La Fundación de la Innovación, de Bankinter, dedica uno de sus últimos informes a Competir en tiempos de cambio. En él se analizan los retos a los que se enfrentan las empresas en un entorno, no solo de crisis económicas, sino de profundas transformaciones (mundiales, políticas, tecnológicas, etc.)
Y es que, señala el informe mencionado, “invertir en I+D en épocas recesivas tiene sus ventajas, porque se puede crear una ventaja competitiva frente a otras empresas que no estén optando por la innovación, además de que se puede contratar talento excedente de las empresas que reducen su plantilla”.
Desde el punto de vista de los emprendedores, “pueden aprovechar para conquistar con ideas inno- vadoras a los clientes pequeños que las grandes empresas suelen abandonar para concentrarse en los clientes de mayor volumen y maximizar sus ingresos”. Se suele decir que muchas de las grandes historias de emprendedores sucedieron en épocas de crisis. Y ejemplos de ello no faltan.
Innovar no es lo mismo que invertir en I+D.
Amar Bhidé, de la Columbia University, ha publicado recientemente The Venturesome Economy. En este libro, “defiende la idea de que el crecimiento económico de los países no procede de la inversión en tecnología, sino, principalmente, de su capacidad para innovar”.
Bhidé argumenta que “en la mayoría de los grandes éxitos empresariales estadounidenses de las últimas décadas –como Amazon, Google o Apple–, la tecnología ha jugado un papel crucial , pero la capacidad de innovar y de trasladar un proyecto innovador al mundo real lo ha sido aun más”.
Patricio Hunt, de la consultora Intelectum Consulting, aporta como confirmación el hecho de que “entre 1997 y 2007, las compañías mundiales más innovadoras evolucionaron 10,56 veces por encima del índice S&P500, mientras que las que más invierten en I+D lo hicieron apenas 1,63 veces.”.
Según Hunt, “el mero hecho de invertir en I+D no necesariamente hace que las compañías sean más innovadoras. Se puede hacer sin invertir grandes sumas de dinero en I+D. Ya no hay excusa, ¡hay que innovar!