Imagina que te dicen que puedes tener tu propio ecommerce sin gastar un euro en la compra de productos ni en tener un almacén para guardar stock y además sin perder tiempo en preparar los pedidos. Tú solo te ocuparás de recoger el dinero de tus clientes, porque de todo lo demás se encargará tu proveedor (el dropshipper).
Leído así, podría ser el paraíso para todos aquellos que quieren emprender en ecommerce. ¿Dónde hay que firmar?, dirán muchos. Ya te adelantamos que el dropshipping tiene ventajas, pero también, algunos inconvenientes…
A continuación, analizamos este modelo de negocio con la ayuda de expertos de Shopify, un SaaS de pago mensual, que permite a sus usuarios disponer de una herramienta actualizada constantemente, sin invertir en mantenimiento e ir añadiendo nuevas funcionalidades a través de plugins de servicios disponibles en su app store a medida que va creciendo el negocio.
¿Cómo funciona?
A grandes rasgos, el ‘funcionamiento’ es relativamente sencillo. Imagina que gestionas tu tienda online de, por ejemplo, camisetas o consumibles o libros de historia clásica o… Tu cliente ‘entra’ en tu tienda y compra un producto. Rellena los datos necesarios para la compra y le da al OK final. Tu recibes el aviso de que has hecho una venta. Verificas la corrección de los datos y del pago. Y se inicia el proceso de envío.
El siguiente paso tiene que ver con el grado de sincronización y automatización que tengas contratado con tu dropshipper. Así, el pedido de compra de tu cliente le llega directamente a tu dropshipper. Este procesa el pedido: localiza el producto, lo embala y lo se lo envía directamente a tu cliente, sin que el producto pase por tus manos.
Después está el sistema de pago. Tu cliente te paga a ti y tú pagas a tu dropshipper. Como suele ocurrir en la mayoría de ecommerce, hasta que el pago no se ha efectuado, el producto no sale hacia el cliente. El dropshipper fijará de inicio contigo la forma de pago de sus mercancías, bien por producto vendido, por liquidación diaria, semanal, mensual, etc.
Una última cosa: lo ideal (para agilizar todo el proceso tanto en costes como en tiempo) es que tu dropshipper tenga los productos almacenados en sus propias instalaciones, evitando así a otros proveedores intermediarios. Dependiendo del acuerdo que hayas cerrado con él, empaquetará el producto con tu logo y tu packaging como si lo enviaras tú.
Ventajas e inconvenientes
Hasta ahí, sencillo, ¿no? Y las ventajas están claras de este modelo de negocio:
1. El ahorro de costes. Tal vez, la más importante sea ese ahorro de costes, porque al no tener los productos de tu tienda en tus instalaciones, sino que los tiene tu dropshipper, te ahorras los costes derivados de almacén y gestión.
2. El ahorro de tiempo. Y en la misma línea, tampoco tendrás que preocuparte de todas las tareas relacionadas con preparar y enviar los productos a tus clientes, porque de eso se encargará también tu dropshipper.
3. Un amplio catálogo de productos. Además, por si fuera poco, tener un dropshipper te permitirá contar con un amplio catálogo de referencias y productos que de otra forma te sería imposible ofrecer a tus clientes. Sin olvidar, el transporte de los productos hasta el domicilio de tus clientes, del que también se ocupa tu dropshipper.
Visto todo esto, a ti solo te quedará ocuparte de promocionar tu tienda para captar clientes y hacer crecer tus ventas. Pero, no te engañes: eso no es sencillo.
Ten en cuenta estos ‘pequeños’ detalles…
Falta de experiencia. Dependiendo del nivel de conocimiento que tengas sobre ecommerce y marketing online, tendrás mayores o menores dificultades para vender. En ese sentido, debes ser consciente que para atraer clientes y vender tienes que hacer ruido (SEO, redes sociales, etc.). Es decir, lo mismo que cualquier otro tipo de negocio, en el que hay que invertir tiempo y mucho mimo, sabiendo qué quieres vender y hasta dónde quieres llegar.
Piensa que esa falta de experiencia sobre cómo debe funcionar un ecommerce es lo que marcará o no la diferencia en el mercado frente a otras miles de tiendas online que operan en el mismo sector.
