A la farmacia le acompaña una reputación de rentabilidad y sigue siendo una alternativa de inversión empresarial con bastante seguridad. Aunque, desde la llegada de la crisis de 2008, la aparición de cadenas de farmacias y la reducción de margen por la implantación de los medicamentos genéricos, algunas farmacias hayan tenido que cerrar por no ser viables. Otras, tan solo consiguen mantener a su titular con un sueldo, a costa de largas jornadas y guardias.