Sus amigos y mecenas les suelen aconsejar que no se definan como el Blablacar de los migrantes. Sería como ponerle puertas al campo, es decir frenar la escalabilidad del proyecto, si la cosa al final funciona. Así que, de momento, se definen como “un servicio gratuito de coche compartido (carpool) y mensajería entre Europa y África”. Hablan de migrantes porque no se trata de personas que abandonan sus propios países para establecerse en otros extranjeros, sino de un simple traslado desde el lugar en que se habita a otro diferente.
La idea surge a raíz de una necesidad, la de Augustín Ndour, y de su encuentro en Granada con el periodista, editor y desarrollador de aplicaciones, Gustavo Gómez. Nacido en Senegal, Augustin llegó a España en el año 2000 y trabaja en Cáritas como voluntario con emigrantes y gente necesitada. También a Gustavo le preocupaban los emigrantes, “por la fortaleza que muestran al abrirse camino en lugares tan diferentes a su tierra de origen. Así entablaron amistad y empezaron a preguntarse qué podrían hacer para ayudar a esta gente. El resultado fue TerangaGo, una aplicación que conecta a ciudadanos europeos y africanos para compartir coche y gastos de viaje. Al servicio convencional de un BlaBlaCar en sus orígenes, suman ellos el de paquetería. La aplicación fue desarrollada por la Facultad de Informática de la Universidad de Granada.
El servicio, que se ha probado ya en versión beta, será lanzado oficialmente a comienzos de año. El primero en estrenar la ruta Granada-Senegal fue Augustín Ndour, con motivo del bautizo de su hijo, lo que le sirvió para testear la aplicación, corregir errores e implementarla. El viaje de 4 días, con paquete de cuna incluido, le resultó por 250€, mientras que, en caso de haber viajado en avión, hubiera rondado entre los 500 y los 600 €, con bultos aparte.
Enfoque también turístico
Ser mayor de edad y disponer de papeles legales, son dos condiciones imprescindibles para registrarse en el sitio web. “Hay que ayudar, pero dentro de la ley”, bromea Augustin. Pero, además de atender una necesidad, pretenden dar al negocio un enfoque turístico, para los interesados en conocer destinos africanos y a la inversa. “En un viaje de 4 días, la gente tiene ocasión de hacerse amigos y es una buena manera de desembarcar en un país que desconoces”, observa Ndour.
El proyecto empezó a fraguarse hace dos años y ha sido reconocido con un premio internacional de Ouishare, la mayor organización mundial de economía colaborativa. También ha sido respaldado por el centro Unesco de Andalucía que patrocina una producción audiovisual que recoge un viaje entre Granada y Dakar. Para solventar asuntos legales y traducir la web, Teranga Go organizó un crowdfunding que les permitió recoger en pocos días el dinero necesario. A él se unieron casi un centenar de mecenas que colaboraron en la campaña. “Saltar de 2 a un centenar de personas nos dejó estupefactos”, dicen. Ni Gustavo ni Augustin han dejado sus correspondientes trabajos, pero sí han contratado ya los servicios de una profesional para que se dedique al proyecto a tiempo completo.
En cuanto a la monetización, en principio, el servicio será totalmente gratuito, aunque saben que pronto tendrán que articular alguna vía de cobro para hacer sostenible el proyecto. La más probable es el cobro de comisiones cuando sumen una comunidad importante, aunque el compromiso es destinar los beneficios que obtengan a organizaciones de ayuda a la integración de emigrantes o para aquellos que deseen retornar de manera voluntaria a sus países de origen, tarea que será supervisada por un comité. Claro que, antes, se pondrán un sueldo y garantizarán el mantenimiento del servicio que, a veces, les lleva a soñar ya con Nueva York.