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Altruismo racional: criterios empresariales que salvan vidas

Pablo Melchor es el autor de ‘Altruismo Racional’ y presidente de Ayuda Efectiva, una fundación sin ánimo de lucro pero que se rige con los criterios de una empresa.

Pablo Melchor creo dos empresas antes que la fundación Ayuda Eficaz
Pablo Melchor, autor del libro 'Altruismo racional'.

Verdad que comprar o invertir en una empresa supone siempre un acto de confianza. Por eso, lejos de dejar todo al azar, lo normal es que hagamos un mínimo esfuerzo de comprobación previa que nos garantice, en la medida de lo posible, que ese desembolso que vamos a hacer satisfará nuestras expectativas.

Si esto es así, ¿por qué no nos conducimos de la misma manera cuando decidimos apoyar una causa solidaria a través de donaciones a alguna ONG?

Este es solo uno de los muchos interrogantes que abre Pablo Melchor en su libro Altruismo racional. Por qué podemos ayudar más y cómo hacerlo mejor.

Dicho el título, no parecen necesarias muchas explicaciones para saber de qué va. Una lectura prescindible para quienes no están interesados en la solidaridad, pero muy recomendable para quienes sí lo están y desean hacerlo de forma eficaz, es decir, conseguir más con menos.

Falsos mitos

Entre las razones que pueden llevarnos a concluir que no merece la pena colaborar con alguna ONG, las hay de todo tipo: No tengo dinero para estas cosas; bastantes problemas tengo yo ya; para eso pago los impuestos; qué voy a solucionar yo donando 10€ al mes; también aquí hay mucha necesidad; las ONGs son un negocio y a saber dónde termina el dinero…

En Altruismo racional, Melchor sostiene que “es bueno ser críticos con el mundo de la ayuda” y desenmascarar a posibles farsantes, siempre y cuando ello no sea la excusa para no pasar a la acción y desentendernos de ese mundo. En este caso estaríamos hablando de cinismo.

Lo que es verdad

En respuesta a esos argumentos que paralizan la acción, cuenta también Melchor con una batería de razonamientos con los que pretende sacudir conciencias:

Egocentrismo

En todos los motivos señalados arriba, el protagonista es siempre YO. No estaría mal si, en lugar de poner ese YO en el centro del universo, la pregunta fuese ¿qué puedo hacer yo para ayudar a otros?

De pobres, nada

Claro que en España hay mucho mileurista y muchas familias que tiran de ingeniería financiera para llegar a fin de mes. Pero, el autor de Altruismo racional asegura, que “un español sin hijos con ingresos de 30.000 euros netos anuales tiene un poder adquisitivo mayor al 97% de la humanidad”, ello sin citar servicios como el agua corriente, la luz o la atención médica públicas que se dan por descontados. Cuando nos comparamos con ese 97% en lugar de hacerlo con el 3% restante nos damos cuenta del poder real que tenemos. 

Los olvidados no son noticia

Verdad también que los españoles nos jactamos de figurar entre los países más solidarios –Indonesia, Kenia, Gambia o Nigeria están muy por delante de nosotros en el ranking mundial–, pero las respuesta suele llegar en situaciones de emergencia, momentos en los que donamos de forma compulsiva, dejándonos llevar por las imágenes dramáticas que vemos en los telediarios, las redes… Al final, las ONGs acaban sufriendo problemas de digestión cuando reciben una avalancha indiscriminada de donaciones. 

Frente a estas causas, hay otras menos mediáticas de las que apenas se habla y que afectan a quienes Melchor llama en Altruismo racional ‘Los olvidados’. No son pocos: más de 800 millones de personas en el mundo, según el Banco Mundial, que viven en pobreza extrema –el equivalente a 70 euros al mes–, muchas de las cuales ven morir a sus hijos antes de cumplir los cinco años a causa de enfermedades previsibles, es decir, enfermedades que tienen cura, como la malaria, la desnutrición o la contaminación de las aguas.

No se habla de ellos porque están lejos, porque apenas hacen ruido y porque es una realidad persistente que se repite cada día. Es un problema de escala de necesidad

ONGs buenas, regulares y malas

En cuanto a las ONGs, en Altruismo racional Melchor delega en cada donante el trabajo de seleccionar a las buenas aplicando las mismas exigencias que a cualquier otra organización. Verdad que algunas cobran tal magnitud que terminan dirigiéndose como multinacionales, pero tampoco es ese el problema.

“Lo que distingue a una ONG de otra no es cuánto gasta, sino cuánto impacto consigue por cada euro recibido en donaciones”, afirma, métrica similar a la que en el mundo ‘estartapero’ se conoce como el retorno de la inversión. 

Pablo Melchor, presidente y cofundador de Ayuda Efectiva y autor de 'Altruismo racional'
Pablo Melchor, presidente y cofundador de Ayuda Efectiva.

