Otra batería de medidas para impulsar el consumo y la liquidez a los consumidores y las empresas, pero esta vez con medidas mucho más rotundas que en el pasado. Mario Draghi, presidente del BCE, anunciaba a primeros de mes una bajada de los tipos de interés del 0,25%al 0,15% (los más bajos de su historia). Dinero más barato para incentivar el consumo y acabar con el fantasma de la deflación. Para la mayoría de los analistas, esta rebaja tendrá unos resultados muy tibios debido a que el precio del dinero ya estaba en mínimos históricos.
Tampoco tendrá efectos importantes sobre el precio de las hipotecas, ya que la rebaja es tan mínima que apenas afectará al Euríbor. Sí puede facilitar, sin embargo, el acceso de las pymes a líneas de financiación. No tanto por encontrarla más barata, que también, como por las otras medidas de las que viene acompaña la rebaja: penalización de un 0,10% por los depósitos que las entidades bancarias dejen en las ventanillas de Fráncfort y una inyección de liquidez de 400.000 millones de euros condicionada a la concesión de préstamos, entre otras medidas.
[pullquote align=’center’]Las nuevas inyecciones del BCE serán más laxas en la exigencia de avales a los bancos, pero más duras en las obligaciones de destino del dinero, que debe ir a la economía real[/pullquote]Penalización por depósitos
El BCE cobrará un 0,10% de intereses por los depósitos bancarios que dejen en su ventanilla los bancos europeos. Y lo que es más, aplicará una tasa por el excedente en reserva (lo que supere el 1% del total de sus depósitos, que es lo que estipula el BCE). Los bancos europeos tienen actualmente 32.673 millones de euros. Se busca que haya más dinero en el mercado para el consumo privado y las empresas, aunque al final el resultado podría ser otro bien distinto, pero beneficioso para estas últimas: cuando en 2012 el banco de Dinamarca tomó un medida similar se redujo el precio de su divisa, mejorando la competitividad exterior de sus empresas.
Una inyección de 400.000 millones
Habrá también más dinero en circulación con las nuevas subastas de liquidez por valor de 400.000 millones de euros. Aunque eso sí, para evitar que suceda como en subastas anteriores, que el dinero no llegó al consumidor ni a las pymes porque se destinó a comprar deuda soberana, el BCE condicionará la concesión de estos préstamos a que se justifique en qué se utilizará el dinero.
[pullquote align=’center’]El BCE cobrará un 0,1% por el dinero que le dejen los bancos en reserva, para obligarles a sacarlo fuera[/pullquote]¿Falta de crédito o de confianza?
El tema ahora es cuánto tardarán en reflejarse todas estas medidas en la economía real (el dinero no estará disponible para los bancos hasta septiembre y diciembre). También está por ver si consumidores y pymes están dispuestos a endeudarse más y si los bancos están dispuestos a conceder esos créditos con la misma alegría con que lo hicieron en el pasado. Muchos aseguran que el problema actual de la falta de vigor del crédito no es tanto la escasez de dinero como de demandantes solventes. Eso sí, una buena noticia es que el mayor volumen de liquidez en el mercado está reduciendo la brecha que existía entre lo que que pagaban las pymes españolas al endeudarse (actualmente un 4,77%) y las alemanas (3,54%); en los peores momentos de la crisis llegó a ser el doble.