Los datos del último Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) ofrecen una visión donde la iniciativa emprendedora ha acabado contagiada de la mala situación económica que vive nuestro país.
Ya no es sólo el hecho de que descienda hasta mínimos la Tasa de Actividad Emprendedora (TAE), especialmente las iniciativas nuevas de entre 3 y 42 meses de actividad –que caen del 2,8% al 2,1%–, sino que una cuarta parte de los emprendimientos se lanzaron por necesidad; descendiendo hasta el 73% aquellos que se crearon por ver una verdadera oportunidad en el mercado.
OBLIGADOS A EMPRENDER
Una mayor necesidad por emprender que también se observa en el hecho de que el 66% de los emprendimientos fuera de autoempleo (frente al 40,7% de 2009) o de que aumente el número de emprendedores más jóvenes (de 18 a 24 años). Dos claros indicios de las dificultades actuales para encontrar un empleo asalariado.
Pero si se buscan brotes verdes también se encuentran. Por ejemplo, el aumento del porcentaje de población adulta que ha superado los tres años y medio de actividad, que pasa del 6,4% al 7,7%. Un síntoma de que muchas empresas que se lanzaron antes de la crisis económica se están consolidando en el mercado.
También invita al optimismo el repunte del emprendimiento potencial, es decir, el porcentaje de población adulta que tiene intención de emprender en los próximos tres años. Este crece hasta el 6,7% desde el 5,5% de 2009, si bien es verdad que “sólo son intenciones” y que muchos de estos potenciales emprendedores pueden cambiar sus expectativas, está claro que cuanto más afecte la “fiebre emprendedora” a los ciudadanos, más posibilidades habrá de que vivamos, por fin, una epidemia.