«Siempre quisimos tener un proyecto en común y cuando la maternidad llegó a nuestras vidas encontramos un nicho de mercado que decidimos aprovechar. Ropa artesanal, a la antigua usanza pero con esencias, tonos y formas renovadas. En definitiva, decidimos crear lo que no encontramos en el mercado», explican Mónica y Cristina, amigas desde la infancia que decidieron crear una línea de ropa infantil. Al principio lo compaginaban con su trabajo en el sector de la construcción, pero a los pocos meses Casilda y Jimena ya requería su atención a tiempo completo.
Al planteárselo al principio más como un pasatiempo que como un proyecto empresarial prescindieron de un plan de negocio y de un estudio de mercado. Se trataba símplemente de hacer ropa para niños de forma artesanal por encargo. Al ver que las prendas gustaban, fue cuando se plantearon crear una tienda online y vender por ese canal. Poco tiempo después empezaron a ver interés de tiendas multimarca especializadas y ampliaron la línea de producción, siempre manteniendo la calidad de los materiales y de la fabricación, hecho en España. Ahora mismo además de un showroom propio venden en 25 tiendas en España, Portugal, Reino Unido y Holanda.
«Tenemos un abanico muy amplio, pero a grandes rasgos los productos tienen un precio medio alto. La artesanía, que es nuestro punto fuerte, encarece el producto pero aporta el valor diferencial. La calidad es nuestra máxima», cuentan las emprendedoras. Les llevó un tiempo encontrar a artesanas que confeccionaran la ropa, aunque con el tiempo han conseguido crear un equipo de personal cualificado.
Hasta la fecha cuentan con una facturación acumulada de 580.000 euros y para el próximo ejercicio preveen un incremento del 40%. Su idea es continuar con su expansión tanto en España como por el resto de Europa, siempre manteniendo la calidad que caracteriza a su firma.
