papelería con diseños propios. En septiembre, justo antes de la campaña escolar, realiza un pedido importante de productos, adelanta pagos a sus proveedores y lanza una campaña publicitaria. Las ventas empiezan a fluir, pero muchos clientes pagan con tarjeta a 30 días y otros a través de plataformas que retienen el dinero unos días antes de transferirlo. En la práctica, Marta no ve ese dinero hasta mediados de octubre, mientras acumula facturas pendientes, cuotas de autónomos y pagos a colaboradores. ¿El resultado? Tiene una buena campaña en marcha… pero sin liquidez para sostenerla.
Señales de alerta: ¿estás gestionando bien tu flujo de caja?
Si te preguntas si estás gestionando bien tu liquidez, estos son algunos síntomas que pueden indicar que hay margen de mejora:
• Tener que recurrir a créditos a corto plazo con frecuencia.
• Pagar tarde a proveedores o acumular deuda.
• No poder aprovechar descuentos por pronto pago.
• Sentir que, aunque las ventas suben, la cuenta bancaria sigue vacía.
¿Te suenan familiares? La buena noticia es que hay estrategias prácticas para anticiparse a los problemas de liquidez y mantener las finanzas bajo control. Las repasamos a continuación.
Estrategias para evitar tensiones de liquidez
“Las entidades financieras somos un facilitador para alinear y ayudar a las empresas a que la gestión de su flujo de caja no sea nunca un problema. Desde Ibercaja entendemos la relación con la empresa como un ganar – ganar donde la transparencia, el conocimiento de la actividad de nuestro cliente y una comunicación continua son los ingredientes básicos”, señala Toño Ruiz, jefe de Estrategia Comercial de Banca de Empresas de Ibercaja.
En este sentido, y en línea con la importancia de mantener una relación cercana y proactiva entre empresa y entidad financiera, recomienda anticiparse y adoptar una serie de estrategias que ayuden a prevenir posibles tensiones de liquidez. Las más eficaces son:
1. Anticipa tu flujo de caja
Dedica tiempo cada mes a proyectar tus ingresos y gastos previstos. Aunque no puedas preverlo todo, tener una estimación razonable te permitirá anticiparte a los picos de gasto o a los meses flojos.
Utiliza una hoja de cálculo sencilla o alguna de las muchas herramientas de gestión disponibles para visualizar, mes a mes, cuánto dinero entrará y cuánto saldrá. Así podrás ver con tiempo si te espera un bache de liquidez y tomar medidas.
2. Negocia plazos con cabeza
Uno de los errores más comunes es aceptar sin más las condiciones de pago de clientes o proveedores. Por eso, siempre que puedas:
• Cobra lo antes posible. Ofrece descuentos por pronto pago o utiliza sistemas que agilicen el cobro (como domiciliaciones, plataformas que adelantan cobros, etc.).
• Paga lo más tarde posible, sin incurrir en penalizaciones. Algunos proveedores están dispuestos a darte más margen si lo negocias desde el principio o si eres un cliente habitual.
3. Ten un colchón de liquidez
Así como en las familias se recomienda tener un fondo de emergencia, tu empresa también debería contar con un colchón para imprevistos. Puede parecer difícil en las fases iniciales, pero ir acumulando una reserva, aunque sea pequeña, puede marcar la diferencia entre capear un bache o entrar en una espiral de deuda.
4. Si tienes stock, contrólalo
Tener demasiadas existencias inmoviliza dinero que podrías necesitar para otros fines. Revisa con frecuencia tus niveles de stock, analiza qué productos rotan más y ajusta tus compras para evitar un exceso de inventario. Si vendes servicios, piensa en tus recursos humanos como “stock productivo”: ¿estás planificando bien las cargas de trabajo?
5. Prioriza gastos según el retorno
A veces se gasta mucho en acciones o herramientas que no aportan resultados proporcionales. Antes de invertir en una nueva campaña de marketing o en una suscripción costosa, evalúa si puedes asumir ese gasto ahora o si es mejor esperar. No se trata de ser tacaño, sino de ser estratégico.
6. Financia con sentido
El crédito no es malo per se, pero hay que usarlo con cabeza. Si necesitas financiación, mejor que sea para impulsar el crecimiento o para cubrir inversiones que generarán retorno, no para tapar agujeros recurrentes. Y antes de firmar, compara condiciones, estudia bien los plazos y asegúrate de que podrás devolverlo sin asfixiarte.
7. La importancia de tener buenos datos
Muchos pequeños negocios gestionan sus finanzas “a ojo”, confiando en la intuición o revisando solo el saldo bancario. Pero los números no mienten y llevar un buen control de tesorería puede evitar más de un disgusto. Hacerte con una herramienta de gestión sencilla (hay muchas opciones asequibles en el mercado) y una revisión semanal de tu flujo de caja pueden darte claridad y seguridad.
La liquidez como hábito
Evitar tensiones de liquidez no es algo que se resuelva solo con más ventas, sino con una gestión consciente, proactiva y realista del dinero. Pensar en liquidez no es un lujo de las grandes empresas, es una necesidad diaria para cualquier pyme o autónomo que quiera crecer con estabilidad. Como emprendedor, te enfrentas cada día a mil decisiones; cuidar el flujo de caja debería estar entre las más importantes.