Del marketing a salvar vidas

Viene a colación el argot emprendedor porque Melchor, antes de ser presidente y cofundador de la Fundación Ayuda Efectiva, montó dos empresas de éxito, por lo que se sigue declarando emprendedor, “aunque ahora sea sin ánimo de lucro”.

La primera empresa la fundó en el año 2000, a la edad de 25 años. Era una agencia de marketing digital que, a los seis años de su creación, consiguió vender al grupo canadiense Nurun, adquirido después por el estadounidense Publicis Groupe.

De aquí pasó Melchor al mundo de la consultoría hasta que la frustración se apoderó de su ánimo y decidió volver a emprender sin saber todavía qué. Aún así, le siguieron en su nueva aventura buena parte de los compañeros de la agencia para empezar a cubrir pizarras con post-it y distintas ideas de negocio.

De esta especie de brainstorming surge regalador.com, el nombre con el que bautizaron su tienda online de regalos originales con la que, paradójicamente, triunfa hoy en todo el mundo con los juegos de mesa Hellofun. A estas mieles ya no llegó Melchor, porque para entonces había decidido salir del mundo de la empresa y adentrarse en el del altruismo. 

El detonante fue la escucha de un podcast de emprendimiento en el que se invitaba a los oyentes a formularse esta pregunta: “¿Y yo, cómo puedo ayudar?”

¿Por qué una fundación y no una empresa social?

Al interrogante le siguió un tiempo de introspección e investigación. Procedente del mundo del emprendimiento e impulsor de dos proyectos exitosos, lo lógico hubiera sido que Melchor conciliase estas habilidades con su afán solidario a través de una empresa social. Por qué no lo hizo así lo explica él mismo:

“Diría que la inversión de impacto o las empresas sociales, en su mayoría, no llegan a hacer bien ninguna de las dos cosas, ni el retorno financiero ni el humano. Prometen que puedes generar beneficios, levantar rondas y, además, cambiar el mundo, pero cuando bajas todo esto a la práctica y lo analizas seriamente, te das cuenta de que son poquísimos los que lo consiguen, sobre todo si quieres ayudar a la gente más pobre del mundo en países remotos”.

Nace Ayuda Efectiva

En estas cavilaciones se hallaba cuando Melchor supo de un movimiento global llamado Altruismo eficaz basado en la evidencia y razonamiento para identificar las causas más efectivas de ayudar a los demás. En la toma de decisiones tienen muy presente la relación coste/beneficio al objeto de impactar en más personas con igual o menor coste.

De esta iniciativa se deriva la Fundación Ayuda Efectiva que Melchor constituye en el año 2020 junto a un grupo de amigos vinculados, en su mayoría, al emprendimiento. Entre otros están François Derbaix, (Indexa Capital), el inversor José Cabiedes, Fernando Trueba o José Luis Vallejo.

Alineado al movimiento internacional, la misión de Ayuda Efectiva es maximizar el impacto positivo de las donaciones que recibe seleccionando y financiando aquellos programas benéficos que ofrecen la mejor relación coste-efectividad.

Las causas que apoyan 

Priorizan en la ayuda a esos más de 800 millones de ‘olvidados’. Aquí, relacionados con la pobreza y salud global, disponen de cuatro programas principales.

Uno se destina a financiar la compra de mosquiteras tratadas con insecticida para proteger a los niños de la picadura del mosquito que provoca la malaria, a 5 euros cada mosquitera y con potencial de proteger a dos niños durante dos años.

Otro es la compra de vitamina A, fundamental para el desarrollo embrionario, el sistema inmune y la vista, al coste de 2 euros la ampolla de vitamina A suministrada a cada niño dos veces al año. 

El tercer programa persigue incentivar la vacunación de los niños dado que muchas veces los padres no lo hacen por no perder el dinero que ganaría ese día de trabajo, además de las muchas complicaciones logísticas y de conservación.

El cuarto programa consiste en la entrega a fondo perdido y sin condiciones de ningún tipo –no a modo de microcréditos– de cantidades que rondan los 1.000 dólares para que cada destinatario lo use a su conveniencia. Asegura Melchor que la tasa de un mal uso de esa suma es insignificante. 

Para aquellos donantes interesados en otras causas tienen áreas complementarias con un programa para combatir el sufrimiento animal y el cambio climático. En todos los casos dan la opción de ayudar con la cantidad y frecuencia deseada.

Al fin y al cabo, como dice Melchor “Creé Ayuda Efectiva para ponérselo fácil a aquellas personas que quisiesen donar sin saber como hacerlo. Es la fundación a la que yo quería donar. 

Los logros

Con los programas citados y en apenas 5 años, Ayuda Efectiva ha conseguido mover más de 3,7 millones de euros impactar en más de 1,2 millones de personas ayudadas y lo más importante salvar más de 600 vidas. Ratios más que encomiables teniendo en cuenta que todo esto lo han conseguido con una comunidad de 3.200 donantes.

