En Nostoc Biotech producen humus de lombriz con el que crean un abono para el campo cien por cien libre de químicos, que ayuda a la tierra a regenerarse e incrementa la calidad y el tamaño de sus frutos.
Nostoc ha montado en Peraleda de la Mata (Cáceres) la que pretende ser la mayor planta de lombricultura de Europa. Con esta finalidad consiguieron levantar en plena pandemia una ronda de inversión de 1.5 millones de euros que destinarán a ampliar las instalaciones y su capacidad de producción, pasando de los cerca de 500 kilos de humus de lombriz que consiguen en las instalaciones actuales a 5 millones de kilos al año.
La elección de la pequeña localidad de Cáceres, con poco más de 1.000 habitantes, obedece a la abundancia de ganado y a la climatología de la zona, factores favorables a la cría de lombrices, además de la cercanía con otras parcelas similares para minimizar el impacto económico y medioambiental.

El poder de los microorganismos vivos como abono
El trabajo de Nostoc se enmarca dentro del sector de la bioagricultura, lo que algunos denominan agrotech. Parten de una práctica agrícola antigua, conocida ya por la civilización sumeria, sabedores de la relación entre la calidad del suelo y la presencia de lombrices en el mismo.
Desechadas con el tiempo técnicas como la descrita a favor del uso y abuso de productos fertilizantes y fitosanitarios químicos, llegamos hasta donde hoy nos encontramos, con una degradación absoluta de los suelos y, en consecuencia, de sus frutos.
Para revertir la situación, Nostoc propone el uso de biofertilizantes basados en los microorganismos vivos procedentes del humus de lombriz, preferentemente del tipo Roja de California. Para su obtención se aprovecha el estiércol del ganado como materia prima que luego digieren las lombrices descomponiéndolo gracias a la acción de sus enzimas digestivas y de la microflora presente en su organismo. El papel de las lombrices se limita, pues, a comer y producir una materia orgánica descompuesta que no huele y rica en nitrógeno asimilable, fósforo, potasio, magnesio o calcio. Esto es el humus.
Su modo de acción es inocular grandes cantidades de microorganismos benéficos al suelo y nutrientes importantes. Restablece, así, la flora microbiana natural del suelo; aumenta la captación de nutrientes por la planta; reestructura y reequilibra suelos degradados o exhaustos y protege a las plantas del ataque de patógenos, entre otros beneficios.
En esta línea, Nostoc dispone ahora de dos productos en el mercado: el humus de lombriz, como abono orgánico libre de químicos que se aplica al suelo en la fase de cultivo; y humus de lombriz líquido como un concentrado disuelto y puro para resolver problemas específicos de cultivos como pueden ser la captación del nitrógeno o la solubilidad del fósforo o el potasio.
¿Qué gana el agricultor?
De los beneficios del humus de lombriz para la tierra ya se ha hablado, pero también ofrece muchos atractivos de cara a la rentabilidad que obtiene el agricultor. Lo demuestra un estudio realizado en la Universidad de Almería (UAL) con determinados cultivos, como el pimiento o el tomate. En este se concluye que el uso de este abono orgánico repercute en un incremento de la productividad y calidad de los cultivos.

La apuesta por el crecimiento orgánico
Nostoc Biotech nace en el año 2014 con la misión de transformar la agricultura tradicional en una actividad más sostenible. La fundan Guillermo Herrero, ya con dilatada experiencia en la investigación del humus de lombriz, y Enrique Cat, entonces con 25 años y graduado en Biología y en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN).
Entre ambos, reúnen la suma de 4.000 euros para fundar la sociedad orientada, inicialmente, al agricultor particular, en un modelo B2C. La primera financiación de 250.000 euros les llegó a través de una campaña de crowdfunding realizada con la Bolsa Social en cuyo acción de micromicenazgo participan 81 inversores. Más adelante, obtendrían otros 200.000 euros de distintos business angels.
Con este capital fueron avanzado en la búsqueda de soluciones. En 2015, la startup lanza su primer prototipo de producto, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En 2020, año en el que consiguen levantar la ronda de 1.5 millones de euros, la empresa fabricaba ya cerca de 15 tipos de fertilizantes a base de microorganismos vivos. Nostoc cuenta ahora con una plantilla de 16 personas en el equipo y está en fase de reorientación al modelo B2B con el foco puesto en los distribuidores y otros agentes intermediarios.
La Bolsa Social, participante también de la ronda, justificaba la inversión atendiendo, además de al modelo innovador y su impacto, al tamaño del mercado al que se dirigen; la clara “tendencia de consumo dirigida hacia productos ecológicos” o la existencia de “un marco regulatorio y político favorable”. Aludían así al círculo virtuoso generado a raíz de un cambio en los patrones de consumo que ha terminado por impactar en toda la industria y la cadena alimentaria.
Ahora, Nostoc quiere crear su planta de lombricultura gigante, pero no está en sus planes acudir a nuevas rondas, al menos por el momento. Prefieren crecer de forma orgánica ganando clientes y generando sus propios recursos. Primero en el mercado nacional, el principal productor de agricultura ecológica en Europa y donde consideran que todavía les queda un trecho antes de dar el salto al exterior, posibilidad que contemplan abordar en 2023.
«Cajamar es el banco de los agricultores»
Además de las fuentes de financiación ya referidas, Nostoc ha recurrido también al apoyo de Cajamar Caja Rural , entidad de la que son clientes casi desde el origen. Consideran, como dice Enrique Cat, que Cajamar “es el banco de los agricultores, la entidad que siempre les ha acompañado, la mejor capacitada para valorar la aportación de las distintas innovaciones al campo y la que mejor entiende las necesidades de sus profesionales·.
Los elogios no se limitan a la perspectiva económica, sino que también se extienden a la aportación de la entidad al conocimiento y la innovación del sector con instalaciones tan valiosas como la Estación Experimental de Las Palmerillas, uno de los centros tecnológicos de referencia en agricultura y donde Nostoc ha tenido ocasión de testar y experimentar soluciones. “Mi opinión es que ha hecho mucho por la agricultura en general y por la región en la que operan, en particular”, concluye Cat.