La idea de negocio era preparar platos cocinados saludables y de alta calidad, entregarlos en el domicilio de los consumidores en un plazo breve de tiempo y mantener inalteradas todas las propiedades y el sabor al recalentarlo en el microondas. Se pusieron manos a la obra.
El producto mínimo viable lo realizaron en su propia cocina, la misma que compartían con otros tres estudiantes en un piso de Madrid. Ellos serían, además, los responsables de emitir o no el aprobado de los guisos. Superada la prueba, el reto siguiente era envasar y conservar los alimentos correctamente. Esta fue la primera inversión, comprar una pequeña envasadora con los 180€ que consiguió Efrén Álvarez tras su paso por el concurso de MasterChef.
Necesitaron tres meses de pruebas hasta dar con el concepto de Cook&Chill (cocina en línea fría) que consiste en cocinar el producto, envasarlo aún caliente y bajar rápidamente su temperatura para minimizar la reproducción de microorganismos. El sistema no era válido para todos los platos así que a otros le aplicaron la técnica de envasar en frío y después pasteurizar la comida. Recibieron los primeros pedidos y ellos mismos asumieron la logística para recabar información directa del consumidor.
Viraje empresarial
Producto logrado pero imposible emprender un negocio desde la infraestructura casera. Efrén Álvarez abandona su trabajo como auditor en PwC y Andrés Casal, el otro socio, deja su cargo como responsable financiero en una empresa textil. Entre ambos consiguen reunir 50.000 € para comprar maquinaria, incluida una envasadora de 9.000€, y alquilan una nave cercana a la M30 de Madrid. Aquí es donde pasan ahora la mayor parte de su tiempo preparando platos bajo la premisa de que serán recalentados en el microondas. “Calculamos el efecto de este electrodoméstico en sus propiedades para así mantener al máximo las cualidades organolépticas del producto”, dice Andrés.
Métricas
Otra de sus prácticas es calcularlo y medirlo todo, que para algo estudiaron Administración y Dirección de Empresas. Se rigen por lo que en francés se denomina mise en place, es decir, realizar todo el trabajo con antelación “lo que permite a la cocina tener la mayor parte de elementos de un plato listos y solo terminar la cocción del producto principal antes de emplatarlo”. Esto lo aprendió Efrén durante sus prácticas en un restaurante de alta cocina.
Para confeccionar los menús se sirvieron de una encuesta realizada en google docs, menús que renuevan cada semana en su web. Adquieren los alimentos en un supermercado de calidad mediana; cada plato, de 5,80€ de media, contiene una ración de 500 gramos, aguanta en la nevera 10 días y requiere pasar por el microondas para alcanzar la cocción perfecta. Los pedidos, de un mínimo de 20€ para ser trasladados, pueden realizarse hasta las 12 de la noche de los miércoles y la entrega única se efectúa los domingos entre las 6 de la tarde y las 10,30 de la noche, aunque habitualmente estrechan la franja a dos horas.
Como una madre
Han perfeccionado el packaging y se han desentendido de la logística, que delegan en una empresa de transporte en frío, para centrarse en lo que de verdad les interesa: “cocinar con el cuidado de una madre y la técnica de un restaurante de alta cocina”.
Reciben ya pedidos de toda España y aunque llevan funcionando sólo unos meses confían en alcanzar este año una facturación de 120.000 €.