A una emprendedora madrileña, Raquel Carrillo, se la ha ocurrido subastar en Internet de artículos vintage. Su empresa, a punto de arrancar, se llama Vintage Pop y, según cuenta Carrillo, “nace del auge de productos con un sello de melancolía, muy difícil de encontrar en el mercado”. “Aunque inicialmente está destinado a un cliente profesional especializado en el sector de la moda y el espectáculo o coleccionistas, el uso de Internet provoca que se extienda al público general”, añade.