“El 95% de las empresas no están a la altura del siglo XXI”. La frase corresponde a Rodolfo Carpintier, precursor nacional de los negocios en Internet. La pronunció en una entrevista realizada por Emprendedores en 2011, cuando todavía se hablaba de e-emprendedores y de la conveniencia de ganar peso en la Red.
En lo que respecta a los emprendedores, descollaban ya nombres como los Iñaki Berenguer, Bernardo Hernández, Iker Marcaide o Eneko Knörr, entre otros. El problema es que de todos ellos sabíamos porque triunfaban desde Estados Unidos.
Se habían ido allí para aprender del ecosistema y en busca del capital necesario para arrancar un proyecto de base tecnológica que a nuestros inversores, anclados aún en la cultura del ladrillo, les costaba entender. Tampoco los bancos estaban por la labor de abrir el grifo al nacimiento de empresas a las que, a priori, se les vaticina una muerte temprana por aquello de que jugar con la innovación tiene más riesgos que lo que ya se sabe que funciona.

Observadora rebelde
Todo esto lo contemplaba María Benjumea desde su posición de emprendedora y no le gustaba nada. Fundadora de la solución de recursos humanos Infoempleo, le exasperaba ver el pesimismo arraigado en España tras cuatro años de crisis, la pérdida de autoconfianza como país y el hecho de que nuestros emprendedores tuvieran que marchar a EE.UU. para cumplir su sueño.
Convencida de que la crisis era coyuntural y optimista por naturaleza, María Benjumea se propuso hacer las cosas de otra manera. Comprendió que no era solo cuestión de dejar atrás una crisis, sino de transformar todo el tejido empresarial y de crear un nuevo modelo económico basado en la innovación, en la competitividad, la resiliencia y en el talento emprendedor. Sólo así, y remando todos en la misma dirección, podría España afrontar los tiempos de cambio vertiginoso que ya asomaban.
Es entonces, cuando decide abandonar la presidencia de Infoempleo y fundar Spain Startup para difundir desde aquí un doble mensaje: que había llegado la hora de cambiar el chip y aprovechar el mundo de oportunidades que abría la innovación (para los españoles), y que España iba a crear un ecosistema propio como alternativa real (para el resto del mundo).
Para que el mensaje sonara fuerte, creó un altavoz: South Summit, el primer evento nacional que puso a las startups y a los emprendedores en el centro como fuerza motriz del cambio.

De lo viejo a lo nuevo
El primer South Summit se celebró en junio de 2012, en las instalaciones cedidas por Mutua Madrileña. No se llamó South Summit, sino Spain Startup & Investor Summit, puesto en marcha con la alianza original de IE Business School. Se trataba de organizar una competición global entre los proyectos nacionales más innovadores del momento dentro de un ambiente propicio a generar encuentros y sinergias entre emprendedores, inversores, corporaciones, centros de innovación y la Administración.
Para hacer ruido y llamar la atención del mundo, era también preciso captar la participación de grandes emprendedores globales. No valía cualquiera, aunque hubiese que hablar inglés, el idioma en el que se desenvuelven las grandes tecnológicas del mundo.
A raíz de aquel primer evento, todo empezó a quedarse viejo. Comenzamos a hablar de startups, de CEOs, incubadoras y aceleradoras, de pitch, de venture capital y de raras avis de 20 años que, lejos de querer ser funcionarios, lo que les molaba era fundar empresas. “La gente salió del encuentro muy chutada”, recuerda Benjumea.
Inoculado ya el ‘virus’ del emprendimiento, tocaba ahora conseguir que eso fuera a más. En 2014 se pasa la celebración a la plaza de Toros en Las Ventas y se adopta el nombre de South Summit al objeto de abrir el evento a los mercados internacionales del Sur de Europa y Latinoamérica. Ya en 2016, el escenario se queda pequeño y deciden trasladar su celebración al recinto municipal de La Nave, el cual se mantiene hoy como sede principal.

