Se entiende que una startup entra en fase de escalado -scaleup- cuando dispone ya de un modelo de negocio probado, con tracción suficiente en el mercado y alcanza una facturación mínima y continuada de un millón de euros al año. Se las valora también por tres motivos principales: su capacidad para retener el talento nacional y atraer el extranjero; su impulso a la innovación y transformación de todo el tejido empresarial; y porque, llegado el momento de un exit o una salida a bolsa, acostumbran a reinvertir parte de las ganancias y del conocimiento en el ecosistema, lo que desencadena un efecto multiplicador.
Partiendo de estas premisas, el informe ‘Impacto de las scaleups en la economía de España’ elaborado conjuntamente por la Fundación Innovación Bankinter, Wayra, el hub de innovación abierta de Telefónica y la organización Endeavor, analiza el ecosistema emprendedor de las startups nacionales en fase de crecimiento y el impacto que tienen en el conjunto de la economía del país.
De cuántas empresas estamos hablando
Según datos aportados Antonio Iglesias, director ejecutivo de Endeavor Spain, en España existen alrededor de 3,5 millones de empresas registradas. La inmensa mayoría corresponde a proyectos unipersonales que no generan empleo y se conforman con un crecimiento orgánico. Dentro de la categoría de las tipificadas como startups, habría entre 10.000 y 12.000 empresas y, entre estas, se estima que entre 350 y 400 logran pasar a fase de escalado. El equivalente de las scaleups en el tejido emprendedor sería pues de alrededor de un 0,01%.
Lo que pone en relieve el informe es el enorme impacto que, en el conjunto de la economía española, puede tener esta ínfima representación empresarial.
Para pormenorizar más el estudio, el informe distingue tres categorías dentro de las scaleups:
Scaler: más de 1 millón de euros de facturación media en los últimos 3 años.
Growth: más de 10 millones de euros de facturación media en los últimos 3
años.
Rocket: más de 50 millones de euros de facturación media en los últimos 3 años.
Aclarar también que, aunque los impulsores de la investigación, contactaron con las alrededor de 400 scaleups que calculan que existen en España, solo 91 decidieron participar en el estudio. Conforme a los tipos establecidos, las startups participantes se reparten entre 71 scaler, 14 growth y 6 rockets.
En función de sus respuestas se ha elaborado el informe por lo que no debe entenderse como un fiel reflejo del ecosistema scaleup en nuestro país. Sirva, no obstante, como orientación para saber por dónde van los tiros.
Los datos
Fue Javier Megías, director del programa Startups de Fundación Innovación Bankinter, el encargado de extraer los datos más relevantes del informe en función de los indicadores principales:
Inversión. En conjunto, estas 91 compañías, a día de hoy, han levantado una inversión de 3.200M de euros. En cuanto a las previsiones de cara al próximo año, rebajan las expectativas y hablan de conseguir 2.300M de euros. Dentro de las 3 categorías, las rocket y las growth son las que esperan recibir menos capital, tal vez porque se vean ya sostenibles económicamente.
De dónde procede la financiación. El grueso del capital conseguido proviene de inversores nacionales, sobre todo en las scaler. Conforme se engrosa el tamaño de las rondas, la inversión nacional se reduce.
Facturación. Son compañías que en el año 2019 facturaron en conjunto 1.521,08M de euros. Ya en 2020, el año de la crisis y con el PIB cayendo un 10%, lograron facturar 1.657, 95M de euros. La previsión para el cierre de 2021 es alcanzar los 3.167,67 M de euros de facturación, casi el doble que el año pasado.
Generación de empleo. En este punto, el estudio distingue entre la creación de empleo directo e indirecto. En lo que atañe a los directos, en 2019, estas 91 compañías generaron 8.200 puestos de trabajo. En 2020, no solo no destruyeron empleo sino que generaron más hasta alcanzar la cifra de 8. 700 puestos de trabajo. Las expectativas para acabar el año 2021 apuntan a la creación de 13.330 puestos directos, esto es, un 52,6% más que el año pasado.
