Emprendedores: En ‘Adáptate’, tu nuevo libro, hablas del sistema de ensayo-fallo para adaptarnos a cada momento. ¿Hay más opciones que adaptarnos o desaparecer?
Tim Harford: Existe una tercera opción, que es hacer las cosas bien a la primera. Esta es la que la mayoría de la gente cree que tiene. Aunque no es así como funciona el mundo. Cuando la gente piensa que hace las cosas bien desde el principio, obtenemos situaciones como la burbuja o la crisis del euro. Porque el euro fue diseñado para que no hubiera fallo, pero de repente tenemos una crisis y nunca se nos ocurrió pensar qué hacer si algo falla.
EMP: Para crear una empresa, ¿debemos pensar en lo peor y tener un plan para lo que pueda ir mal?
T.H: Creo que muchos emprendedores están demasiado seguros de sí mismos. Pero, en realidad, la clave del éxito de los emprendedores es su capacidad para adaptarse a los problemas que van surgiendo. Así que no creo que puedas empezar un negocio pensando: “Esto va a ir mal, esto va a ir mal…” y tener todas estas contingencias. Cuando llevas un negocio, tienes que estar seguro y analizar si lo todo lo que está pasando son problemas o verdaderas oportunidades.
EMP: Desde pequeños nos enseñan que fallar es malo y se nos corrige en rojo sin a veces plantear alternativas. ¿Crees que se nos educa de tal forma que siempre relacionamos el error con algo negativo?
T.H: En la escuela, siempre había una respuesta acertada y una persona que sabía la respuesta correcta, pero la mayoría de problemas reales no son así, no tienen una respuesta obvia y no hay una persona en la esquina que sepa cuál es la correcta.
Hay un experimento muy interesante de la psicóloga Carol Dweck en el que se pide a un grupo de niños que resuelvan algunos problemas. A la mitad de los niños se les dijo “lo hiciste muy bien, debes de ser muy listo” y a la otra mitad se les dijo: “Muy bien, debes de haber trabajado muy duro”. Después, les plantearon unos problemas más difíciles. Los niños a los que se les dijo que eran muy listos pasaron muchos apuros y pronto desistieron. Pero los niños a los que se les dijo que habían resuelto el problema porque habían trabajado muy duro, pensaron que si fallaban en los problemas difíciles era porque tenían que trabajar más. No sólo lo hicieron mucho mejor en el segundo grupo de problemas, sino que además querían más para poder hacerlo mejor.
EMP: ¿Entonces hay que pensar que todos los errores tienen algo positivo o fijarnos un punto de no retorno después del cual no deberíamos seguir adelante?
T.H: Una de las claves para adaptarse es saber cuándo parar, cuando dejarlo. Somos muy buenos para cometer errores y después seguir poniendo dinero. Pero hay que tener la capacidad para decir, “vale he perdido esta vez, olvídalo y piensa en algo nuevo”. La parte más dura es parar de fallar de la manera adecuada y comenzar a hacer algo totalmente diferente.
EMP: ¿Qué puede aportar tu libro a alguien que está montando su empresa?
T.H: Se trata de un libro divertido que muestra los tres elementos básicos para fallar productivamente. Primero, enseña cómo hacer muchísimos experimentos. Segundo, que los experimentos tienen que ser pequeños. Y tercero, que hay que ser muy decidido distinguiendo los logros de las derrotas.