Como el dropshipper entrega a sus clientes –entre ellos, tu tienda– el mismo catálogo de productos, con las mismas descripciones y las mismas fotos, peligra el posicionamiento de tu tienda en las búsquedas de Google –que penaliza el contenido duplicado–.
Café para todos. Teniendo en cuenta el punto anterior, sería importante que pudieras tener cierta autonomía para poder personalizar las descripciones y las imágenes de los productos de tu catálogo y así poder diferenciarte de otras tiendas. Eso dependerá del tipo y del grado de negociación al que llegues con tu dropshipper.
Un simple almacén. Otro ‘detalle’ a tener en cuenta es que tu dropshipper no funcione realmente como tal y sólo sea un mero almacenista o distribuidor a su vez de otros proveedores. En ese caso, tendrás un problema importante en la gestión de la información de producto que tienes en tu tienda. Porque si tu tienda no está conectada en tiempo real con lo que tu dropshipper tiene en su almacén, no sabrás si un producto que te ha pedido un cliente lo tiene o no en stock tu dropshipper. Si no lo tiene, tendrás que llamar al cliente para decirle que no se lo puedes enviar e intentar hacer otra venta o la devolución del importe. Y todo eso te generará una carga de trabajo que no habías previsto.
Desconexión en los pedidos. Puede surgir otro problema cuando intentes vender, por ejemplo, productos de varios proveedores diferentes. Imagina que un cliente te compra tres productos de tres proveedores distintos. En ese caso, no tendrás la posibilidad de agrupar estos tres productos para hacerle una sola entrega. Y es posible que el cliente esté pagando más portes de los debidos (uno por proveedor en lugar de uno por envío), a no ser que pongas los portes gratis y seas tu quien se ‘coma’ esos costes.
En ese caso, perderás dinero cuando te hagan pedidos de diferentes proveedores, porque estarás pagando varias veces la logística. Y al cliente final le causarás trastornos, porque le llegarán pedidos diferentes con transportes diferentes y en horarios diferentes. Eso no ocurre cuando trabajas con un dropshipper que tiene los productos en su almacén y centraliza la gestión de esos pedidos. El problema está cuando ese mal definido dropshipper no cuenta con los productos en su almacén y tiene que gestionar tus pedidos con otros proveedores. La cosa se complica.
¿Y los márgenes? ¿Con qué márgenes comerciales trabajarás? ¿Podrás cambiar el precio de los productos? ¿Y hacer ofertas personalizadas? ¿Y la gestión de las incidencias y de las devoluciones, así como el coste de la logística inversa? ¿Podrás ofrecer la opción de compra contra reembolso? ¿Tu dropshipper te exigirá un pedido mínimo? ¿Te penalizará por no cumplirlo? ¿Cuáles serán los plazos de envío y el sobrecoste cuando los productos procedan del extranjero? ¿Podrás personalizar el packaging? ¿Te asegurará tu dropshipper que no incluirá en tus paquetes publicidad suya? ¿Podrás mejorar las condiciones contractuales con tu dropshipper cuando crezcas en volumen de ventas?
Son solo algunas de las preguntas que surgen cuando optas por utilizar este modelo de negocio. Es importante resolverlas antes de empezar con él.
Validar tu modelo de negocio
Pero, aunque pueda parecer que todo es muy oscuro, el dropshipping es bueno para validar un modelo de negocio nuevo o ya existente, ya que te permite investigar mercado, hacer prueba de nuevos productos, calcular márgenes, buscar nuevos clientes…
En ese sentido, te permitirá saber si tus márgenes y tus ventas son las que habías calculado, sin hacer desembolso inicial en producto. Y si ya tienes una tienda y quieres agregar una nueva línea de producto, al hacerlo por dropshipping tendrás menos margen, pero te permitirá validar esa nueva categoría o el tipo de cliente. Como herramienta de validación y de inicio es muy interesante.
Lo ideal, aseguran los expertos, es un tener mix entre productos en stock propio y otros con dropshipping. Los primeros serán los de mayor rotación que negocias mejor con los proveedores y tienes más margen. Y los segundos, los que no te dan una venta diaria, pero que es residual e interesante para que tus clientes los encuentren en tu tienda.
Y recuerda que un ecommerce con dropshipping sin valor añadido es muy complicado que funcione. La clave está en diseñar estrategias para conseguir tráfico y ofrecer un valor añadido. El dropshipping es bueno para aquellos negocios que ya tienen tráfico y buscan monetizarlo.