Harto de sufrir como cliente los abusos de una compañía con la que tenía contratado un suministro, Pablo Rabanal decidió crear un servicio online en el ámbito de las reclamaciones. Nace así en 2012 reclamador.es, una plataforma online de servicios legales de reclamaciones que ha evolucionado su oferta de servicios desde el ámbito aéreo a las reclamaciones de banca (cláusula suelo, hipotecas multidivisa, gastos de formalización de hipotecas…), laborales, accidentes, fiscalidad, negligencias, etc. Así es como, dentro del sector legaltech, la empresa ha defendido ya los derechos de 130.000 clientes sin tener que moverse de casa y sin asumir costes iniciales, dado que sólo pagan cuando ganan.
Que la solución es oportuna lo ponen de manifiesto datos como el millón y medio de pasajeros nacionales que se ven afectados al año por incidencias en el sector aéreo (retrasos, cancelaciones y overbooking), y unos 2,5 millones de maletas con problemas (daños, demoras o pérdidas). Además, según un informe de la Comisión Europea, las compañías aéreas indemnizan sólo al 2-4% de los afectados, en el 20% de los casos ni responden a las reclamaciones y en el 50% incumplen el derecho de asistencia (comida y alojamiento). “Así pues, se trataba de un sector con una enorme seguridad jurídica, parametrizable y escalable”, afirma su CEO. Las mismas variables observaron luego en el resto de los segmentos en los que fueron adentrándose, como el de las reclamaciones bancarias. “El 97% de las hipotecas de nuestro país son a tipo variable y, de ellas, un tercio , aproximadamente, contiene cláusulas suelo que, según la jurisprudencia, es una cláusula abusiva y que los bancos deben devolver. En total, la cifra estimada de afectados por estas cláusulas es de en torno a 3 millones con una indemnización media de 8.000 euros”, argumentan.
Inversores de primer nivel
Al potencial del proyecto, se suma el bagaje del fundador de El reclamador. Tras una breve estancia en IBM y BNP Paribas, Pablo Rabanal empezó como productor y distribuidor de cine en una prestigiosa empresa. Más adelante, montó con un socio el brazo de retail de Bwin desde cero (llegando a ser su CEO), desarrolló el plan de negocio de una startup tecnológica (o2c) y constituyó una joint venture con el grupo inglés Future Films, cuyo objetivo era la captación de inversión privada para productos audiovisuales en España. Tras la experiencia adquirida, en 2012 monta reclamador.es, reconocido el mejor proyecto en la edición de ese año del Campus SeedRocket y recibiendo por ello una primera inversión de 100.000€ por parte de los mentores. “Obtuvimos un gran reconocimiento profesional que nos permitió tener acceso a una red de inversores de primer nivel”, dicen. Se refieren a inversores de la talla del fondo Cabiedes & Partners, la red de inversores Faraday, Francois Derbaix , Yago Arbeloa (presidente de la AIEI) o Carlos Blanco (ITnet), entre otros. La compañía contó también con financiación de Enisa y apoyo de Emprendetur.
Del equipo inicial de 3-4 personas que empezaron con Pablo Rabanal, la plantilla cuenta ya con más de 80 empleados. Desde su creación, reclamador.es ha multiplicado su cifra de negocio de forma exponencial pasando de una facturación simbólica de 250€ en 2012 a los 2 millones de euros facturados el año pasado. Las previsiones para este año hablan de duplicar la cantidad (3.5-4M). “Hay otra métrica importante en reclamador, aclaran-ya que nuestro negocio depende mucho de los plazos judiciales, y es cuánto dinero hay en “espera” de esos plazos que ya estamos gestionando. A cierre de 2016 la cifra era de casi € 6 millones en honorarios”.
Cobro a éxito
El modelo de negocio es a éxito. “No cobramos por adelantado. Solo cobramos, si ganamos, un porcentaje del dinero que recuperamos. Así pues seguimos el modelo No win, no fee con lo que no hay riesgo para la persona que reclama. El conocimiento de los casos y la automatización de los procesos hacen que el porcentaje de éxito sea altísimo. En el 98% de los casos las reclamaciones se ganan con reclamador.es. Si pierde el caso, reclamador.es asume los costes del proceso”, aseguran. Además del “uso intensivo” de la tecnología, otro de los elementos diferenciados que destacan es la forma en la que se relaciona con sus clientes. “El mundo jurídico es muy complejo. Por eso, la compañía cuenta con un equipo que entiende las necesidades de los usuarios y les ayuda a defender sus derechos hablando el lenguaje de la calle. Buscamos que reclamar sea sencillo, transparente y cómodo para el cliente”.