Aunque reservamos restaurantes, vuelos, hoteles o coches de alquiler por Internet, muchos otros sectores que funcionan con servicios de reservas no parecían adaptarse bien al entorno online. Es el caso de la belleza o el bienestar, un mercado que en España mueve más de 6.000 millones de euros al año y con más de 100.000 centros. «La idea surgió cuando a uno de los socios le dolía la espalda y no pudo contactar con su fisioterapeuta porque estaba de vacaciones. No sabía cuándo iba a volver ni la disponibilidad que tendría cuando volviera, así que empezamos a trabajar en una agenda online donde los profesionales pudieran mostrar sus horas libres, para que sus clientes pudieran pedir cita sin tener que llamarles», cuenta Pablo Lago, cofundador y director ejecutivo de Bucmi.
Es un sistema similar al de El Tenedor, pero aplicado al sector de las peluquerías, spas o centros de estética. ¿Poca innovación? Quizá, pero al no existir nada similar en el mercado el hueco era enorme y detectaron que existía una necesidad latente. Bucmi consiste en una agenda a la que tienen acceso tanto los profesionales como sus clientes, y que se va actualizando cada vez que alguien realiza una reserva. Su modelo también es similar al de otros portales de reservas online: cobran una comisión del 12% por cada reserva y una suscripción mensual a los centros por usar el software de gestión de citas.
Los inicios siempre son complicados, y para esta startup no fue una excepción. «La principal dificultad fue conseguir que los profesionales empezaran a utilizar Bucmi para gestionar sus reservas. Para ello centramos todo nuestro esfuerzo durante los tres primeros meses en conseguir que 20 salones de primer nivel de Madrid empezaran a usar el servicio. Una vez conseguido, captar a los siguientes cada vez resultó más fácil». Ahora trabajan con más de 400 centros de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao.
Bajo el amparo de Wayra, la aceleradora de startups de Telefónica, Lago invirtió 100.000 euros junto con Javier García, director tecnológico de la empresa. Diseñaron y programaron el primer prototipo de Bucmi y empezaron a comercializarlo incluso antes de tenerlo terminado, lo que les ayudó a conocer mejor las necesidades reales del sector. Otra de sus estrategias son las ofertas pactados previamente con los establecimientos si se reserva a través de su plataforma y también han llegado a acuerdos con otras empresas como Renfe o Vogue con vales de descuento para captar clientes. Durante su primer año han facturado 150.000 euros, y su objetivo es superar el millón para el segundo año.