Una evolución vertiginosa
En el gráfico que aparece arriba, puede observarse el imparable incremento de participación de startups en la competición, así como la progresiva internacionalización de las mismas. Se suma a ello el aumento exponencial en la actividad del capital. Pero también el crecimiento del compromiso corporativo es evidente. De los 35 asistentes representando a corporaciones e instituciones iniciales, se pasó el año pasado a 7.000 (físicos y virtuales).
En lo que atañe a las reuniones y encuentros celebrados, también reflejan un crecimiento exponencial, saltando de las 2.000 reuniones one-to-one celebradas en 2017 a las 18.600 (entre físicas y virtuales) que tuvieron lugar el año pasado.
De ‘lujo’ puede también catalogarse el nivel de los speakers y conferenciantes que han pasado por el estrado de South Summit en esta década. En la lista de internacionales figuran nombres como los de Eric Schmidt, presidente mundial de Google, Steve Wozniak, cofundador de Apple, Gwynne Shotwell, de SpaceX, Werner Vogels, vicepresidente de Amazon o Eric Yuan, fundador de Zoom.

Diversificación territorial
Aunque Madrid continúa siendo la ciudad donde se celebra el ‘ fin de fiesta’ de las startups ganadoras entre las cien finalistas elegidas cada año, hace tiempo que South Summit celebra la competición de distintas verticales fuera de la capital española. Teniendo en cuenta el peso que han cobrado otros ecosistemas, ahora es Valencia la ciudad que acoge la competición de startups dentro del ámbito de la Salud y Bienestar; Málaga la correspondiente a Movilidad y Bilbao en Industria 4.0 y Transición Energética.
Asimismo, en 2107 South Summit decidió cruzar el charco al objeto de replicar el evento por Latinoamérica habiéndose celebrado, hasta ahora, en Argentina y Colombia, en 2017; México, en 2018; Bogotá, en 2019 y ya, este año, en Brasil.

El ecosistema por dentro
Y si las cifras acumuladas en los diez años del South Summit resultan espectaculares, más impactante es el cambio operado en las ‘tripas’ del ecosistema nacional, al fin y el cabo, el origen de todo. El estudio que analiza dicha transformación corresponde al Mapa del Emprendimiento, ya por su octava edición, realizado por South Summit e IE University partiendo del número de startups que aplican en cada edición a la competición global.
De él se desprende cada año el progresivo avance a la madurez de nuestros emprendedores. Valgan como referencia algunos de los datos recopilados en el último Mapa. Según este, las startups españolas superan ya los 2,7 años de vida (2,2 en 2019); un 60% de los emprendedores lo son en serie, hecho interesante porque reduce el riesgo de fracaso; un 35% afirma haber protagonizado al menos un exit; el 12,2% de las startups tienen EBITDA positivo; el 45% emprenden por vocación y el 74% de los proyectos españoles cuenta ya con equipos de entre 2 y 10 personas frente a un 17% con plantillas de entre 10 y 50 personas.
Otro aspecto relevante es el que apunta María Benjumea referente al hecho de que, aunque la participación de las startups se haya internacionalizado mucho, “son los proyectos españoles los que más veces se alzan con los galardones”. Por sus filas han pasado casos de éxito como los de Glovo, Spotahome, Jobandtalent, Cabify, Akamon, Streamloots, Amadix, Wallbox, Play Gigas…y muchos más.

Los emprendedores opinan
Para que no parezca solo una cosa de ‘autobombo’, recabamos también la opinión de algunos emprendedores sobre lo que, para ellos, representa el South Summit.
Para Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups, “el South Summit ha sido y sigue siendo el evento más importante de España para los emprendedores. Nos ha dado visibilidad, hemos ganado peso y, lo más importante, ha sido un catalizador para el sector, el pegamento capaz de unir a todos los actores. No me cabe duda de que el South Summit ha sido clave para situarnos donde hoy estamos”.
Y donde estamos ahora es, en opinión de Ramon González, CEO de Robonity, “muy alto en cuanto a talento y ganas de hacer cosas nuevas”.
Por su parte, Alberto Martínez, CEO de Streamloots, startup ganadora en la edición de 2019, recuerda todavía emocionado lo que supuso para el equipo recibir el gran premio. “Lo que nos aportó fue un reconocimiento enorme al esfuerzo y trabajo de años por parte del equipo. Nos ha ayudado mucho a retener y atraer talento. Ya a nivel personal, me quedo con la experiencia. El 80% del beneficio lo hubiese conseguido solo con participar, aunque no hubiésemos ganado”.

