En los últimos años, el pequeño inversor ha ido dejando de lado las acciones de las compañías españolas para orientar sus ahorros hacia índices bursátiles (con el Dax alemán a la cabeza), derivados como los CFD (con comisiones más bajas que las acciones y divisas) y materias primas, oro, petróleo, plata, cobre, etc.
Un cliente experimentado
Internet ha puesto a un golpe de clic todos estos productos y a los inversores que operan online o desde el móvil, un cliente exigente con conocimientos de los mercados financieros y que dispone de toda la información en tiempo real, con análisis de mercados, gráficos sofisticados, etc., que toma sus propias decisiones sin tener que acudir a una entidad financiera. “Están entrando muchos pequeños inversores que conocen bien los mercados. Una cierta élite, pero no por capacidad económica, sino por conocimientos. Hay quienes invierten 200 euros y quienes disponen de millones”, explica Daniel Pingarrón, estratega de IG.
Tienen a su alcance más de 10.000 activos financieros de todo el mundo. ¿Sus productos favoritos? “Índices bursátiles, divisas y CFD, un contrato por diferencias, un derivado financiero con el que se puede invertir en todos los mercados, con posiciones largas o cortas, es decir, al alza y a la baja. Un producto apalancado en el que el cliente invierte un pequeño porcentaje del capital o del valor de ese producto. Por ejemplo, si la acción de Telefónica ahora cotiza a 11 euros, no necesita comprar 11 euros por una acción, sino que puede comprar un CFD con los mismos derechos económicos pagando sólo un 5% de esos once euros, aproximadamente 60 céntimos”, dice Pingarrón.
[pullquote align=’center’]El inversor online es más experimentado, con un perfil de riesgo mayor y que opera con productos de todo el mundo gracias a las plataformas de Internet[/pullquote]Un mercado global
Internet ha democratizado las finanzas. “Hace años cualquier español sería invitado a invertir en las cuatro o cinco empresas grandes del país. Ahora ponemos a su disposición todas las acciones del mundo. Es igual de fácil invertir en acciones de Google o Apple que de Repsol. Prácticamente, con las mismas condiciones. Además, hace cinco o seis años era imposible invertir en materias primas y petróleo. Tenías que sacar el dinero fuera de España, comprar un futuro que valía un dineral… Las plataformas de brokers online permiten al pequeño inversor operar como un inversor institucional”.