Para Alfonso Jiménez Rodríguez, cofundador de Cascajares, empresa especializada en la transformación de productos agroalimentarios que arrancó en 1994 en Dueñas, Palencia, su principal logro en los casi veinte años en el mercado ha sido “internacionalizar la empresa en el momento acertado, haber elegido el momento más adecuado para diversificar el riesgo. Y haber acertado con el mercado en el que hemos entrado. Una cosa es llegar. Otra llegar y que funcione bien. La suerte, es cierto, nos ha acompañado, pero el mérito es de todo nuestro equipo”.
Visto ahora parece fácil, pero “no todo el mundo sabe que nada más empezar casi nos arruinamos. Estuvimos a punto de desaparecer”, reconoce Jiménez. “Y nos salvó un golpe de innovación ante una crisis de distribución”.
Antes de vender capones enlatados los vendían vivos a los restaurantes… “Con 21 años montamos una granja de capones vivos. Al principio vendíamos 100, pero tuvimos tanto éxito que llegamos a tener una granja de 1.000 y era una tarea imposible mantenerlos, así que se nos ocurrió ofrecer el capón entero elaborado…”.
