Cuando su hija cumplió dos años y pesaba mucho para llevarla en brazos, vio un dispositivo elaborado en Suecia que permitía a las personas con minusvalías mantener su postura. Después de contactar con la empresa de bioingeniería que había diseñado el sistema, McDonald desarrolló una silla de paseo para su hija. Y esta fue la simiente de Shonaquip. “Empezamos sin capital y lo que hemos ganado lo reinvertimos en la empresa, que ya cuenta con más de 50 empleados (muchos minusválidos). Esperamos cerrar 2009 con unos ingresos totales superiores al millón de euros”, añade. Shonaquip y McDonald han sido galardonadas con una decena de premios al emprendimiento.