En la década de los 80, el profesor y matemático Seymound Papert fue pionero de una nueva forma de aprender desde edades tempranas. Creó uno de los primeros juguetes con programación incorporada (Logo) y usó el término “pensamiento computacional” por primera vez en su libro Mindstorms.
Papert consideraba que esta forma de aprender, a través de la programación, ayudaba a los más pequeños a comprender el mundo que les rodea y desarrollar competencias lingüisticas, colaborativas e imaginativas.
Este tipo de enseñanza, junto a la formación en STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) ha cobrado mayor importancia en la última década, pues aúna estas cuatro disciplinas de manera que propician habilidades como el trabajo en equipo, la resolución de problemas de forma reflexiva, creativa, así como las capacidades comunicativas.
Además, esta forma de enseñanza se utiliza hoy día por su gran poder de desarrollar a personas líderes y competitivas, capaces de resolver los desafíos sociales que se plantean en la actualidad.
STEFANO VISINTIN
Director del Grado en Empresa y Tecnología
de la la UCJC

Uno de los objetivos de la educación es ayudar a las personas a mejorar sus perspectivas profesionales, ya hablemos de alguien joven que se está formando para entrar en el mundo laboral, o quien siga estudiando tras trabajar unos años. ¿Qué competencias demanda el marcado laboral?
Para contestar tenemos que mirar a nuestro alrededor. La vida de hoy es digital y detrás de cada aplicación, tienda o trámite hay personas que trabajan para realizarlo. Son sus conocimientos los más demandados. Si los estudiamos emerge un patrón claro: los profesionales de todos los ámbitos utilizan (y necesitan adquirir) competencias tecnológicas.
Science, Technology, Engineering and Mathematics (STEM) son las palabras que sintetizan los conocimientos que permiten que el mundo funcione así como lo vemos y que las empresas y las instituciones necesitan. Los STEM no son sólo un listado de conocimientos, sino una lente a través de la cual vivimos el mundo, y podemos enseñarlos a todos los niveles. Por ejemplo, empezando a programar en primarias o analizando datos en la educación universitaria.
ENRIQUE PUERTAS SANZ
Profesor de Inteligencia Artificial y Big Data de la Universidad Europea

El pensamiento computacional en la educación consiste en trasladar a las aulas la forma en la que los programadores dan resolución a un problema. La idea es aplicar procesos de pensamiento lógico para lograr representar las soluciones a un problema como secuencias de instrucciones (algo parecido a los pasos de una receta que habría que dar para elaborar un plato).
Áreas en dónde esto puede resultar especialmente útil es en aquellas englobadas en lo que se conoce como titulaciones STEM. Los estudiantes de estas disciplinas se enfrentan a problemas en los que no sólo es importante llegar a una solución, sino saber explicar el camino y los pasos que se han dado para resolver el problema. Contrariamente a otras áreas en dónde la creatividad, la inspiración y la «idea feliz» son parte intrínseca de la actividad desarrollada, en las titulaciones STEM, la creatividad debe ir acompañada de una metodología sistemática y algorítmica para la resolución de problemas, algo para lo que la competencia de pensamiento computacional puede jugar juega un papel muy importante.
JARED GIL
CEO y co-fundador en Nuclio Digital School

«Hace tiempo que la sociedad ha virado a un rumbo mucho más digital. El 92% de los empleados del futuro requerirán de capacidades digitales para poder resolver problemas utilizando una lógica computacional.
Desde 1990 han surgido un 79% de puestos de trabajo relacionados con las disciplinas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Tomando en cuenta este dato, el actual sistema de educación tiene que adaptarse a la nueva tendencia aplicando metodologías que potencien el pensamiento computacional desde las primeras fases de la educación.
¿Cómo? Impulsando la informática, la programación, la resolución de problemas complejos dividiéndolos en más pequeños a través de proyectos donde tengamos que testear nuestras hipótesis hasta encontrar la solución correcta. Obviamente, todos estos conocimientos y metodologías tienen que adaptarse a la fase educativa en la que este el alumno.
Un ejemplo claro es Alemania, donde el 40% de los nuevos universitarios se están matriculando en grados STEM ya que las consideran carreras seguras. En definitiva, el pensamiento computacional es clave hoy en día para la futura actividad profesional, sin importar cuál sea, y una de las maneras más rápidas de adquirirlo, por su metodología intensiva e inmersiva, es con un Bootcamp digital.»
PASCUAL PARADA
Director académico y de innovación de IEBS Digital School

Mis primeros estudios fueron de ingeniería, y en ellos aprendí a programar y a diseñar sistemas computacionales. Pero no sólo eso, sino que, sin ser consciente de ello, también aprendí a organizar mi razonamiento a través de una secuencia lógica de fases llenas de bucles y condiciones como si de un lenguaje de programación se tratase.
De esto trata el pensamiento computacional, de ordenar nuestra forma de razonamiento para lograr los máximos resultados de forma eficiente. Es importante recordar que los procesos mentales consumen mucha energía, y cualquier técnica que mejore la eficiencia del gasto energético mental nos permitirá tomar las mejores decisiones.
El pensamiento computacional se convierte así en una importante Soft Skill cada vez más demanda por las organizaciones que permite mejorar otras como la capacidad analítica de datos, la objetividad o imparcialidad sobre cualquier tema, el pensamiento crítico o la resolución de problemas complejos. Competencia clave en todas las edades, incluidas las más tempranas, donde se puede desarrollar muy fácil jugando con Scratch.
JUAN RIVA DE ALDAMA
CEO y fundador de IMMUNE TECHNOLOGY INSTITUTE

La necesidad de incorporar la tecnología en la educación es una tesis que todos los agentes implicados compartimos. Es más, la cuarta revolución industrial y la aceleración derivada de la crisis sanitaria, han facilitado pasar de las palabras a la acción en muchos centros educativos. Queda mucho por recorrer, pero vamos en la buena dirección.
Ahora bien, digitalizar e implantar nuevas herramientas no se traduce en tener una sociedad capacitada y con las habilidades que exigirá la sociedad del futuro. Es urgente que esta transición vaya acompañada por una formación transversal en skills tecnológicas en todos los niveles.
España necesita formar desde edades tempranas a personas que puedan abanderar el progreso y la competitividad. Y ello pasa por formar, desde la educación infantil, en áreas como programación, robótica, inteligencia artificial o ciberseguridad. Aprovechemos los nuevos modelos como la gamificación para hacer atractivas estas disciplinas. Nos jugamos el futuro de nuestra fuerza laboral, de nuestros hijos y, por tanto, nuestro futuro. La formación tecnológica es la alfabetización de nuestra era.