Financiarse no es bueno, ni malo, es solo una decisión inteligente que necesita de análisis y algo de creatividad. Porque no todos los tipos de financiación sirven para todos los negocios ni para todas las ocasiones. Hay que elegir, y elegir bien, porque la financiación siempre tiene un coste, aunque solo sea el coste de oportunidad de no hacerlo.
La financiación no es más que la obtención de fondos para compensar desequilibrios entre cobros y pagos. En nuestro caso, lo más importante no es tu nivel de ingresos y gastos o inversiones sino cómo cobras lo que ingresas y cómo pagas lo que gastas o inviertes. Si pagas antes que cobras, tienes un problema y, por lo tanto, necesitas financiación. Así de fácil y así de complejo.
Complejo porque, no quiero mentirte, tomar una decisión de financiación puede ir desde simplemente acortar el período medio de cobro a tus clientes y alargar el período medio de pago a tus proveedores, hasta diseñar una solución de financiación a medida que incluya varios productos financieros combinados para que tu balance y cuenta de resultados luzcan bien y no se vean perjudicados a corto, medio y largo plazo por tus decisiones.
En caso de duda, consulta siempre con un profesional experto independiente que te pueda asesorar sobre las diferentes alternativas posibles que mejor se adapten a tus necesidades, indicándote, en cada caso, sus ventajas e inconvenientes. Será un dinero bien invertido y no te arrepentirás, ya sabes lo que dice el refrán: “zapatero a tus zapatos”. Ocúpate de aquellas áreas de tu negocio en las que seas el mejor y apóyate en otros para aquello que no domines.
Y si eres de los que no domina el mundo de la financiación, te quiero ayudar. Por ello, en este artículo me gustaría darte respuestas, de forma básica y resumida a cinco de las preguntas más habituales que me han hecho a lo largo del tiempo. Puede que no resuelvan todas tus dudas, pero serán un buen comienzo para que pierdas ese miedo al hombre del saco.

1.-¿Qué puedes financiar en tu negocio?
La respuesta es: lo puedes financiar TODO. Sí, has oído bien, puedes financiar tus ventas, el alquiler de tu oficina, las nóminas de tus empleados, los impuestos que pagas, la maquinaria de tu cadena de producción, la flota de vehículos comerciales… Cualquier elemento material o inmaterial que forme parte de tu actividad se puede financiar.
Porque si ese elemento genera flujos de cobros/ pagos, existe la posibilidad de desequilibrios entre ellos y entonces sería necesario buscar financiación.
¿Todos los negocios necesitan financiación?
La respuesta es: SI. Todos los negocios necesitan financiación en algún momento, bien sea al inicio para arrancar la actividad, durante su ciclo de vida o incluso cuando desaparecen. Es muy raro que una empresa que quiera crecer y ser rentable no haga uso de la financiación.
Sin embargo, eso no quiere decir que financiarse esté siempre unido a la acción de pedir dinero prestado. Existen modelos de negocios en los que uno puede financiarse sin pedir dinero a inversores, bancos o entidades financieras. Son modelos basados, por ejemplo, en:
El pago por adelantando: es la estrategia más sencilla y lógica, utilizada desde hace tiempo en profesiones liberales como los abogados, los cuales solicitan anticipos, provisiones o pagos a cuenta para financiar los gastos que generan sus servicios.
Suscripciones: el cliente compra un producto o servicio que se le irá entregando a lo largo del tiempo como, por ejemplo, las suscripciones a revistas. Aunque existen suscripciones a bienes y servicios de todo tipo como son, el uso de un gimnasio, el alquiler de ropa ecológica, comida para mascotas, cursos de formación…
2.-¿Qué tipo de financiación existe?
Si hay algo que nos encanta a los seres humanos es establecer tipologías, sea de lo que sea. Clasificar y poner etiquetas a la financiación no es una excepción. Yo hago uso de las clasificaciones para tomar las mejores decisiones según las diferentes necesidades en un momento determinado.
Si una clasificación no te ayuda a decidir, no la uses, no pierdas el tiempo en elucubraciones, no es para ti y punto.
Aquí te indico algunas clasificaciones básicas sobre financiación. Espero que te ayuden a identificar y escoger a la hora de decidir cuál es la financiación que andas buscando. Por ejemplo:
Financiación interna o externa (dependiendo de quién aporte los fondos): La financiación interna es la que procede de los recursos propios de la empresa, generalmente beneficios obtenidos y no repartidos y la financiación externa es la que se obtiene de otras fuentes que no pertenecen a la empresa, como entidades financieras, entre otros.
Ambas tienen ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, la financiación interna no necesita de una aprobación exterior, aunque puede que esto sea un inconveniente si se hace un uso incorrecto de la misma y no existe ningún agente externo que valore su rentabilidad. La financiación externa tiene un coste que debes pagar a una entidad, aunque permite no agotar los fondos propios que pueden ser más útiles a largo plazo.
Financiación a corto, medio y largo plazo (dependiendo del período en el que quieras devolver la cantidad recibida): Se considera a corto plazo, menos de un año y a medio y largo plazo, períodos superiores al año. La financiación a corto plazo se utiliza para obtener una liquidez inmediata, principalmente para el circulante: clientes, proveedores y stock y, a medio y largo plazo se utiliza para proyectos de expansión, compra de maquinaria, etc.
Financiación por importe a solicitar: no es una tipología como tal, pero es cierto que no lo es mismo tener que financiar diez mil euros que cien mil o que un millón. Cómo hacerlo será diferente.
