El 94% de las empresas españolas son microempresas (tienen menos de 10 empleados), lo que a ojos de muchos nos sitúa en una posición de clara desventaja para competir en mercados internacionales. El tamaño importa, y mucho, y España está claramente en desventaja respecto a otros países de nuestro entorno: sólo un 0,7% de las firmas españolas tiene un tamaño medio (entre 50 y 249 trabajadores), frente al 2,6% que representan en Alemania, el país con menos micropymes (83%) de Europa. ¿Cómo afecta el tamaño a la competitividad empresarial?
A perro flaco…
Según un informe del Círculo de Empresarios, las medianas empresas son 1,7 veces más productivas que las micropymes (las grandes hasta dos veces). “Si España tuviera la composición de Alemania por tamaño de empresa, su productividad agregada sería un 13% superior a la actual”, indica el informe.
El tamaño afecta también a la capacidad para salir a mercados de fuera. A pesar de que con la crisis las empresas españolas han mejorado en competitividad por la moderación de los salarios (una realidad que se ha reflejado en el aumento de las exportaciones), algunos expertos tienen serias dudas sobre la capacidad de las empresas más modestas para defender en el futuro el terreno ganado en los últimos años.
[pullquote align=’center’]El 0,7% de las empresas españolas son de tamaño medio, frente al 2,6% que representan en Alemania[/pullquote]Otra lacra fundamental que lastra la competitividad española frente a la locomotora de Europa está en la dificultad de las más pequeñas para acceder al crédito. Y cuando lo consiguen lo pagan más caro. Las españolas abonan hasta 77 veces más por un crédito que las alemanas.
Por si fuera poco, el coste de las cotizaciones sociales de las españolas está entre las cuatro más elevadas de Europa: representan el 8,5% del PIB frente al 6,7% de Alemania (lo que las sitúa una décima por debajo de la media europea). Por cierto, que el número medio de trabajadores de la empresa española es de 97 empleados, en la media de la UE, pero la facturación (22 millones de euros) se encuentra en la horquilla más baja de las europeas (entre 10 y 50 millones de euros). Esto muestra la polarización de nuestro tejido empresarial: unas pocas compañías de gran tamaño, que acumulan mucho empleo y facturación, y en el otro extremo una multitud de microempresas con pocos trabajadores y una baja facturación. Es decir, nos faltan empresas de tamaño medio.
Un nuevo modelo de crecimiento
El Círculo de Empresarios está convencido de que ayudar a crecer a las compañías de menor tamaño permitiría crear “un modelo de crecimiento basado en la exportación y la internacionalización de la economía”.
Para alcanzar ese objetivo, pide estímulos fiscales a consorcios de empresas y clústers de innovación que ayuden a las firmas más pequeñas a coger músculo. Es imprescindible también impulsar la inversión extranjera en nuestras empresas para estimular la innovación y, por supuesto, facilitar el acceso al crédito para impulsar su crecimiento.