Y si es interesante comprobar la repercusión de estas organizaciones en la creación de empleo directo, más lo es el análisis desde la óptica de los puestos indirectos porque el efecto multiplicador es brutal, especialmente en las rocket. Según los datos que se recogen, mientras que una scaler crea de media 41 puestos directos y 48 indirectos y una growth 176 directos y 224 indirectos, en una rocket las cifras se disparan a 801 directos y 67.000 indirectos. Es decir que, en el nivel más alto, por cada empleo directo que crea una startup genera otros 83 puestos indirectos.
Visión sectorial. En cuanto a los sectores que más parecen estar beneficiándose de la situación, destacan movilidad y logística en primer lugar, seguido por la empresas dentro de business and productivity -soluciones a apoyo B2B-, retail, marketing, salud y ecommerce. De cara a los próximos meses se augura un importante crecimiento en materia de ciberseguridad, juegos y entretenimiento o verticales como el real state o el protech, junto a las que ya vienen creciendo.
Análisis territorial. Aquí aparecen las scaleups radicadas en Madrid como claras ganadoras en lo que a facturación se refiere. Le siguen, por este orden, las emplazadas en la Comunidad Andaluza y la Comunidad Valenciana. En cuanto a las scaleups ubicadas en Cataluña, se anticipan en la variable de creación de empleo con unas previsiones mayores que el resto. La justificación que halla Megías es que “tal vez las de Madrid sean más tecnológicas y con menos empleo puedan facturar más”.
La representación femenina. Ninguna mujer figura en las rockets y en todo el ‘mapa’ de las 91 scaleups participantes solo aparecen 18 mujeres liderando el proyecto, bien como CEOs bien con integrantes del equipo fundador. A este gap se refirieron como la gran asignatura pendiente del ecosistema.
Unas sencillas reglas de tres
Con estos datos en la mano, se aventuró Iglesias a hacer unas sencillas reglas de tres para demostrar el impacto tan positivo para la economía nacional que tendría el respaldo a las startups scalers y growth para convertirlas en rocket. Ello que supondría la solución a tres graves problemas de la economía nacional advirtiendo, no obstante, que no había que entenderlas al pie de la letra.
Facturación y el PIB. Teniendo en cuenta que una rocket aspira en 2021 a facturar una media de 400M de euros y que el PIB actual en España está en torno a 1,2 billones de euros, si consiguiésemos solo 30 startups en estadio rocket, el PIB nacional crecería un 1%.
Empleo. Si en este momento la tasa de desempleo en España ronda los 3,5 millones de personas, las rockets consultadas tenían previsto cerrar el ejercicio en curso con la creación de, aproximadamente, 110.000 puestos -directos e indirectos- por compañía. Si el ecosistema lograse disponer de 30 rockets se crearían en conjunto más de 3 millones de puestos de trabajo.
Inversión. Si estas 30 supuestas scalers se convirtiesen en rockets, el año que viene, con la inversión que esperan tener las rokets según el informe que es de, aproximadamente, 130M de euros volveríamos a tener un año récord en inversión.

Los llamamientos
Expuestos los beneficios que reportaría el impulso al crecimiento de 30 startups equivalentes a ese 0,01% del tejido empresarial, las conclusiones que pusieron sobre la mesa los impulsores del informe, artífices también del programa Scaleup Spain Network, son las siguientes:
Cuestión de país: Como país igual deberíamos empezar a plantearnos la enorme importancia de apoyar estas startups en el proceso de escalado en lugar de poner el foco solo en ensanchar la base de la pirámide. Desde su punto de vista, el apoyo al ecosistema se ha centrado más en apoyar el nacimiento de startups que en impulsar la madurez y el crecimiento de las mismas.
Estrategia. El ecosistema emprendedor español de caracteriza por la multipolaridad. Aunque prácticamente el 70% de la actividad la absorben Madrid y Barcelona, conviene mirar a otros ecosistemas nacionales porque disponemos de distintos polos de innovación. El llamamiento resultante es aplicar criterios muy estratégicos a la hora de invertir.
Acabar con la brecha de género por la sencilla razón de que estamos desaprovechando la mitad del talento nacional.
El camino de la inversión. También este debe hacer su recorrido a la madurez y apostar por el crecimiento de los proyectos scalers. Hacen falta más fondos nacionales capaces de acompañar a las startups en sus fases de escalado.