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Desde su oficina en la Karl Marx Alee, esta licenciada en Publicidad nacida en Caravaca de la Cruz (Murcia) se define a si misma como una abrepuertas para los empresarios ...

18/08/2010  Redacción EmprendedoresIdeas de negocio
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Desde su oficina en la Karl Marx Alee, esta licenciada en Publicidad nacida en Caravaca de la Cruz (Murcia) se define a si misma como una abrepuertas para los empresarios españoles en Alemania y los alemanes en España. Y como muchos otros de sus colegas de aventuras por el mundo, también Raquel parecía predestinada a acabar fuera de España. Su ciudad natal le quedaba pequeña. Después de una corta etapa como administrativa, al terminar sus estudios volvió a la universidad para diplomarse en turismo y luego ya no paró de viajar. “Hice cursos en Oxford y Cambridge y me fui dos veces a Alemania, entre el 2003 y el 2005, con dos becas, a Göttingen”.

La ventaja española

Cuando se le pregunta por qué acabó instalándose en Alemania, responde que “porque conocí ahí a mi marido, que aún no había terminado su carrera, y también porque las expectativas no eran buenas en España”. Lo que es posible que sea apenas una excusa. Es evidente que siempre le ha gustado vivir en el extranjero. Por eso en 2006, ya con la idea de dedicarse a las Relaciones Públicas para empresas alemanas y españolas en los dos países, un nicho en el que había cierto recorrido para hacer carrera, se decantó por Berlín, “una ciudad con muchas posibilidades en el campo de las RR PP. España es uno de los países de la UE a donde más se dirigen las empresas alemanas, que en buena parte de los casos tienen su sede en la ciudad”, asegura.

Como, pese a los cursos en Göttingen, Raquel aún no dominaba el alemán decidió buscarse primero un empleo para irse soltando. “Encontré trabajo solo un mes después de llegar, haciendo prácticas en una firma administradora de fincas para propietarios españoles en la ciudad (que, por cierto, son bastantes) y, al mismo tiempo, asistía a cursos de alemán para poder trabajar en mi campo: las RR PP”, explica. Unos meses después empezaba sus primeras prácticas.

Mejor en compañía

“Cuando me sentí segura, en 2009, monté mi agencia”. Para dar un servicio alemán a sus clientes españoles se asoció con una agencia local, precisamente aquella en la que empezó a trabajar en el sector. La única queja que tiene Raquel es el trato recibido en la embajada española: “Les envié hace un año varios e-mails explicando lo que hacía y preguntando si sería posible que me invitaran a algún acontecimiento, con el fin de presentarme. Ni siquiera recibí respuesta”.

Redacción Emprendedores