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Riesgo de recaída en la economía española

La agudización de los problemas financieros en bancos y Estados ha terminado por calar en la marcha de la economía mundial, que se enfrenta a una nueva desaceleración y el ...

21/10/2011  Redacción EmprendedoresNoticias de empresa

Según iba avanzando el verano, las previsiones económicas cambiaban del color azul al gris y ahora parece que ya están rozando el rojo. En pocos meses, la tan ansiada recuperación se iba diluyendo como consecuencia de la crisis de la deuda pública en muchos países desarrollados. Pero ¿cómo ha terminado por afectar tan gravemente la deuda de estos países en la economía?

El efecto mariposa
El germen de esta crisis financiera se sitúa en 2007, con la quiebra de bancos en Estados Unidos. Esta desencadenó una importante desconfianza en los inversores, que acabó por afectar a entidades financieras de medio mundo, ya que no obtenían dinero para recapitalizarse en los mercados y tuvieron que ser ayudadas con dinero público.

Esta sequía de capital se trasladó a las operaciones de crédito de las entidades, que cerraron el grifo a empresas y particulares, pero que sí invirtieron en deuda soberana (estatal). Sin embargo, la afloración de la grave situación de Grecia, acabó por contagiar a otros Estados europeos y la valoración de su deuda. Y los bancos europeos tienen invertidos cerca de un billón de euros en deuda de Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España. Lo que obligará a recapitalizarlos, otra vez, con dinero público.

En el otro lado del frente, los Estados están aplicando fuertes recortes del gasto público para reducir su endeudamiento, lo que se traduce en una menor aportación al crecimiento económico, que unido a una menor disponibilidad de crédito en el sector privado ha terminado por desacelerar las economías.

A perro flaco…
Una situación de bajo crecimiento –con una demanda interna débil y altas cifras de paro– que puede meternos en un bucle del que, hasta ahora, sólo había tres vías para salir: una, inyectando dinero en la economía, en forma de crédito, para activar el consumo y la inversión; otra, que el Estado actuara como dinamizador invirtiendo dinero público o, por último, aumentar las exportaciones. Ahora las tres vías están cerradas.

Redacción Emprendedores