A veces, fusionarte con tu competencia más cercana es una fórmula interesante para lanzar un proyecto emprendedor. Es el caso de Balam Agriculture, una compañía dedicada a la innovación agroalimentaria que surge en 2021 como el resultado de la unión entre dos compañías con más de 25 años de experiencia en el sector, Galprago y CBH.
En palabras de su CEO, Pablo Vega, la fusión entre ambas empresas se produce porque los socios “identificaron varios procesos de integración en el mercado. Éramos los máximos competidores en la mayoría de proyectos, por lo que tenía sentido”. De aquí surge Balam Agriculture, una unión enfocada a convertirse en “una empresa de algo más de entidad, invertir en nuevas zonas geográficas y nuevos cultivos, que es donde entendemos que puede estar el desarrollo, así como en la internacionalización del modelo”, explica este emprendedor.
Para conseguirlo, Balam Agriculture ofrece una amplia variedad de soluciones, tanto en el ámbito fitosanitario y el asesoramiento a agricultores, las actividades más tradicionales de las empresas originarias, como en la transformación de fincas. “A día de hoy, cerramos proyectos a nivel integral, llave en mano, en los que tocamos todas las fases de la transformación de una finca, y el posterior seguimiento en el cultivo”, sobre todo en cultivos leñosos, como el olivo o el almendro.
La innovación, eje central para Balam
“En una escala del 1 al 10, la innovación tendría una importancia muy cercana al diez”. Esta afirmación del CEO de Balam Agriculture define a la perfección el componente tecnológico de la compañía. Cuentan con departamento de I+D, en el que trabajan unos diez profesionales, que llevan a cabo múltiples líneas de investigación, algunas financiadas por la Unión Europea con importes superiores a los 30 millones de euros.
Nuevos productos fitosanitarios que se adapten a las nuevas normativas, herramientas hídricas que permitan utilizar el agua más eficiente… “Trabajamos en muchas líneas, pero siempre tratando de mejorar la rentabilidad del agricultor, que es nuestra filosofía y principal objetivo, aportarle formas de trabajo distintas que mejoren su eficiencia y su producción”, explica Vega.
Además, Balam Agriculture ha creado hace pocas fechas un hub de innovación, el Rural Innovation Hub, un proyecto en el que ha colaborado Grupo Cooperativo Cajamar para unir a universidades, multinacionales, centros de investigación e instituciones para abordar los retos de futuro del sector agroalimentario. “Pretendemos que varios operadores del sector tengamos un punto común para desarrollar innovaciones”, apunta Vega sobre la iniciativa.
Las claves para triunfar innovando en el sector agroalimentario
Aunque las empresas que se fusionaron para dar origen a Balam Agriculture tenían su sede en la provincia de Córdoba, el ámbito de actuación de la compañía se extiende por toda la península, a través de sus sedes en Barrax (Albacete), Talavera de la Reina (Toledo) y Beja (Portugal), además de estar trabajando en varios proyectos internacionales en Francia o Italia. Y, aunque el mercado internacional es un gran atractivo para Balam Agriculture, Vega reconoce que ahora mismo no es la prioridad de la empresa. “Tenemos en mente consolidar la fusión y desarrollarnos en el mercado nacional, pero no perdemos de vista la internacionalización del negocio”, afirma.

Así, los planes de la marca pasan por duplicar las cifras de negocio de las dos compañías en un periodo de cinco años, lo que supondría rondar los 80 millones de euros anuales de facturación, por los cerca de 40 que la compañía facturará este año. “Es un objetivo ambicioso, y debemos conseguirlo mediante la expansión geográfica como con cultivos en los que ahora mismo no somos referencia, como el cítrico, el aguacate, los frutos rojos…”, asegura el CEO de Balam Agriculture, que considera que la meta es factible, teniendo en cuenta el buen momento por el que pasa el sector.
“Innovar en el sector agroalimentario está siendo muy fácil para nosotros, porque la cuenta de resultados del cliente que decide innovar le está acompañando. Los resultados económicos de las transformaciones son espectaculares. Por eso, cada vez hay más fondos e inversores particulares interesados en el sector por su alta rentabilidad”, afirma satisfecho. Además, “no es lo mismo innovar en otros sectores que hacerlo en uno como el agroalimentario, cuando sabes que la población mundial va a seguir creciendo, la necesidad de alimentos va a ser cada vez mayor y hay necesidad real de producción agrícola”.
No obstante, siguen existiendo desafíos interesantes que pueden frenar la innovación agroalimentaria. Para Vega, el más importante es el choque con la agricultura tradicional. Y, aunque explica que estos cultivos ya jamás podrán competir en términos de costes de producción, todavía hay hueco para diferenciarse en el mercado “atendiendo a otros factores, como los métodos de producción, paisajísticos o de sostenibilidad”.
En esta tarea, Grupo Cooperativo Cajamar se posiciona como una entidad clave en la actividad de Balam Agriculture, tal y como reconoce Vega. “Es uno de nuestros proveedores financieros más importantes, y es una entidad cuyo ADN va con la agricultura y el desarrollo agroalimentario”. En este sentido, y aunque el sector está siendo atractivo para todas las entidades bancarias tras la pandemia, “el que golpea primero golpea dos veces, y hay entidades como Cajamar que, al haberse preocupado siempre por el sector, han tenido la capacidad de situarse en sitios donde el desarrollo está siendo increíble”.