Cualquier nombre lleva asociadas imágenes personales, culturales o lingüísticas. Según Peter Cheverton, autor de Cómo funcionan las marcas (Nuevos Emprendedores, Gedisa), el nombre de una marca debe ser:
● Singular para tu marca. ¿Es diferente a los nombres de tus competidores? ¿Llama la atención?
● Corto y vigoroso. En el caso de que sea largo, tienes bastantes probabilidades de que tus clientes terminen abreviándolo… y de que la abreviatura no te convenga. Tiene que ser fácil de recordar.
● Incapaz de ser mal deletreado o pronunciado. Una impresión favorable contribuye a que el nombre de tu empresa se haga popular, y viceversa. Hay excepciones: Haagen-Dasz, por ejemplo.
● Consistente con tu marca. ¿Tiene sentido para tu producto… y –esto también es importante– para todas tus líneas de negocio?
● Capaz de abarcar mercados internacionales. Piensa a largo plazo. Puede que ahora tu empresa solo opere en tu país pero, si todo va bien, darás el salto hacia la internacionalización.
● Capaz de ser protegida. ¿Está disponible en la oficina de patentes?
Y si quieres profundizar en este tema puedes ver también nuestro reportaje a fondo sobre cómo crear marcas potentes en internet https://www.emprendedores.es/crear-una-empresa/nombres-de-marcas-en-internet/como-crear-una-marca-potente.