
La CNMV y el Banco de España, junto a entidades colaboradoras, promueven hoy, 2 de octubre, el Día de la Educación Financiera, con el objetivo de concienciar a los ciudadanos de la importancia de estar financieramente formados. Ello también afecta lógicamente a las empresas –sobre todo, a pymes y autónomos–, ya que tener una adecuada financiación es crucial en el momento de abrir un negocio o de querer expandirlo.
A pesar de que España es uno de los países de la Unión Europea donde se crean más empresas, existe una gran mortalidad empresarial: “Cada año, más del 9% de las empresas activas en España desaparece y solo la mitad de las empresas sigue viva tres años después de su creación”, según datos de diciembre de 2022 del informe Situación de las pymes en España comparada con la de otros países europeos de diciembre 2022de CEPYME.
Sin embargo, en la Comunidad de Madrid la esperanza de vida de las empresas al nacer continúa siendo algo superior a la media, que, en 2022, alcanzaba los 8,81 años (8,43 en España), según datos de la Consejería de Economía, Hacienda y Empleo. Este hecho es destacable ya que es también la región que lidera la creación de empresas, lo que indica que las pymes madrileñas, gracias a un buen asesoramiento financiero y a la búsqueda de financiación y de soluciones alternativas y también complementarias a las de la banca tradicional, están haciendo las cosas bien.
Y es que, sin duda, tener una buena salud financiera es imprescindible para mantener un negocio a flote y mejorar la capacidad de toma de decisiones, sobre todo en tiempos de incertidumbre o crisis económica. Para ello, es fundamental realizar una correcta valoración de todas las variables que intervienen a la hora emprender, evitando así cometer errores que afecten negativamente al asentamiento y al adecuado desarrollo de la empresa.
Errores y carencias
En este sentido, los errores y carencias más significativos serían los siguientes:
Carecer de experiencia previa
Tanto propia como de los potenciales socios. La experiencia que se pueda tener en actividades similares permitirá que el plan de negocio sea realista y creíble y facilitará a su vez la confianza necesaria a las entidades financieras que ayudarán a las pymes y autónomos a lanzar su negocio y a hacerlo crecer.
Falta de planificación financiera
Uno de los errores más relevantes es lanzarse a abrir un negocio sin un plan financiero sólido. De este modo, muchas empresas no disponen de la holgura de fondos suficientes para conseguir una mayor capacidad y margen de maniobra, tanto para que el negocio arranque adecuadamente como para que se asiente posteriormente. Otro error muy común es no tener en cuenta costes que, al principio, no son evidentes y que pueden desequilibrar el presupuesto. También es frecuente no tener una evaluación de los flujos de caja, ya que es vital prever acertadamente los plazos de cobros y pagos, así como contar con reservas de efectivo para poder hacer frente a cualquier incidencia, o bien para aprovechar las oportunidades de crecimiento. En resumen, el plan de negocio ha de ser completo y consistente en el tiempo.
No investigar el mercado potencial
Muchas empresas invierten en un negocio sin realizar una investigación de mercado profunda. Esto puede llevar a una falta de demanda del producto o servicio a comercializar, o bien a entrar en un mercado saturado. Es crucial entender a tus competidores, los clientes potenciales y las tendencias del mercado antes de invertir los recursos. Para ello, es recomendable realizar análisis de perfiles de potenciales clientes, e incluir una importante partida financiera para estrategias de marketing que atraigan clientes. Y desde una perspectiva más financiera, se debe medir muy bien el margen de beneficio que aporta cada perfil de cliente para cada producto o servicio.
No disponer de un mínimo respaldo patrimonial
Un nuevo negocio o que esté en fase de crecimiento requerirá, además de la financiación necesaria, un mínimo patrimonio de los socios, dado que estos tendrán que avalar la operación con su propio patrimonio. Es importante, además, encontrar un equilibrio entre la financiación externa y los recursos propios, de modo que se pueda mostrar una capitalización suficiente. Por ello, una buena alternativa es acudir a un especialista en pymes, como las sociedades de garantía recíproca (SGRs) de cada región, que valoran todas las necesidades de la puesta en marcha de la empresa. En este sentido, hay que tener en cuenta que los emprendedores y las pymes tienen en general una morosidad más alta que la media, lo que dificulta en algunos casos el acceso al crédito de la banca tradicional. Para eso, las entidades financieras como las SGRs tienen un mayor apetito al riesgo consecuencia de su función, posibilitando el acceso a avales financieros y técnicos en mejores condiciones económicas y de plazos, todo ello sobre la base de conocer exactamente las necesidades de este segmento de empresas, e independientemente de que también requieran el respaldo de los socios.
Estar desprovisto de un ‘plan B’
Si al principio los resultados no son los previstos, se ha de tener la flexibilidad suficiente para reaccionar. Es fundamental tener una visión realista, así como que se contemple un análisis de escenarios (base, optimista y pesimista). Ello permitirá establecer alternativas y planes de contingencia, especialmente en el caso del escenario pesimista, el cual siempre es posible que se pueda materializar si se presentan hechos imprevistos, como una crisis económica o problemas operativos inesperados que puedan acarrear problemas graves y puede que definitivos a la empresa.
No contar con un asesor financiero especializado
Muchas empresas se lanzan a comenzar su actividad sin contar con algún especialista que les guíe en sus necesidades financieras. En la actualidad, existen muchos recursos para pymes y autónomos en términos de asesoramiento financiero. Por ejemplo, las sociedades de garantía recíproca colaboran con las empresas en este terreno cuando se les solicita apoyo, orientándolas también a la hora de conseguir las ayudas públicas que estén disponibles. A su vez, muchos pequeños y medianos empresarios pueden no ser conscientes de los requisitos específicos que puede plantear trabajar, por ejemplo, con las administraciones públicas. En este caso, es importante conocer que éstas exigen normalmente avales técnicos relacionados con el cumplimiento de las obligaciones contractuales.
Tener unas expectativas desproporcionadas
Una expansión del negocio valorada de modo equivocado puede terminar con un negocio previo más pequeño pero rentable. Es decir, hay que tener especial cuidado con que una ambición desmedida pueda terminar con una buena empresa y/o negocio.
Evitar estos errores tan comunes puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un negocio. La elevada involucración de recursos de todo tipo en la actividad que se inicia requiere realizar el ejercicio de valoración expuesto anteriormente. La inversión adecuada, combinada con una planificación cuidadosa y una sólida gestión financiera y de riesgos, debería allanar el camino hacia un fructífero establecimiento y crecimiento de la empresa.