El South Summit 2022, en junio
Este año, South Summit retorna a sus fechas de origen eligiendo los días 8, 9 y 10 de junio para su celebración en La Nave de Madrid.
‘Decodificar la complejidad’ es el lema elegido para celebrar su décimo aniversario con el que buscan implicar más a la ciudadanía y hacer la innovación accesible a cualquiera que desee crear y potenciar una idea disruptiva para poner en marcha un negocio.
En esta línea, han programado por primera vez ‘La noche de las ideas’, un evento lúdico con el que se quiere sacar a las calles de Madrid toda la innovación que se está produciendo en nuestro país.
Asimismo, en coherencia con una firme apuesta por la lucha contra el cambio climático, el South Summit de 2022 será el más ecológico y sostenible de la historia, en vías de alcanzar el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un mínimo del 50% antes de alcanzar el año 2030 y el propósito de estar totalmente libres de emisiones antes del año de 2050.

María Benjumea: Ejemplo indiscutible y la mejor embajadora del emprendimiento nacional
María Benjumea es la impulsora de todo este tinglado estartapero, siendo ella mujer y de edad madura, colectivos ambos infrarrepresentados en el ecosistema. “Es que si se quiere, se puede”, es la respuesta que ofrece ella.
La CEO y fundadora de South Summit se ha convertido en referente indiscutible y en una persona muy querida por los emprendedores. Buscando ser más útil que necesaria, ha urdido un plan que es a largo plazo convencida de que el South Summit seguirá estando ella al frente o no.
EMPRENDEDORES: ¿Cuáles son sus principales fortalezas?
MARIA BENJUMEA: Una podría ser haber desarrollado cierta intuición o visión de por dónde van las cosas. Y con mucha ilusión y buscando siempre a los mejores compañeros nos ponemos manos a la obra para conseguirlo. Otra es reconocer mis carencias. De ahí que lo más importante siempre para un proyecto ganador sea el mejor equipo y cuando mas complementario sea, muchísimo mejor.
EMP.: ¿De todos sus logros en estos 10 años, de cuál se siente más orgullosa?
M.B.: De ver cómo ha cambiado el chip de la gente. En 2012, este mundo era prácticamente inexistente y hoy es un conglomerado donde todos somos conscientes de la importancia del otro. Las startups han asumido que necesitan a las corporate para avanzar en el negocio; las corporate han entendido que necesitan la agilidad y la innovación de las startups para su transformación; los inversores han madurado y han perdido miedo a financiar la innovación y la Administración ha comprendido que hay que apoyar a las startups dotándolas con una ley que, aunque con margen de mejora, es única y pionera en Europa. Todos han abierto la mente y es importantísimo haberlos alineado para dar una respuesta conjunta y decidida al tiempo que vivimos, con cambios trepidantes debido a la tecnología y lo digital.
EMP.: ¿Y cómo se consigue conciliar a actores hechos de pasta tan diferente?
M.B.: Teniendo muy claro el objetivo y la firme convicción de que lo que estamos haciendo es importante, algo que trasciende a los intereses particulares en beneficio del país y la sociedad en general. Obviamente, no todos me reciben igual, pero me encanta ver cómo se transforman y cambian de opinión cuando les explicas el proyecto. Creer en lo que haces da mucha fuerza, mucha vitalidad y, casi sin quererlo, eso es algo que irradias y contagias.
EMP.: South Summit logró reinventarse con la pandemia. ¿Cómo recuerda ese año?
M.B.: Con muchos aprendizajes. El primero, y muy importante, fue ver cómo somos capaces de adaptarnos a las circunstancias. Fue maravilloso cómo reaccionó el equipo lanzando los virtual south summit para mantener al ecosistema global conectado. Fue una edición increíble, un éxito en cuanto al producto en el que, además, vendíamos España. Pero me dejó fría. Echaba de menos hablar con la gente mirándola a los ojos, tocarla, tomar una caña…vamos, lo que es el South Summit.
EMP.: ¿Qué retos le quedan por cumplir con el South Summit?
M.B.: Todos, porque este círculo virtuoso tiene que seguir creciendo como hasta ahora.