Los tacones no casan demasiado bien con la arena de la playa, el cesped u otras superficies irregulares. La idea y el mercado estaban ahí delante, pero a nadie se lo ocurrió desarrollarlo. Al menos no en España. «Teníamos constancia que si existía en el extranjero, pero sólo se venden por Internet y los costes son considerables. Al fabricarlo en España podemos ser muy competitivos con el precio», asegura Eduardo Bueno, cofundador de esta empresa que fabrica unos tapones que protegen los tacones de los zapatos.
Vieron que existía en otros países y decidieron fabricarlo aquí y registrarlo como modelo de utilidad (un tipo de patente). Para ello invirtieron 18.000 euros y en julio de 2012 ya estaban vendiendo al público. Su principal canal de venta es su página web, aunque su estrategia no para ahí. También están entrado en el sectro nupcial, en empresas de organización de eventos y celebraciones, donde poder ofrecer su producto.
En sus primeros diez meses de trabajo han facturado 20.000 euros y esperan doblarlo para cuando termine 2013. «Nuestros planes a medio plazo son introducirnos en puntos físicos de venta al público y llegar a acuerdos con grandes superficies», cuenta Bueno, que tampoco descarta la internacionalización del producto en Latinoamérica.