A esto se refieren cuando hablan de impacto. Y para aquel que todavía tenga sus dudas saber que cuentan con la organización de Crowe como auditor externo

Altruismo ‘racional’ con criterios emprendedores

Que Melchor se decantase finalmente por la forma jurídica de la fundación en lugar de la de la empresa no significa la renuncia a sus saberes anteriores.

De hecho ha sido el traslado de los criterios emprendedores al ámbito del altruismo lo que ha permitido alcanzar logros como los referidos. Estos son algunos de los criterios que aplica.

Un equipo profesional

Lejos de apoyarse en el voluntariado, Ayuda Efectiva la gestiona un equipo de profesionales expertos en diferentes áreas que perciben un salario mensual por su trabajo. El más bajo es el de Melchor: alrededor de 20.000 euros brutos al año conforme a convenio, aunque sus donaciones superen dicha cantidad.

Visión a largo plazo

Me importan poco los vaivenes del corto. Pienso que lo que estamos construyendo es a largo plazo y esto es algo que aprendí en la empresa”.

Priorización de problemas

Igual que en las startups nacientes, hay que conseguir muchos resultados con muy pocos recursos. “Aquí ocurre exactamente lo mismo y empezamos por priorizar problemas, algo bastante ajeno al mundo de la ayuda pero que es vital.

Retorno eficaz

Se basa en medir para optimizar. El retorno en este caso se mide en vidas salvadas e impactadas por eso financian solo los programas humanitarios, que con una misma cantidad de dinero, salvan más vidas y ayudan a más personas.

La efectividad de sus iniciativas son, según Melchor, “hasta 100 veces mayores que otras elegidas de forma aleatoria. Son altos resultados a bajo coste”.

Foco en los resultados

“A veces, en la ayuda, premiamos las intenciones, pero lo que importa realmente es el resultado en las personas a las que queríamos ayudar”.

Evaluadores independientes

Ayuda Efectiva se apoya en la organización de GiveWell para medir su eficacia.

Se trata de otra ONG internacional con casi dos décadas de trayectoria que dedica alrededor de 60.000 horas de investigación al año para auditar en detalle y de forma exhaustiva y transparente a las organizaciones benéficas más efectivas que mejoran la vida de personas en pobreza extrema para recomendarlas a los donantes.

Es decir, identifica las mejores oportunidades de donación de forma objetiva. Auditan no solo las finanzas, sino también el impacto.

Recurren también a Crowe Spain donde ayudan también a sus clientes a “tomar decisiones más inteligentes hoy, generando valor duradero para el futuro”.

Escalabilidad

Aunque a veces las grandes ONGs se pierden por el camino, tampoco cree Melchor que la solución sea una ONG pequeñita “con cuatro voluntarios en una colina que parece que están reinventado la rueda y hoy necesitan medicinas, mañana comida, al otro escuelas… Hay una capa intermedia muy desconocida que, igual que en las organizaciones empresariales, solo hacen una única cosa, muy bien hecha y a gran escala. Y ahí sí que entran las economías de escala que son posibles solo cuando hay especialización”.

La incertidumbre

Igual que en las empresas, “en nuestro caso es muy difícil conocer con certeza los recursos disponibles”.

Ambición

Aunque dice Melchor que, como emprendedor, nunca le obsesionó demasiado el retorno financiero, al frente de la fundación se reconoce mucho más ambicioso que antes “porque aquí el retorno es humano y cuando veo que hemos salvado 600 vidas, pero que podrían ser 6.000, pues entonces quiero las 6.000”. 

ONGs altruismo racional

¿Por qué habría que leerse Altruismo racional?

Melchor tiene claro que lo que persigue con el libro es conseguir el salto a la acción de los lectores, no como voluntarios sino como donantes, convencido de que el impacto es mayor con la filantropía.

Pero hay más razones para leerse el libro. “Primero, porque si tienes un cierto interés en entender el mundo, tienes que abrir la mente y salir de la burbuja en la que estamos inmersos por las noticias, las redes sociales o nuestro entorno”.

“Segundo, porque una vez que descubres que tienes poder para ayudar a la gente, hacerlo es una de las cosas más gratificantes a nivel personal que puedes hacer en tu vida”. 

En cuanto al motivo, lo puedes hacer porque éticamente te parezca que tienes una responsabilidad moral de compartir tu suerte; por tranquilizar la conciencia; porque quieres dejar el mundo algo mejor que como lo encontraste; religión; educar a tus hijos en valores… “que cada cual elija su motivo, pero hazlo porque lo que importa son las consecuencias y este libro creo que es la guía para hacerlo de verdad”.

El momento no puede ser más propicio teniendo en cuenta que se espera que la ayuda al desarrollo caiga un 50% el próximo año en todo el mundo.

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