Tener claro qué escoger en cada una de las tres tipologías que te he mencionado, te ayudará a definir qué productos de financiación debes solicitar, desde un descuento comercial hasta un renting, un préstamo participativo o un seguro de cambio son algunas de las opciones que te encontrarás. Hay decenas de productos que puedes elegir y combinar para crear una financiación a medida, que se ajuste como un guante a tu negocio y situación particular.
Te recomiendo el libro de José María Casero Salvavidas para pymes y autónomos en el que de una forma sencilla y práctica te cuenta 75 soluciones.
3.- ¿Qué necesito para pedir financiación externa?
Pedir dinero a otros para financiar tu negocio no siempre es fácil. Lo más importante es que tengas claro para qué necesitas la financiación, qué cantidad necesitas y cómo lo vas a devolver. Si tienes dudas sobre alguno de estos aspectos no te lances a pedir sin más ni más. No quemes cartuchos de forma innecesaria. Tu negocio es muy importante y tienes que demostrar a otras personas que invertir en él es un buen negocio también para ellos.
Por supuesto, no basta con tu palabra de que así será, lo tienes que demostrar con hechos reales e hipótesis verosímiles, principalmente a través de indicadores y datos numéricos. “Lo que no se mide, no se puede mejorar”, dijo Lord Kelvin, creador de la escala termométrica que lleva su apellido.
Por eso, es necesario que realices un Dossier de Financiación. Este dossier debe incluir aspectos como a qué se dedica la empresa, su historia, quiénes son sus socios, de dónde venimos y hacia dónde vamos, las últimas cuentas anuales y detalle del cash flow, una presentación del proyecto para el que queremos obtener financiación… En definitiva, toda aquella documentación útil para que nuestro interlocutor pueda tomar una decisión y nos conceda lo solicitado.
Al realizar el dossier, debes tener en cuenta el perfil de la otra parte y el argumento a esgrimir en cada caso. No es lo mismo hablar con el director de una sucursal bancaria que con un inversor privado. Tienen intereses parecidos, pero no iguales, por lo tanto, tu discurso y documentación puede que varíe en algunos aspectos.
4.-¿Qué costes debo analizar al pedir financiación?
Ya hemos comentado que la financiación siempre tiene coste, aunque sea el coste de oportunidad, así que debes conocer y analizar cada uno de los elementos que intervienen en el cálculo de ese coste y conseguir la financiación que necesitas en las mejores condiciones posibles.
Tu objetivo será que por cada euro que pidas has de conseguir una rentabilidad superior a su coste, en caso contrario es posible que el margen de tu actividad se vea arrasado por los costes financieros, es decir, que la financiación sea un lastre más que una ayuda para seguir avanzando.
El tipo de interés es el precio que te cobrarán por prestarte el dinero. Debes tener en cuenta si es fijo o variable, a qué índice se encuentra referenciado y cuál es el diferencial que se le suma. Pero además debes saber si el tipo de interés final que vas a pagar se ve afectado por las temidas comisiones.
Las comisiones de apertura, no disponibilidad, cancelación… pueden ser realmente gravosas. En algunos casos su importe puede parecer inofensivo, pero ¡cuidado! porque pueden incrementar el coste total de la operación y enmascarar una operación aparentemente “barata”.
También te aconsejo tener en cuenta otros aspectos como la periodicidad de la liquidación de intereses y del reembolso del capital, la flexibilidad en la disposición y amortización, la necesidad de avales y la posibilidad de prorrogar la financiación a su vencimiento. Asuntos que puedes considerar de poca importancia a la hora de negociar pero que pueden tener un papel relevante a lo largo del ciclo de vida de la financiación.
5.-¿Qué es el apalancamiento financiero?
“Dadme una palanca y moveré el mundo” dijo el sabio griego Arquímedes. Tú también puedes ser el Arquímedes de tu organización, conociendo qué es el apalancamiento financiero, y decir algo así como: “Dadme financiación y moveré mi negocio”.
Porque el apalancamiento financiero es una gran herramienta para mejorar la situación económica de tu negocio, combinando el uso de fondos propios y ajenos para obtener una rentabilidad mayor a la hora de invertir en un proyecto determinado.
Veámoslo con un sencillo ejemplo:
Imagina una inversión de 1.000€ financiada con capital propio y una rentabilidad del 15%. El beneficio sería de 150€.
Ahora imagina la misma inversión de 1.000€ y una rentabilidad del 15%, financiada al 50% con capital propio y al 50% con deuda a un tipo de interés del 5%.
El beneficio total sería de:
Bo = (15% sobre 1000) – (5% sobre 500) = 150 – 25= 125€
El beneficio total es inferior, sí, pero la rentabilidad sobre el capital propio destinado a la inversión se ha incrementado, pasando del 15% al 25% (125/500= 25%)
El apalancamiento financiero es un mecanismo estratégico con grandes ventajas que utilizan muchas compañías, pero no exento de inconvenientes:
Ventajas
–No se necesita aportar el 100% de capital propio.
–Se trata de una operación de riesgo compartido.
–Permite endeudarse para crecer en proyectos de probada rentabilidad
Inconvenientes
–Genera intereses que hay que pagar independientemente de que el proyecto obtenga la rentabilidad esperada o no.
-Puede tener un efecto negativo sobre el retorno del capital propio si el tipo de interés de la deuda llegara a superar el porcentaje de rentabilidad global del proyecto.
–Como siempre, debes encontrar el punto de equilibrio entre fondos propios y deuda que se ajuste a tus necesidades y que no ponga en peligro la viabilidad presente y futura de tu negocio.
–No es fácil encontrarlo, pero nadie dijo que fuera fácil.